PETE DOHERTY, TIPICO PUNKITO INGLES
Tiene todo lo que se necesita para pasarla bien. El año pasado tuvo un álbum al tope del chart británico e hizo hits con tres bandas diferentes. Lo eligieron “icono cool del año” y se puso de novio con la supermodelo Kate Moss. Pero no puede disfrutarlo: está preso.
› Por Roque Casciero
Durante el 2004 tuvo un álbum en el tope del chart británico, hits con tres bandas diferentes, fue elegido por el semanario New Musical Express como “icono cool del año” y se puso de novio con la supermodelo Kate Moss. Sin embargo, Pete Doherty está metido en demasiados problemas como para disfrutar de sus logros: su adicción al crack y a la heroína provocó que se desarmaran los Libertines, el cuarteto en el compartía cartel con su ¿ex? amigo Carl Barat, y la grabación del debut de Babyshambles, su nuevo proyecto, está en veremos porque, justo cuando esta nota es escrita, Doherty, de 25 años, está en una celda de la prisión de Pentonville, cerca de Londres. Pero, ¿cómo fue que la estrella más promisoria del rock inglés llegó hasta ahí? Y, en todo caso, apenas salga, ¿cuánto tardará en volver o en convertirse en un nuevo cadáver joven? Como sea, ninguno de sus discos fue editado por ningún sello en este bendito país.
Si por algo se caracterizaban los primeros shows de los Libertines era por ser imprevisibles. Y eso fue lo que atrajo tantas miradas, en una escena acostumbrada a jugar de acuerdo con el manual de las corporaciones. El cuarteto tiene algo del salvajismo de los Clash mezclado con el típico gusto inglés por la melodía, cuyo árbol genealógico llega hasta los Kinks y los Beatles. El nexo con la banda punk es evidente también por la elección de Mick Jones como productor de su álbum debut, Up the Bracket, cuya imagen de tapa es una foto de policías argentinos reprimiendo en diciembre del 2001. El disco fue platino en octubre del 2002, pero las cosas no iban bien entre los dos amigos, que ya no compartían departamento como en los últimos años. En mayo del 2003, Doherty empezó a picarse con heroína y Barat no soportó la situación: llamó por teléfono a su media naranja artística y le dijo que no se molestara en ir a la gira de los Libertines. Doherty intentó una rehabilitación, pero se fue a la semana y se metió por la fuerza en el departamento de Barat, de donde se llevó una guitarra y una laptop. En septiembre de ese año, Doherty estaba preso por robo. Salió un mes más tarde, y allí lo esperaba su compañero para llevarlo a casa. Esa misma noche hicieron un concierto memorable.
Pero el consumo de drogas de Doherty crecía y crecía. El y Barat se peleaban sobre el escenario, y debieron contratar guardaespaldas para que los mantuvieran separados. En ese clima –y con los guardias– se hizo el segundo álbum, The Libertines. Increíblemente, la cosa funcionó. Antes del lanzamiento, Doherty intentó otra vez internarse, pero salió demasiado pronto. La excusa era viajar a un monasterio en Tailandia, para hacer un programa radical de desintoxicación. El único problema es que en Tailandia está la mejor heroína del mundo. En junio del año pasado, con el nuevo álbum recién salido, Barat echó a Doherty de la banda. Al poco tiempo, este último fue arrestado por tener una sevillana. Y mientras Barat ponía a los Libertines en el freezer “hasta que Pete se recupere y vuelva”, su ex compañero armaba Babyshambles. Con apenas una canción publicada, el grupo fue tapa del New Musical Express.
Y entonces Pete y Kate (Moss, claro) se enamoraron. Comidilla para los feroces tabloides ingleses: imaginen qué diría Jorge Rial si Pity Alvarez se pusiera de novio con Pampita. Max Carlish, un documentalista, vendió fotos del guitarrista y cantante fumando heroína. Los titulares fueron escandalosos: “Kate, tirá a la basura a este junkie”. Doherty encaró a Carlish y, según éste, lo golpeó en el rostro y le robó dinero. Y otra vez Pete fue a parar tras las rejas, de donde se esperaba que saliera el martes. ¿Qué dice Doherty, a todo esto? En un documental que la BBC levantó del aire cuando se conoció la noticia de su arresto, habló con sinceridad sobre su adicción, sobre su amor por Moss y sus expectativas musicales. Y cerró: “Cada hombre mata aquello que ama. No soy un nihilista y no quiero morir. Valoro mi talento creativo y destruir eso es algoterrible. Sé dónde está el botón de la autodestrucción, sólo tengo que resistir la tentación de apretarlo”.
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