VERANO EN EL SOFA
La TV de los Waldos
Por Javier Aguirre
La eufórica autopromoción que hacen los canales lleva a suponer que, quizás, esta vez sí se trate de programas más o menos buenos. Pero la expectativa de renovación que el verano impone a la programación “joven” de la TV de aire sólo conquista, en sus mejores momentos, a la curiosidad inicial. Esa que, durante un par de bloques, genera cierta atracción en quien nunca vio el programa. Pero que pronto desnuda la carencia de fuerza anti-zapping y la certeza de que, cuando lleguen los títulos del final, uno ya no querrá repetir la experiencia. Hay casos que invitan a odiar el verano y a esperar, aunque sin pronósticos alentadores creíbles, la llegada de abril y de la temporada “no veraniega” de la TV. Como La vendetta (lunes, martes, miércoles y viernes a las 20.30, por América), ciclo que a pesar de su nombre, y de un conductor que emula a Pierre Nodoyuna llamado Don Vito, no tiene nada que ver con venganzas ni mafias: consiste en cámaras ocultas repetidas y de bajo presupuesto, que abundan en primeros planos de chicas que creen estar degustando bananas para la tele.
El último empujón para buscar el botón rojo del control remoto e irse a hacer otra cosa es Enfrentados (lunes y martes a las 16 y de miércoles a viernes a las 18, por América), en el que Martín Seefeld extraña a Los Simuladores mientras un grupo de chicas y uno de chicos compiten e intentan engañarse mutuamente. Hay, también, dos programas que al menos ostentan el mérito de tener (alg)una idea: son Coincidencias (lunes a viernes a las 20, por Telefé, con Matías Martin) y ¿Qué sabe usted de televisión? (miércoles a las 23, por Canal 13, con Gabriel Schultz). En el primero, heredero del costado más light del juego de mesa Escrúpulos, los participantes escogen, entre varias opciones, cómo reaccionarían ante hipotéticas situaciones de conflicto. Los guiños a la actualidad (“¿qué harías si los diputados bonaerenses deciden aumentarse el sueldo?”, preguntaron, días después de que los entrañables legisladores provinciales tomaran precisamente esa medida) y la tendencia de los competidores a evitar las elecciones moralistas dan cierto atractivo al ciclo.
Por su parte, ¿Qué sabe usted de televisión? convierte a la TV argentina en una Enciclopedia Británica; y el “saber” se demuestra al responder qué programa conducía Andrea Campbell en 1997, o cómo se llama el cronista que se encuentra en el vestuario durante una transmisión de fútbol de Fox Sports. La incógnita es cómo sobrevivirá el ciclo tras la reciente derrota del joven Waldo (foto), un pelilargo y “sabio” freak que se convirtió en revelación al ganar los tres primeros envíos. Aunque la población argentina seguramente dispone de una buena cantidad de Waldos, la dificultad de las preguntas convierte a los participantes en sujetos “altamente calificados”. Sin embargo, ni Coincidencias ni ¿Qué sabe usted de televisión? pesan tanto como para que la TV abierta de la temporada estival se imponga al escapismo del cable: bien o mal, los goles de Riquelme en el Villarreal, cualquier serie de las últimas cuatro décadas o los documentales sobre cocodrilos y mangostas suelen generar menos espanto que ver la misma cámara sorpresa como en un loop infinito e insoportable.