VOXPOP, UNA FIESTA CHARRUA
Como de costumbre
POR INA GODOY
Desde Uruguay
La autopista desde Montevideo hasta el departamento costero de Rocha fue una hilera de autos que se desplazaban lentamente contra el diluvio. Aunque esta vez el tránsito fue notablemente mayor, porque era recambio de quincena y porque, al día siguiente, en un viejo pueblito de mar llamado La Pedrera, que desde hace un par de años viene sonando fuerte, se llevó a cabo VOXPOP, el evento más importante de la costa atlántica uruguaya del 2005. Pasadas por agua y secadas al sol de playas que siguen más allá del alcance de la vista, el sábado pasado unas seis mil personas poblaron los 15 mil metros cuadrados de campo que reunía la propuesta festival. Las distancias cortas del Uruguay permitieron que gente de todos lados llegara por una noche. Los que se avivaron vinieron después de un show de Jorge Drexler en La Paloma, a 15 kilómetros.
A la medianoche, la fiesta estaba a pleno, la gente se desplazaba por carriles invisibles y si alguien se alteraba, antes del primer puñetazo, había seguridad bajando la temperatura. Al presenciar cómo un festival multitudinario se desarrollaba en armonía, fue imposible no recordar el accidente porteño en Cromañón que, dicho sea de paso, tuvo una enorme repercusión en Uruguay. Lo primero que se vio en VOXPOP fueron las carpas de la Cruz Roja, una cuidadosa señalética, espacios amplios y un dispositivo de seguridad casi imperceptible, pero efectivo. Al frío le hacía frente una muralla de fogatas que, también, es costumbre en boliches y movidas playeras uruguayas. Todo estaba tan previsto que, cada tanto, llegaban dos o tres hombres con aspecto de Bob El Constructor, cargando largos palos para avivar el fuego.
El escenario principal ofreció shows de Miranda!, Arbol y El Cuarteto de Nos, que no fueron lo mejor que les podía pasar a los concurrentes, sobre todo teniendo en cuenta el efervescente estado de la música uruguaya actual. No cuesta imaginar cuánto hubiese multiplicado el potencial la presencia de La Vela Puerca, No Te Va A Gustar, Astroboy, o cualquiera de las jugosas opciones de la actual música del paisito. Otra característica charrúa es la variedad: la gente se desplazaba entre el escenario principal, las sucursales de los dos boliches principales del verano rochense –con sus respectivas pistas– y una carpa electrónica para mil personas, donde presentaron sus sets Daniel Anselmi, el dúo OMAR, Luciano Supervielle y Juan Campodónico. Desde las cuatro de la mañana hasta el final, Dani Umpi agitó a 4 mil personas durante cuatro horas, al ritmo de su set cachondo y fiestero, alternado con su discurso característico, capaz de alentar al más aburrido, escéptico o dormido de los presentes.
Cuando salía el sol, Umpi arengó: “¡Miren, chiquilines, allá está amaneciendo!”. Señalaba el cielo rojo por encima de los bosques de eucaliptos. El predio se desagotó con la misma normalidad con la que se llenó, la Ruta 10 se volvió a poblar de caminantes bajo el sol. La Pedrera se llenó de gente, las panaderías ofrecieron bizcochos calientes para el mate. Muchos despertaron en la playa y tuvieron la excusa perfecta para esperar el atardecer y poner en marcha otra costumbre: aplaudir al sol en señal de agradecimiento. Como de costumbre.