DESPUES DEL FESTIVAL CORDOBES
› Por Roque Casciero
Desde cosquin.
1. El regreso de Andrés Calamaro. Con el aguante de los músicos de Bersuit Vergarabat, que oficiaron de banda, el Salmón volvió a tocar en vivo tras cinco años sin hacerlo en el Siempre Rock, en Cosquín. Y fue un placer para las 20 mil personas que llenaron la plaza Próspero Molina. Durante su ausencia, la figura de Calamaro creció en el imaginario colectivo como la del compositor genial y rebelde, y su reaparición fue festejada por viejos seguidores y por chicos que nunca lo habían visto cantar y tocar. Pero el show fue un lujo para todas las generaciones: desde Costumbres argentinas hasta Estadio Azteca. Andrés volvió a tocar en vivo. Ojalá se le haga costumbre. Y pronto.
2. El fin de la paranoia. Siempre Rock fue un ejemplo de cómo se debe construir un festival en el siglo XXI, sin videos instructivos (todo estaba claramente señalizado) ni de que el público deba preocuparse más por la seguridad que por el placer de la música. Buen sonido, buenas luces, comodidad en una plaza reacondicionada en serio, tres escenarios pegados sin baches entre los shows y la posibilidad de ver a todos los artistas de la grilla porque eran imposibles las superposiciones.
3. Ejemplo de tolerancia. Que estuvieran en la misma tarde/noche Almafuerte, Andrés Calamaro, Intoxicados y Attaque 77 podía llevar a pensar en algún choque entre tribus heavies, punks y stones. Nada de eso: cada uno esperó el turno de su artista favorito con total naturalidad. La única mancha fue una frase de Ricardo Iorio: “No somos todos iguales; estamos los que creemos en Jesús y los que no”. Iorio se quejó durante el show porque los medios no le dan bola. ¿Por qué será?
4. La fiesta sin bengalas. Es raro ver cómo ha cambiado el paisaje de los shows, pero está claro que se puede disfrutar sin necesidad de prender bengalas. En el Siempre Rock hubo sólo una, cuando Intoxicados empezaba con Una vela, pero duró apenas segundos. Un rato antes, dos familiares de víctimas de Cromañón habían pedido un minuto de silencio. A ver si la cortan de una vez...
5. Para no olvidar. El público, mayoritariamente cordobés, pudo disfrutar de shows muy calientes. Bersuit, por ejemplo, ratificó su gran momento pese a que Gustavo Cordera no andaba bien de la garganta. Attaque terminó a pura percusión (con Neosatán) tras un concierto impecable, los Ratones pasearon su sucia elegancia stone, los Decadentes hicieron bailar a todo el mundo con su catarata de hits, Intoxicados sonó prolijísimo y Pity Alvarez cerró tocando Mother de Pink Floyd solo con su guitarra, y La Vela Puerca mostró cómo es “la uruguayidad al palo”.
* “¿Me firmás un autógrafo para mis hijas? Ellas me llevaron a ver la película.” Ricardo Iorio a Virginia, ex Bandana. Cuando los fotógrafos les pidieron que se sacaran una foto juntos, el líder de Almafuerte dijo: “No tengo problemas, pero no sé si será bueno para ella”. Je.
* “Nos tocó salir después de los Beatles.” Walas, de Massacre, le explicó al No lo difícil que le resultó estar en la grilla después de Los Auténticos Decadentes.
* A la hora de salir a tocar con sus Funky Torinos, Willy Crook corría desnudo por los camarines. Como empezó más tarde, le cortaron el set antes y le corrieron el telón.
* Durante el show de Almafuerte, Jorge Guinzburg, uno de los organizadores del festival, salió a dar una vuelta por la plaza. Era llamativo ver cómo los chicos se reían apenas lo veían, sin que el cómico hiciera siquiera una mueca. Guinzburg le dijo a este suplemento que nunca se imaginóorganizando un festival de rock y largó una carcajada cuando se le preguntó si era el nuevo Grinbank.
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