Unas 250 fotografías de rostros de personas muy diferentes: músicos, artistas, periodistas, escritores, modelos, empleados, niños, gente de la calle, famosos y desconocidos, tomadas cuando responden a la pregunta “¿Qué es lo más bello que hiciste en tu vida?”, expuestas con sus datos personales constituyen la movilizadora instalación Hablar. La memoria del mundo de Fernando Rubio (29), que permanecerá abierta hasta el 30 de enero en el Centro Cultural Recoleta. Es la segunda parte de una trilogía de Intimoteatro itinerante, el laboratorio multidisciplinario que Rubio -además de artista visual, actor, dramaturgo y director– creó en el 2002, y donde el trabajo teatral es atravesado por artes visuales y literatura.
La primera y la tercera parte de la trilogía fueron intervenciones urbanas. La primera, Cuentos para un invierno largo, se presentó en el 2002, dentro de festivales internacionales, en la Argentina, Italia, España y Portugal. La tercera, La mañana del fuego rojo, se realizó el año pasado en Buenos Aires. Ahora, la instalación es un eslabón en un proceso creativo mayor. Rubio utilizará ese material para escribir una novela que luego convertirá en obra de teatro, siguiendo la premisa: correrse de lo establecido estructuralmente en el teatro y utilizar diferentes lenguajes para llegar a una obra.
Sobre el origen de Hablar. La memoria del mundo, investigación que comenzó hace dos años, cuenta: “Había un linyera muy gastado en una esquina. Me entristecía pensar que su vida iba a seguir un camino de destrucción hasta la muerte. Y seguramente había algo en ella que lo había marcado, un hito relacionado con la belleza, que ni siquiera se había preguntado. Entonces surgió la necesidad de hacerle la pregunta y continuar haciéndola”. Rubio cuenta con 400 fotografías de respuestas. La pregunta será formulada por artistas de otras ciudades del mundo (por empezar, de Alemania, Italia y España), que realizarán sus aportes a este archivo calificado de eterno.
Además, Hablar. La memoria del mundo será editado como libro este año, conteniendo 98 fotos con sus respectivos textos y reflexiones sobre el trabajo de Rubio pertenecientes a Eduardo Molinari, Horacio González, Jorge Dubatti, Horacio Banega y Eduardo Pavlovsky, quien define al joven artista como “un gran militante cultural que toma partido como artista en el mundo que te toca vivir”. Rubio sostiene que, por pudor, le resulta difícil definirse en esos términos. “Me moviliza un trabajo creativo que no escape de la pregunta de cuál es la sociedad en la que vivo, de cómo yo como artista puedo incentivar una búsqueda hacia la reflexión, la conmoción, la provocación, y mantener un alerta sobre los pensamientos y acciones más sensibles que nos conecten con nuestra condición humana.” Pero, ¿existe una foto de Rubio respondiendo qué es lo más bello que hizo en su vida? “No la hay. No creo que deba haberla. Pero si algún día alguien me la saca, está muy bien. En esta parte del trabajo, el silencio de mi parte es la mejor respuesta. Acá sólo soy una especie de instrumento.”