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por Hannibal Puesto

Ya lo dijo el ministro Lavagna: con el nuevo canje de deuda, otra vez quedamos a dos pasitos de la Argentina Potencia. Ahora bien: ¿qué significa eso de canjear deuda? ¿Es que los bonistas internacionales, esos que se compraron el paquetito Méndez–Cavallo, son tan giles como para volver a cambiar papelitos por papelitos? Nada de eso, amigos. La logia de los puestos, que todo lo sabe y lo que no sabe lo investiga, y lo que no puede investigar lo inventa, tiene la papa sobre qué es lo que está canjeando la dupla Kirchner–Lavagna por tanta papeleta incobrable.

* Vacas. Es lo que sobra en este país: ganado bovino. Habida cuenta de la fama que posee la carne argentina en el mundo, los bonistas podrán canjear sus papeles por vacunos en pie, listos para el mazazo en la cabeza y faenado. Habrá algunos problemas de transporte internacional, pero todo no se puede.
* Colectivos 1114. Fileteados y todo, los queridos bondis argentinos fuera de uso pueden servir como atracción turística en las ciudades del Primer Mundo. Los acreedores cobrarían entrada para una galería del terror tipo “¡¡¡Vea cómo viajaban los argentinos!!!”, sacando pingües ganancias.
* Modelitos. Otra variante de la carne argentina. Pampita, Luciana Salazar, Silvina Luna, Pamela David o las hermanas Cyrulnik (Jimena está bastante desvalorizada, pero su charla mística puede animar cualquier reunión) se pueden ir a triunfar por el mundo. Y acá siempre hay reemplazos.
* Dulce de leche. A kilo, kilo y medio el bono, el insigne producto lácteo puede significar nuestra salvación. En lugar de papeles inservibles, los bonistas tendrán una valiosísima mercancía para vender a miles de argentinos desparramados por el mundo.
* Excusas. Es sabido que los argentinos somos los reyes de la excusa: semejante reserva de ideas ingeniosas para toda ocasión, bien puede ser utilizado por gente menos imaginativa.
* Futbolistas infantiles. Es una apuesta de riesgo, porque aquel que pinta para crack bien puede terminar en tronco. Pero en Italia y España, seguro que hay acreedores interesados en los pases.
* Argentinos en general. Honrando un viejo chiste, se los puede comprar por lo que efectivamente valen y venderlos por lo que dicen que valen. El margen de ganancia es descomunal.