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Jueves, 21 de octubre de 2004

MOMENTOS DE CAFE TACUBA, AL DERECHO Y AL REVES

15 caminos

Luego de dar cátedra en el Quilmes Rock, la mejor banda de rock latino del mundo pasó por Rosario y Córdoba, y este fin de semana reincide en Buenos Aires. Esta mini temporada argentina ocurre, nada menos, en el año del decimoquinto aniversario de su primer show. Por eso, el movedizo Sizu Yantra y el cerebral Joselo Rangel repasan historias ocurridas durante la conformación de una entidad musical viva, siempre en movimiento.

ENTREVISTA: ROQUE CASCIERO
FOTOS: NORA LEZANO

1. Gira y da vueltas
Sizu Yantra: Joselo y yo nos conocimos porque estudiábamos en la Universidad Autónoma Metropolitana. Ya nos habíamos visto, porque cada uno tenía su grupo, pero fue ahí donde decidimos juntarnos. El primer grupo que hicimos se llamaba Alicia Ya No Vive Aquí y era algo totalmente diferente a Café Tacuba: queríamos tocar como Love & Rockets, los Smiths, Violent Femmes... Esas eran las influencias.
Joselo Rangel: Mi hermano Quique también estuvo en Alicia. Después de unos meses decidimos hacer otro grupo, Café Tacuba, con otra alineación y otro tipo de asunto. Teníamos una caja de ritmos, y éramos Quique, Rubén y yo, más otro amigo, Beto, que tocaba los teclados. Todos nos dedicábamos más a otra cosa y el instrumento era un divertimento. A Emanuel (Del Real) lo conocimos por amigos de Quique. Nosotros no teníamos tocadas programadas sino que, si estábamos en una fiesta, decíamos: “Ah, tenemos un grupo”. Y si nos invitaban a tocar, sacábamos los instrumentos y tocábamos. Era muy simple: caja de ritmos, guitarras acústicas, bajo. Emanuel nos escuchó en una de esas ocasiones. Y fue así que la primera vez que tuvimos un concierto programado, con flyers y boletos, Emanuel ya era parte del grupo.
2. Primer ensayo
S.Y.: Algunas de las canciones que habíamos montado con Alicia, como María y Las persianas, sobrevivieron hasta Café Tacuba. Entonces, la primera vez que estuvimos los cuatro en un ensayo, se las enseñamos a Emanuel. En realidad era nada más pasarlo bien, no teníamos planes para ponernos a estudiar música ni hacer de esto nuestra vida.
J.R.: La primera vez que ensayamos fue en el cuarto de Quique y mío, en casa de mis padres, entre las literas (cuchetas). Podíamos ensayar en un lugar muy chico y no teníamos volumen alto porque no teníamos baterista sino una Yamaha R17 conectada a un amplificador. Aunque no recuerdo si teníamos ampli...
S.Y.: Para las guitarras no había amplificador.
J.R.: ¿Cómo sonaba la caja?
S.Y.: En un ampli. Teníamos una consolita y unas cositas.
J.R.: Quique tocaba tololoche, que es un contrabajo artesanal que compramos porque no era tan caro. No sonaba nada bueno... (risas).
S.Y.: Nosotros nos lo imaginábamos, más bien.
J.R.: Yo tenía una guitarra acústica y sonábamos ahí. Cada dinero que entraba, lo invertíamos en equipo, en pastillas (micrófonos) para hacer sonar el contrabajo y esas cosas.

3. El gran debut
S.Y.: Fue bastante divertido, porque el público nada más estaba constituido por mamás, tíos, primos, sobrinos y amigos. Fueron dos sábados seguidos...
J.R.: En un lugar que se llama El Hijo del Cuervo. Es un bar que ha pasado por diferentes etapas, y en ésa había grupos que tocaban. Parte del trato que hacías con el lugar era que ellos te daban boletos y tenías que venderlos. Había anuncios, pero ellos no hacían gran cosa. Nosotros fuimos quienes vendimos los boletos y quienes hicimos los volantes.
S.Y.: Era un momento de boom del rock mexicano, cosa que hacía varios años que no pasaba, generado a partir de que grupos argentinos y españoles eran programados en la radio, las disqueras editaban los discos en México, había lugares donde tocar y había un movimiento. Entonces, eso se empezó a abrir a los grupos mexicanos y nos ayudó bastante. Después de El Hijo del Cuervo, pasamos a Disco Bar 9, que era un lugar básicamente gay, pero donde tocaban grupos de rock. Estaba La Ultima Carcajada de la Cumbancha,donde pasaron los grupos de esa época: Santa Sabina, Maldita Vecindad, Los Simples Mortales, nosotros... Había mucho movimiento.

4. Ahora sí
J.R.: En esos lugares que mencionó Rubén empezamos a hacer ruido: varios críticos y gente que estaba en el rock empezó a interesarse por nosotros. El primer concierto importante a todo nivel fue cuando tocamos con Mano Negra y Maldita en Angela Peralta, un anfiteatro al aire libre en Ciudad de México, en 1990. Mucha gente que conocía a Maldita o a Mano Negra no nos había visto ni oído, por más que se hablaba de nosotros, y en ese momento la gente se enteró de quiénes éramos. Maldita tenía disco y contrato, nosotros éramos el grupo nuevo. Estábamos dentro de la misma onda, pero haciendo algo completamente diferente. A partir de eso empezaron a llamarnos de festivales y demás.

5. Hola, Gustavo
S.Y.: A finales de 1990, Gustavo Santaolalla estaba grabando a Maldita y fue a escucharnos en un concierto al aire libre porque había oído hablar de nosotros. Cuando terminamos se nos acercó y nos dijo: “A ver qué podemos hacer para grabar”. Y nosotros: “Ah, pues sí, a ver qué podemos hacer” (risas). En realidad no hicimos nada, todo llegó. Un año más tarde, Gustavo invitó al director de la Warner a vernos. Y el hijo de este hombre era medio fan de Tacuba. Fueron a escucharnos y les gustó bastante.
J.R.: Durante ese tiempo nos llegaron cinco propuestas, pero nos decíamos: “Esto no es real, es gente que está diciéndonos que va a firmarnos para grabar, pero no se ve como algo real”. Por otra parte, firmar un contrato implicaba dedicarnos a esto y tener que dejar otras cosas a un lado. Como que esto seguía siendo un hobby que estaba superbien y que daba para hacer cosas creativas, pero cada quien tenía trabajo, escuela, cosas que seguían siendo importantes. El grupo tomaba más tiempo y daba más satisfacciones, pero pensar en un contrato era dar un gran salto. Entonces, ese contrato debía ser algo que nos abriera muchas posibilidades de hacer cosas. Incluso cuando fue el presidente de Warner no nos dábamos cuenta de lo que realmente estaba pasando y lo que nos estaba ofreciendo. Nos enteramos poco a poco y dijimos: “Ah, no, pues sí, esto es real”.

6. En estudio
S.Y.: Fue muy emocionante llegar por primera vez a un estudio profesional y empezar a trabajar. El lugar quedaba en el sur de la ciudad y era bastante agradable. Nos divertíamos hasta en las horas muertas, era algo totalmente nuevo para nosotros.
J.R.: Todos los grupos mexicanos de esa época tenían equipos de trabajo argentinos. Gustavo había hecho un disco con Neón, los dos primeros de la Maldita, algo con Jaime López, una canción de Caifanes... Y todos los ingenieros de sonido, de luces y managers argentinos empezaron a trabajar con grupos mexicanos. Cuando Gustavo se nos acercó, nos enseñó lo que estaba haciendo para Maldita Vecindad, un grupo que nos gustaba mucho, y al escuchar el disco nos dimos cuenta de que sonaba bien, que estaba en nuestra onda. No veíamos a Gustavo como el productor famoso, no era así. Pero nos enseñó la música que había hecho con Arco Iris y otros grupos que había tenido, y vimos que había conexión, porque a él le interesaba cierta cosa de raíz que nosotros queríamos hacer.
S.Y.: Las canciones que grabamos eran las que tocábamos en las fiestas, nunca fueron pensadas para ser parte de un disco. Cuando surgió la oportunidad, ni siquiera nos lo cuestionamos. Dijimos: “Estas son las canciones que vamos a grabar, son las que tenemos”.

7. Café Tacuba, el disco
J.R.: El disco se tardó mucho, o al menos así lo sentíamos nosotros. Sentíamos que lo habíamos grabado dos años antes de que saliera, aunquefueron sólo unos meses. Cuando se terminó la mezcla en Los Angeles, dijimos: “Ya vamos a hacer la presentación del disco”. Le decíamos a toda la gente que iba a salir el disco, pero se retrasaba. No sabíamos todo esto de los tiempos de las disqueras, que te dicen que si eres un artista nuevo no tienes que sacar el disco a fin de año. Ahora ya lo tenemos incorporado y ya sabemos cómo va a ser, pero tuvimos que aprender todo el manejo. Que si queremos salir de tal manera en las fotos y que ellos dicen que tiene que ser de tal otra, que si queremos hacer el arte... Rubén es diseñador gráfico, tenía todo hecho, y había que lidiar con todo el aparato político. El proceso de sacar el disco fue emocionante, pero al mismo tiempo había cosas en las que teníamos ganas de hacer o trabajar, y nos lo complicaban. Cuando el disco finalmente salió y hubo una explosión no nos sorprendimos, porque sabíamos que ese público estaba ahí. Pero la disquera no lo sabía. Nos decían: “¿En serio ya vendieron las 30 mil copias?”. Eso lo cambió todo, porque desde ese punto ya teníamos que estar en el grupo al ciento por ciento.

8. Las venas abiertas
S.Y.: Nuestra primera salida a América latina fue un viaje a Santiago de Chile en el í93. Y fue positiva, porque estaba el precedente cuando salió Re y nos fue muy bien.
J.R.: Todo el mundo nos decía que la Argentina estaba muy difícil. Recuerdo que en una cena después de un concierto, alguien de la disquera nos dijo: “No, está bien su grupo, pero creo que para el tercer disco ya los van a aceptar”. Yo me quedé helado, pensando: “¿Cómo para el tercer disco? Nosotros estamos trabajando, estamos al cien con este de ahorita”. En el momento no lo entendí, me enojé, pensé: “¿Qué te pasa? Trabajá el disco ahorita”. Pero a lo mejor es parte de la escena que existe aquí, con grupos que tienen varios discos y una tradición de música.

9. Re
S.Y.: Cuando empezamos a hacer Re nos dimos cuenta de que tomaba un rumbo más ecléctico y Gustavo entendió que el concepto era un disco bastante diverso. Cuando salió, nadie lo agarró. En México tuvimos muy malas reseñas, todo el mundo decía: “Ah, Café Tacuba ya se fue a la mierda”. En los conciertos nos bajaban, nos tiraban cosas para que nos fuéramos...
J.R.: Gritaban el nombre del grupo siguiente...
S.Y.: Pero empezó a irnos bien en Santiago de Chile. Y de regreso de allí, en Colombia, en Bolivia y... en México. Pero fue un año después de la salida del disco. De alguna forma ya nos había pasado con el primero, porque cuando salió casi todo nuestro público de ese momento nos dio la espalda. El sonido del disco no ayudó a que pudiéramos conservar ese público, pero vino otro. Entonces, todo el tiempo íbamos cambiando de público, así que ya estábamos acostumbrados cuando sucedió con Re. Por eso no le dimos demasiada importancia, aunque sí nos dolía que nos bajaran del escenario.

10. Avalancha de éxitos
J.R.: La idea era trabajar en canciones propias que ya teníamos, pero eso de a poco quedó a un lado y surgió una necesidad de agarrar canciones de otra gente e interpretarlas a nuestro modo. Queríamos hacerlo todavía más corto de lo que fue, con la idea de que funcionara como un disco de transición, pero fue muy exitoso. Era un disco que desde que lo oías, decías: “Ah, pues, tiene algo”. Era muy para tocarse en vivo y nos dio la oportunidad de hacer la gira más larga y más consistente que hemos hecho en América latina: dos meses tocando casi todos los días. Estuvo muy bueno.

11. Esta sí que es Argentina
S.Y.: Hijole, es muy difícil elegir cuál fue nuestro mejor show aquí. Los que hicimos en Dr. Jeckyll en la época de Avalancha fueron muy buenos, pero cada show ha tenido lo suyo. Por ejemplo, los de La Trastienda, cuando presentamos Revés/Yosoy: hasta ese momento no nos había sucedido que la gente cantara los estribillos instrumentales.
J.R.: Y sentíamos que así tenía que ser, era una sensación buenísima que estuviera sucediendo eso. En general hemos aprendido a no dar nada por hecho y siempre nos sorprende lo que sucede con el público argentino. En el Quilmes Rock del 2003 nos quedamos pensando: “Ah, sí, sí les gusta”. Fue darnos cuenta de que aquí había mucha gente que nos escuchaba. En este tiempo es muy difícil saber cuánta gente escucha a las bandas por todo el rollo de Internet y la piratería, porque cada uno llega de distinto modo a las canciones. Nos sucede en México, también. Con Revés/Yosoy, la compañía nos decía que no vendíamos discos, pero tocamos en el Zócalo y había 70 mil personas. Y esa gente tiene nuestros discos, porque canta, baila y está ahí. Por eso fue bueno que sucediera lo del Quilmes, para saber que hay una comunicación, un diálogo con mucha gente en la Argentina, más allá de cifras de ventas y todo eso.

12. Revés/Yosoy
S.Y.: Cuando mostramos el disco, la cara de los directivos de la disquera fue peor de la que cualquiera puede imaginarse, porque sólo les llevamos Revés... (risas). Fue muy divertido, aunque el momento fue tenso. Viajamos a Nueva York, a las oficinas de Warner y, conforme pasaban los temas, se les descomponía más el rostro. No esperaban un disco instrumental. Les mostramos cinco canciones y nos decían: “Ah, está bien, ¿y la voz?”. Llegamos al acuerdo de que les íbamos a dar un disco con canciones, por eso entregamos Yosoy, con composiciones de la época en que estuvimos con Avalancha. El acuerdo fue bastante bueno, porque pudimos darle salida a ese trabajo creativo que teníamos en el tintero, pero también pudimos defender el proceso creativo de Revés. Ese disco lo hicimos de modo muy natural, sentimos que era lo que necesitábamos hacer en ese momento. No queríamos dar lo que la compañía estaba esperando sino satisfacer nuestras necesidades creativas del momento.
J.R.: De alguna manera fue una reacción contra estar expuestos, algo para lo cual no hay forma de prepararse. Tener una vida pública, tener éxito o fracaso: vives para arriba y para abajo todo el tiempo... Y todo eso necesita formas de salir. Recuerdo que había veces en que yo no aguantaba las giras. Buscábamos formas de salir de eso; lo odiábamos y lo amábamos, vivíamos un amorodio todo el tiempo. El disco fue crear a partir de eso qué nos pasaba. Y así seguimos, por eso estamos aquí.

13. Vale Callampa
J.R.: Durante el 2001 nos tomamos un año sabático y, cuando nos juntamos a trabajar en el 2002, traíamos las tres formas de composición y trabajo que habíamos desarrollado hasta entonces: proponer las canciones que hizo cada uno, trabajar una idea a partir de una jam session (como trabajamos en Revés) y hacer versiones de canciones de otros (como en Avalancha). Durante el proceso de montaje poníamos un tema de cada una de estas formas, hasta que surgió la idea de traer canciones de (los chilenos) Los Tres, un grupo que nos gusta: ni siquiera pensábamos en un disco, quizá sólo iba a ser para tocar las canciones en vivo, pero eso nos servía para que el proceso de montar canciones fuera divertido día a día. Para Cuatro caminos sí hicimos muchas más canciones que las que quedaron. Y entre esas estaban las de Los Tres. Entonces, cuando comenzamos a platicar con la compañía sobre usar distintos productores y demás, surgió la idea de sacar un disco antes, porque se veía que Cuatro caminos iba a tardar más. Entonces decidimos hacer Vale Callampa: sólo cuatro canciones, salir a tocarlo un rato y ya. Que era lo que pensábamos hacer con Avalancha, aunque terminó siendo otra cosa.

14. Cuatro caminos
S.Y.: Fue lo que seguía dentro de nuestro proceso, después de sacar Revés/Yosoy como disco de canciones propias. Teníamos ganas de hacer algo mucho más espontáneo, tal vez quitarle la sofisticación a la que pudimos haber llegado en Revés y volver a algo mucho más simple, directo. De ahí la idea de tocar con un baterista, lo que lo haría mucho más inmediato desde el hecho de poder ensayar enseguida, sin tener que estar programando ritmos.

15. Sonidero futuro
J.R.: Desde que tocamos en el programa Unplugged de MTV, cada vez que cambia el director de Warner México cosa que sucede cada un año y medio nos dicen que quieren publicar esa grabación como disco. Debe ser porque la gente compra mucho la versión pirata. Así que hay conversaciones para publicarlo, pero son las mismas conversaciones que tenemos desde hace casi diez años.
S.Y.: Lo que sí sabemos es que vamos a tocar hasta que termine el año y que el próximo nos juntaremos para hacer el siguiente disco.

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