Jueves, 25 de noviembre de 2004 | Hoy
JUANCHI BALEIRON HABLA SOLO, POR PRIMERA VEZ, DESDE LA SALIDA DEL BAHIANO
La polémica había bajado hasta niveles imperceptibles, pero la reaparición del ex cantante de la banda en una entrevista levantó otra vez la temperatura. Aquí, el ahora cantante (siempre guitarrista) de la banda dice lo suyo: despedida telefónica, un manager y una computadora menos, memorización de letras, cuidado de garganta, nuevo disco. Y una sensación...
ENTREVISTA Y TEXTOS:
JAVIER AGUIRRE
FOTOS: NORA LEZANO
No sólo los pingos
se ven en la cancha, también los Pericos. La continuidad de la banda
luego de una inesperada partida de su cantante-cara visible, el Bahiano, tuvo
su saludable forja en escena: gira por México, Perú y Ecuador,
shows en varias ciudades argentinas y uno muy celebrado en el reciente festival
Quilmes Rock. Allí se vio y escuchó, además del conocido
paso del guitarrista Juanchi Baleirón a una doble función de cantante-guitarrista,
una firme y saludable cohesión grupal. Que se sumó a la histórica
identidad de vitalidad y candor de la marca Pericos. Pero también hubo
reestructuración de las plumas (verdes) para adentro. Desde que, ya hace
ocho meses, el Bahiano anunciara que se iba después de 17 años
de carrera y hits, los siete Pericos vivieron de todo: se enojaron, hicieron
terapia, reflexionaron, discutieron la posibilidad de incorporar un nuevo vocalista,
decidieron que lo mejor era que la voz surgiera desde dentro de la banda, se
presentaron en vivo con Juanchi en el micrófono, reacomodaron funciones
y roles, sólo dieron entrevistas grupales para fortalecer su nueva imagen
de equipo sin frontman que acapare la atención, y evitaron exteriorizar
cualquier sentimiento negativo. La pasada semana fue, sin embargo, intensa.
Incluyó una entrevista al Bahiano en la revista Viva el domingo 14 y
unas declaraciones de Juanchi frente a alumnos de la escuela de periodismo TEA
el lunes 15, que luego tuvieron eco en radios y varios sitios de Internet (El
Acople, Rolling Stone edición argentina).
Ahora, después de todo eso, Juanchi se permite hablar por primera vez,
solo.
Haber tocado en vivo y con buenos resultados, ¿bajó un poco
la temperatura que había quedado en la banda desde la salida del Bahiano?
Sirvió para demostrar quién es Pericos. La temperatura es
la que corresponde a cualquier ruptura sentimental, musical o laboral. Quedamos
un poco aturdidos por el cambio, lo elaboramos y salimos adelante. La bronca
fue combustible, porque después de la confusión llegó la
claridad. Resolvimos la cuestión con actitud y sin ningún parche
externo. Nos lastimamos, pero la carne se cerró con la misma carne, sin
parches. Si hubiéramos buscado un cantante externo la cosa no habría
andado. Fue todo muy natural y todo anduvo bien. El clima interno está
renovado, con amor a la música y al grupo, y todos nos levantan el pulgar.
Hay muchos casos en los que, si se va el cantante, la banda se diluye. Si vos
tenés un líder que se va, se acaba la banda. Pero acá no
había líder; sólo se fue el cantante, así que la
banda sigue estando. Siempre fuimos una banda y seguimos siéndolo.
La ida de Bahiano no fue precisamente armónica...
Las separaciones no suelen serlo. El dijo: Me bajo, me voy.
Lo que no nos habría generado ninguna bronca, porque es lógico
que después de tantos años alguien se sienta cansado y quiera
hacer otras cosas. Pero nos enojamos porque no hubo ningún encuentro
cara a cara. Nos hizo pensar que él ya llevaba tiempo pensando en irse.
Fue un momento difícil, 17 años que se cortaron en seco. El decidió
bajarse y no lo vimos nunca más. No sólo no hubo planeamiento
de despedida, ni idea alguna de show de despedida, sino que ni siquiera hubo
despedida personal, ni ocasión de hablar cara a cara. Sólo un
llamado telefónico. El la hizo como pudo, como le salió. Nos llamó
a mí, a Marcelo y a Diego; le dejó un mensaje a Willy, y a los
demás ni siquiera eso.
Pero, ¿estaba todo mal con él desde antes?
Viéndolo a la distancia, sí. Es lo que pasa si tenés
algo que decir, pero no lo decís... Habíamos tenido un par de
charlas para organizar el año, planear fechas y un nuevo disco. Ahí
tuvo oportunidades de hablar, pero no dijo nada. Y una semana después
llamó para avisar que se iba. Sibien él ya estaba distante, o
no la pasaba bien en los shows, fue una sorpresa. No se esperaba esa decisión.
Pero lo más traumático fue la forma. Además, también
se fue su hermano (Pablo Hortal), que era nuestro manager, sin decir nada. El
Bahiano aunque sea nos llamó. El otro, ni siquiera: se llevó la
computadora y chau. Hasta pareció una movida planeada, de tan repentina.
Fuera de lo humano, ¿quedaron cuestiones pendientes?
No, no había contratos, así que ya está. El ahora
está tocando en fiestas de 15 con una banda, y toca todos los temas de
Pericos. Y lo puede hacer, está todo bien. Los temas son de las dos partes.
Nosotros también tocamos temas de Pericos. Estamos todos contentos. Nuestro
deseo es que los Pericos estemos contentos, que el público de la banda
esté contento, y que el Bahiano esté contento.
¿Qué balance hacés de tus primeros meses como cantante
de Pericos?
Cantar fue más un reflejo que una decisión muy analizada.
Fue efecto contra efecto: ¿no hay cantante? Bueno, canto yo. Y sobre
la marcha fui puliendo cosas que tienen que ver con el oficio de cantar. No
sólo se trata de estar afinado y en tiempo, que es lo lógico de
un cantante, sino también de la presencia. Como Pericos viene de tener
un cantante con un perfil muy alto, muy arriesgado y con un timbre conocido,
el desafío para mí era saber en qué lugar ponerme para
generar algo: no ser una estaca clavada, pero tampoco convertirme en un coordinador
de viaje de egresados en Bariloche que se la pase arengando: ¡Vamos,
chicos!. El público de Pericos necesitaba un cantante espontáneo
y con actitud, más que con uno u otro color de voz. Por suerte todos
me mandan la mejor. Pero yo soy muy autoexigente.
¿Esperabas que algún día fueras a cantar?
No. Alguna vez había fantaseado cómo sería hacer
algo para mí, un disco íntimo, cantando yo, pero nada más.
Hasta que surgió esta situación, que fue como una patada que te
saca para adelante. Soy la voz de los siete, pero no repito lo que se daba antes;
el cantante con mucha exposición, imagen, y con cierto despegue en relación
con los demás integrantes. Objetivamente, en cantar hay mucha responsabilidad;
la presión lógica que uno se mete. No es tan simple. Por suerte,
como durante 17 años fui guitarrista de la banda, tengo un buen balance
entre los dos roles. Tengo un pie en cada lado, que es mi lugar en la banda.
Es fundamental sentir que ocupo mi lugar, y no el lugar de otro.
¿Ahora te cuidás la voz?
Cuando giramos por México estuve un poco tenso, porque eran diez
shows en veinte días. Pero todo anduvo bien, era sólo una cuestión
mental. La paranoia de estar cumpliendo una función a la que no estaba
acostumbrado. Pero me estoy cuidando, sí, trato de no exponerme al frío,
ni zarparme con la comida o la bebida.
¿Tuviste que aprender letras que creías saber?
Las letras son un tema. En general no las sabía del todo, sólo
tenía frases sueltas, así que hubo que aprenderlas. Usé
un show que estaba grabado en el Protools, al que le bajaba la voz, y cantaba
encima de punta a punta. Me grababa, lo escuchaba, corregía... me puse
las pilas. También empecé a estudiar canto. Y todo eso sirve.
A veces escucho a otros grupos y digo: Yo me enrosco tanto y hay muchos
a los que con la actitud y la personalidad les alcanza. Pero no quiero
desatender la modulación, ni la afinación... tal vez sea lo que
me quedó de oreja de productor.
¿Hay canciones con las que no te identificás para cantarlas?
Sí, Párate y mira, todos los que tienen que ver con el raggamuffin,
o los más rapeados... No me veo cantándolos de punta a punta.
¿La guitarra te hizo alguna escena de celos?
Por el momento, en los shows estoy tocando un poco menos la guitarra;
priorizo la voz. Willy ahora toca mucho más; y tanto él como Horacio,Marcelo
y Diego hacen coros; así que nos estamos reacomodando entre todos. Y
sonamos muy compactos, con mucha armonía humana y contención.
Somos todo ganas, empuje y actitud. Es rock and roll. Aunque hagamos reggae.
EL FUTURO DE PERICOS De a poco ¿Se verá
en el futuro de Pericos alguna transformación? Algo que no se hubiera
dado si todo hubiese seguido igual... |
JUANCHI,
EL PRODUCTOR
Oído inocente Desde antes, pero
también en simultáneo, con su paso al frente del escenario
de Pericos para ponerle la laringe a las balas, Juanchi ha desarrollado
una activa carrera como productor artístico, trabajando con artistas
como Súper Ratones, Estelares e Iván Noble. |
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