EL AFTER COSQUIN ROCK
› Por Cristian Vitale
* Lo fundamental para ser un festival descomunal (120 mil personas en cinco días) fue la elección del lugar. Corrida por el arreglo que hizo Jorge Guinzburg con Cosquín para organizar el Siempre Rock en la Plaza Próspero Molina, Perro Producciones optó por un espacio inmenso y paradisíaco: 600 metros de tierra entre los cerros y la Ruta Provincial 55 que bordea el lago San Roque, un marco imponente provisto con lo necesario para disfrutar de libertad plena y una bocanada inmensa de aire fresco para un movimiento bastante castigado.
* Cosquín fue prueba de la eficaz la autoconciencia del público: se tiraron dos bengalas. Una entre O’Connor y Horcas, casi desapercibida, y otra cuando Las Pelotas arrancó su show con Capitán América y un excitado fan se emocionó demasiado. “Qué boludos son. Una más y nos vamos”, advirtió Alejandro Sokol.
* Un pueblito de 1500 personas conmovido, rebalsado por miles de rockers de todo el país y reminiscencias hipponas, con condimentos de impronta sesentista. Será que el público de rock de las provincias conserva cierto romanticismo liberador.
* Quince días antes del comienzo aún estaban matando víboras y demás animales para montar el predio. Desprolijidad y desaciertos en el camping oficial que los asistentes usaron. Carpas amontonadas, falta de luz, de agua, pésimas condiciones de higiene: “Ibas a cagar con ocho personas alrededor”, comentó un pibe en el viaje de vuelta. No mejores fueron las condiciones de trabajo para la prensa: había un solo locutorio –siempre lleno– con computadoras para transmitir en 20 kilómetros a la redonda.
* Hubo dos hechos que lamentar: la agresión del personal de seguridad a Toti, cantante de Jóvenes Pordioseros, mientras éste intentaba explicar por qué lo habían hecho tocar menos de lo previsto. Y un lamentable gas lacrimógeno policial que cayó cerca de una carpa con niños, el jueves. Los tres baleados eran ajenos al recital.
* “Hay que agradecerles a los dioses que se haya podido armar este sistema” (Pappo tratando de agradecer en términos politeístas).
* “No toqué Sólo le pido a Dios porque me estaba excediendo de horario, los rockeros somos muy respetuosos” (León Gieco).
* “Molotov que espere, ahora vamos a hacer un solo de batería” (Pappo).
* “Libertad a Chabán” (Pipo Cipolatti, maestro de ceremonias).
* “Siempre me ponen con los grupos más pesados, porque saben que no me tiran con nada, que soy un comodín. En el Quilmes toqué después de Molotov y todo bien: no fui Hendrix tocando en Woodstock para los que juntan la basura. Y ahora me metieron con Sepultura y Molotov, no sé qué esperan de mí. Igual es un honor tocar con bandas de rock pesado” (León Gieco).
* “Loco, en el otro escenario paren de hacer ruido al pedo. Toquen rock and roll en vez de esa estupidez. Les vamos a romper el culo a éstos” (de Pappo a Catupecu Machu, que estaba en el escenario de enfrente. Un aporte a la tolerancia).
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux