Jueves, 4 de abril de 2002 | Hoy
DYLAN SABE POR VIEJO, PERO...
Rara vez accede a brindar una entrevista. Esta vez, a propósito de su último disco “Love and Theft”, de sus 60 años recién cumplidos, de las cuatro décadas de “Blowin’ in the wind” y de una inminente autobiografía, Dylan se prestó al diálogo con la prensa. Aquí, sus sabrosas respuestas.
–Describiste Love
and Theft como “un disco de grandes éxitos sin los éxitos”.
+–Tendremos que esperar y ver qué pasa. Podría ser un
disco que haga historia. Nunca sabemos estas cosas hasta mucho después
del evento en sí mismo, incluso cuando ese evento del que hablamos pueda
ser invisible.Tenés que escucharlo muchas veces más, como hiciste
con todos los primeros álbumes.
–En vivo, esas viejas canciones a menudo cambian hasta tornarse irreconocibles...
–Mis álbumes son subdesarrollados desde el primer día.
Básicamente, canto una canción. Rasgueo un poco la guitarra. En
las técnicas de grabación, a eso se lo llama hacer un demo. No
es un accidente que otros cantantes que cantaron mis temas hayan tenido más
éxito que yo, porque ellos han percibido que tienen una estructura. Nunca
tuve la posibilidad de desarrollar eso, por trabajar con productores disparatados
o mentirosos o con un puñado de tipos sin importancia. ¡Y dale
para adelante! Aunque dejaba que eso sucediera, porque podía subir al
escenario y rectificarlo. Lo que estoy diciendo es que las canciones necesitan
una estructura, estratagemas, códigos y estabilidad. Y entonces les ponés
letras. Aquí hablo como alguien que canta una canción que ya fue
escrita. Y cuando trasferimos todo eso al escenario, es entonces cuando todo
eso entra a jugar. Eso no contaba en los discos porque mis compañeros
de ese momento nunca tuvieron la visión de desarrollar nada de eso y
yo no podía hacerlo, porque la canción todavía era nueva
para mí.
–¿Cuál es tu opinión de los productores en general?
–No los escucho y nunca siento que las canciones se hayan perfeccionado.
Antes tenía un problema –ya no– con trabajar en un álbum
en el que una canción debería haber sido grabada, pero que yo
no pensaba que hubiera sido muy bien grabada o grabada del modo adecuado. O
del modo que yo la escucho en mi cabeza. Entonces la canción, tal como
existe, se edita. Y una vez que sale, no tengo predisposición a meterme
a regrabarla, excepto en este disco, con “Mississippi”. Nos pasó
en el disco Time out of mind. No fue muy bien grabado, pero como no salió,
volvimos a grabarlo. Pero algo así nunca hubiera pasado hace diez años.
Probablemente ustedes hayan escuchado la versión pedorra de las canciones
y nunca las regrabé.
–¿Todo esto significa que ahora tenés más cuidado?
–Bueno, sí. Pero, en realidad, es que no confío en nadie.
Es así de simple.
–La mayor parte de tus seguidores tienen un disco de Dylan favorito
que no pudo llegar a la cantidad de público que se merecía. Por
ejemplo, Street legal.
–Bueno, no sé con Street legal. Probablemente había
otros artistas que salían en los medios. Quizás el paisaje cultural
era un poco diferente en esa época. Sé que siempre estuve en la
misma compañía discográfica. Probablemente intentaron todo
para venderlo. Probablemente no era lo que la gente quería escuchar en
ese momento.
–¿Leíste alguna de las biografías de Dylan que
salieron últimamente?
–No he leído ninguna desde que salió la de Bob Shelton.
A él lo conocía y a toda esta gente no. Es difícil leer
sobre uno mismo, porque en tu cabeza las cosas no aparecen de ese modo. Parecería
que leés sobre otra gente. Es ficción. Entonces, si va a ser ficción,
¿dónde está lo bueno?
–Actualmente
estás escribiendo tu autobiografía.
–Sí, será publicada con formato de artículo,
pero como libro. Un libro de artículos, porque son continuación
uno del otro. Por el momento es algo así.
–En retrospectiva, ¿qué opinás de “Tarantula”,
tu “novela”?
–Ese es un incidente particular. Las cosas estaban medio salvajes
en ese momento. Nunca fue mi intención escribir un libro. Tenía
un managerque dijo: “Bueno, él escribe todas estas canciones...
¿Qué más escribe?” Y debe haber dicho: “Bueno,
¿escribe libros?” Y debe haber dicho: “¡Por supuesto!”
Y ellos dijeron: “Bueno, nos gustaría publicar uno”. Creo que
fue una de esas cosas en las que él arregló todo y me dejó
la responsabilidad de escribir un libro. Nunca fue algo que conscientemente
yo manifestara hacer. El hizo cosas parecidas en diferentes ocasiones. Me metió
como actor en un programa de televisión. Yo no tenía idea de eso.
Hasta el día que salí al aire, pensaba que iba a cantar. Esas
cosas pasaban a comienzos de... ¡el siglo pasado!
–¿Y ahora eso se ve como si hubiera sucedido hace mucho tiempo?
–Siglos.
–¿Podemos esperar que tu autobiografía no sea convencional?
–Pienso que esta clase de escritura fue simplemente el intento de
encontrar el modo de meterme dentro, en lugar de hacer una especie de autoservicio
histórico de mi pasado particular. Puedo hacerlo porque soy famoso, entonces
uso esa fama porque muchas de las cosas sobre las que escribo, la gente ya las
conoce. Con un tipo como yo, el proceso de hacerlo es el modo en que funciona.
Quiero decir, no estoy realmente haciendo el intento de escribir mi autobiografía.
Simplemente es algo que hago en mi tiempo libre.
–¿Qué tan fácil ha sido ser Bob Dylan?
–Han existido muchas partes engañosas en las que tuve que asumir
otro personaje para... sobrevivir. En algún punto tenés que abandonar
tus ambiciones para poder llegar adonde necesitás estar.
–¿Qué clase de ambiciones abandonaste?
–Eso es lo que ustedes van a tener que descubrir.
–Estás siempre de gira. ¿Te sentís más feliz
en la ruta que en tu propia casa?
–Cuando se trata de “felicidad” o de “ser feliz en
casa”, no puedo decir que no me sienta en casa casi en cualquier lugar.
Quiero decir que me siento en casa cuando estoy en casa y, cuando no estoy ahí,
no es que estoy deseando nada que no esté en el lugar en el que estoy.
–¿Es más fácil ser Bob Dylan ahora que antes?
–No soy la persona indicada a la cual preguntarle eso. Esa es una
pregunta filosófica para temas filosóficos.
–Al preparar tu autobiografía, ¿revisitaste tus viejos
álbumes? ¿Cuál es tu opinión sobre ellos?
–Bueno, sólo estoy mirándolo desde un ángulo
que nunca me había aparecido antes. En muchas de las cosas que nos suceden,
nosotros simplemente las pasamos sin siquiera imaginarnos que existe un propósito.
A menudo se trata de alguna de estas preguntas: ¿Podría haber
sucedido esto si no hubiera pasado aquello? ¿Si esto me hizo sentir tan
mal en ese momento, por qué a la larga me resultó beneficioso?
Está escrita desde una variedad de ángulos y me interesa escribirla,
pero no estoy haciéndolo de modo doloroso.
–¿Hay escritores nuevos a los que admirás?
–No creo que haya ninguno, porque vivimos en tiempos diferentes. Los
medios son superpenetrantes. ¿Qué puede pensar en escribir un
escritor que no veas a diario en el diario o la televisión?
–Con seguridad todavía hay emociones para expresar.
–Los medios mueven las emociones de la gente, de todos modos. Cuando
Rimbaud, William Blake, Shelley o Byron escribían, probablemente no existían
los medios de comunicación. Era un lugar en el que podías sentirte
libre de anotar cualquier cosa que se te viniera a la mente.
–Pero, ¿no te sentís libre cuando escribís?
–Bueno, como digo siempre, no es que me siento a escribir. Mis frases
se meten en canciones y tienen una cierta estructura, tienen que ajustarse a
un idioma determinado. No son formas libres y no tiene sentido tratar de incorporarle
pensamientos ideológicos. No se puede hacer eso en una canción.
–Vos lo hiciste.
–¿Lo hice? Si lo hice, lo hice de facto, pero nunca empecé
con eso en mente. Nunca. Quizás otros lo hayan hecho, pero yo no.
–Los medios celebraron tus 60 años en 2001. ¿Vos lo celebraste?
–Sólo del modo habitual. Soplé algunas velitas, eso
fue todo.
–¿Cómo afecta a lo que hacés la leyenda de Dylan?
–El noventa y cinco por ciento del tiempo, eso no afecta mi vida de
ningún modo. ¿La otra parte? Bueno, quienes estamos envueltos
en la fama debemos aprender a manejarla de la manera que podamos.
–¿Alguna estrategia?
–No tengo ninguna estrategia para eso. Trato de ser todo lo amable
que puedo.
–¿Alguna vez te preguntás “Por qué a mí”?
–A esta altura, no. Sé qué es lo que hice para ser famoso,
así que...
–En una de tus últimas conversaciones con Allen Ginsberg dijiste
que la fama no tenía cualidades redentoras. ¿Por qué sustituirías
a la fama?
–Realmente no viajo por el mundo de los ricos y famosos. No siento
que sea parte de esa cultura de ningún modo.
–¿Se te hace difícil encontrar lugares donde no te reconozcan?
–Bueno, a esta altura me reconocen en casi todos lados. Ni siquiera
me acuerdo de la última vez que no me reconocieron.
–En retrospectiva, cuando lograste tu primer impacto, ¿era un
buen tiempo para hacer lo que estabas haciendo?
–Realmente no elegí hacer lo que ustedes me ven hacer. Esto
me eligió a mí. Si hubiera tenido algo que ver, habría
sido algo diferente. Un científico, un ingeniero, un médico. Esa
es la gente a la que respeto. Realmente no le tengo admiración a los
entretenedores. De un modo u otro, no tienen sentido para mí.
–¿Extrañás muchas cosas del pasado?
–Oh, debe haber algo... Pienso que extraño mucho pero no soy
un tipo nostálgico, así que no añoro cosas del pasado.
–¿Pensás que reflejaste nuestro tiempo?
–Pienso que siempre lo hago. No creo que pudiera reflejar ningún
período de tiempo diferente que aquel en el que me encuentro.
–Si fueras un artista nuevo, ¿creés que tendrías
alguna posibilidad en la industria musical de hoy?
–Creo que sí, porque si tuviste la habilidad, el conocimiento
y la fuerza para hacerlo, eso es todo lo que necesitás. Y pienso que
ahora sé lo que hago más que nunca antes. Sé que podría
encontrar un lugar si eso es lo que quisiera hacer, pero no creo que quisiera
hacerlo si tuviera que aparecer ahora. Como dije, querría ser otra cosa.
Traducción: Roque Casciero
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