Jueves, 17 de febrero de 2005 | Hoy
BRUNO ARIAS, DEL ALTIPLANO A...
Por Karina Micheletto
Recuerden este nombre: Bruno Arias. Es uno de esos nombres que, de continuar el fenómeno del rock folklórico o del folklore rockero, según desde donde se mire la clasificación, probablemente empiece a sonar en otros circuitos, además de los estrictamente folks. Bruno, guitarrista y cantante, tiene un par de virtudes con las que logra eso que resume: “Se ve que a la gente de otro palo le caemos bien”. Basta ver lo que genera cuando toca en peñas como la de El Colorado o la de Los Cumpas, o en cualquier juntada a la que llegue: cuando hace un carnavalito empieza la fiesta a puro baile. O lo que se pasa en otras peñas como Fisura Contracultural, la más under del Festival de Cosquín (el telúrico, no el Rock ni el Siempre Rock, aunque este lugar parezca más cercano a alguno de estos dos últimos). Un pogo de lo más rockero puede surgir ante un huayno del más alto Altiplano, como la forma natural de acompañarlo. Y encima en un templo santiagueño, comandado por dos descendientes de la dinastía Carabajal, José Luis y Pablo. “Les hice la contrachacarera, pero me han aceptado”, se ríe Bruno, con ese acento comprador que tienen los jujeños.
El chango trae desde su tierra huaynos, bailecitos y carnavalitos que renuevan musical y poéticamente el repertorio del Altiplano. Ya no hay sólo charangos y quenas, aunque de la guitarra acústica pueda salir un rasguido bien jujeño. Ya no hay sólo canto al paisaje, al Carnaval o a las historias de amor que propicia. Las letras que interpreta pueden hablar de los nenes que mueren congelados en las alturas cuando llevan a pastar a sus ovejas (Abra del Zenta, de Enrique Benavídez). O retratar, simplemente, a un chico que se hamaca cada vez más fuerte, con el sol en la punta de los pies. Ese bailecito, Hamacando recuerdos, de Pachi Alderete, habla de un “changuito volador”, y la expresión terminó quedándole a Bruno como apodo. “Como siempre hacía ese tema y explicaba su historia, cuando llegaba a una peña me decían: ‘Ahí viene el changuito volador’”, cuenta el músico. Bruno acaba de editar un CD con todos estos temas que hasta ahora permanecían inéditos, en su mayoría de autores contemporáneos, al que tituló, claro, Changuito volador. “Quiero que si el día de mañana un chango quiere saber qué música se hace en Jujuy, no tenga solamente El humahuaqueño. Para eso grabé este disco”, explica changuito.
Bruno nació en El Carmen, el pueblo de Jorge Cafrune, y hace dos años se vino a Buenos Aires. De chico, el amanecer lo encontraba en los festivales escuchando a los cantores que lo transportaban a otros lugares, desoyendo el consejo de la abuela: “Júntese con el hijo del doctor, no se junte con el hijo del músico. Los músicos son todos machados”. Para poder aprender a tocar la guitarra, tenía que juntarse con los más machados. En Buenos Aires se lo puede escuchar en peñas o en otras reuniones más improvisadas. “Aparte de ser músico hay que ser buena persona. Si me llaman a guitarrear, voy. Y más si es con un fin solidario. A la mayoría de mi público me lo he ganado más por compartir cosas que por estar arriba de un escenario”, explica.
* Hoy y el próximo jueves a las 22, Bruno Arias acompañará a Jaime Torres en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575). Para show propio, estar atento.
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