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Jueves, 23 de diciembre de 2004

UNA PORNO MADE IN CORDOBA

Al palo, guaso

Después de vender un auto para financiar su fantasía, Christian Sassi abandonó la dirección de videos de rock para dedicarse al cine porno. Así nació Córdoba al palo, la primera película condicionada hecha en el interior argentino.

 Por Eugenia Guevara

Hace tres meses, el director cordobés Christian Sassi y el productor Marcos Dain presentaron en sociedad Córdoba al palo, “la primera película condicionada del interior del país”, que habían rodado en seis días, con actores cordobeses, en estudios y en lugares tradicionales de la geografía urbana de la ciudad mediterránea (el Arco de Córdoba y La Cañada, por ejemplo). Como si fuera lo más natural, organizaron para la ocasión un megaevento en un pub cordobés, al que concurrieron trescientos invitados y montones de cámaras de televisión de los noticieros locales, que no quisieron perderse nada. Ahora, con evidente orgullo, Sassi y Dain anuncian que cerraron contrato con una distribuidora porteña y que Córdoba al palo estará disponible en los videoclubes de todo el país. El mismo destino tendrá, apenas la terminen, una segunda película condicionada que aún no tiene nombre y que empezaron a rodar el 8 de diciembre en las sierras, cerca de Agua de Oro, en una locación a la que sólo se puede llegar haciendo unos quince kilómetros a pie.
En el sitio oficial www.cordobaalpalo.com.ar pueden verse imágenes de la película y del backstage, además de conocer las medidas pertinentes de las cuatro actrices y los tres actores, y ¡sus signos del zodíaco! Según cuenta Dain, para las dos películas convocaron sendos castings: “Para Córdoba al palo se presentaron 130 hombres y 10 mujeres, de los cuales sólo quedó uno. Los demás fueron buscados en lugares de baile y en agencias. Encontrar las actrices fue bastante duro porque como no conocían con quienes iban a tratar, no se animaban; distinto fue el caso de los chicos, había algunos que hasta gratis querían actuar...”. Para la segunda película la convocatoria fue mayor y más provechosa: entre las 230 personas de ambos sexos salió el elenco de cinco chicas y cuatro chicos cordobeses.
A pesar del vértigo de los últimos meses, la idea de la película condicionada existía en la cabeza de Christian Sassi desde hacía dos años mientras estudiaba Cine y Televisión en una universidad privada de Córdoba. “Siempre encontrábamos obstáculos y no teníamos tanto apoyo. Un día me decidí, vendí un auto, busqué otra ayuda y el proyecto se empezó a concretar. Me gusta jugar con la ilusión y las fantasías de la gente, y me siento muy bien si puedo hacerla feliz de alguna forma. Está bueno trabajar para la excitación. Armé un grupo de gente que confía, que quiere hacer cine y entiende que aspiro a lograr un producto distinto para un público distinto al que ya consume”, dice Sassi, que tiene entre sus pergaminos algunos videoclips de la banda cordobesa Los Navarros. Espectador inconforme de cine condicionado, decidió que lo que se producía no tenía que ver con lo que la gente necesitaba. "¿Qué es lo que la gente quiere ver en una película condicionada? Una persona quiere sentirse bien, fantasear, imaginarse que es el personaje y que puede hacer eso y más; por eso los hago actuar con preservativo, para que se tome conciencia de que así también se puede”, responde.
Córdoba al palo tiene tres historias: un pintor y una dueña de casa que le propone un juego, un oficinista y su clienta, un hombre que va a un cine porno donde se le aparece su ángel de la guarda, y por último, como anexo, está la representación de la fantasía de uno de los personajes, “un clip bastante erótico que es una fantasía mía”, confiesa Sassi. Pero la autobiografía no termina ahí: “Todos los personajes tienen nombres de ex novias o de hombres que en la vida me pusieron una traba. No es como una venganza; es algo que yo uso de mi vida con humor, para hacerlo más divertido”. Ninguna de las historias tiene final en la película porque eso está reservado para su secuela, Córdoba al palo 2, que se rodaría en abril del año próximo.
Cuando todo esto empezó, Sassi no se imaginaba que iba a ser noticia. A la producción de un informativo local le llamó la atención el aviso deconvocatoria al casting que salió en el diario, y los empezaron a llamar para hacer notas. De todas formas, la idea era y es hacerlo público. Lo afirma Sassi: “No me cambié el nombre como hacen otros directores porque para mí es un trabajo más. La presentación de Córdoba al palo fue un sueño hecho realidad. El lugar estaba lleno, la gente la recibió bastante bien (familiares conformes y amigos contentos) y se sorprendió por la calidad. Esperaban algo más casero. Los sorprendimos. Eso es lo que más me gustó. Antes, mi objetivo era que las películas se vieran en Córdoba; ahora, mi expectativa es armar una industria desde acá hacia todos lados”. Y promete terminar, durante el año que viene, unas quince películas más, ciento por ciento condicionadas, y ciento por ciento cordobesas.

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