Jue 04.04.2002
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DYLAN SABE POR VIEJO, PERO...

Más sabe por Dylan

Rara vez accede a brindar una entrevista. Esta vez, a propósito de su último disco “Love and Theft”, de sus 60 años recién cumplidos, de las cuatro décadas de “Blowin’ in the wind” y de una inminente autobiografía, Dylan se prestó al diálogo con la prensa. Aquí, sus sabrosas respuestas.

POR DAVID FANNING

–Describiste Love and Theft como “un disco de grandes éxitos sin los éxitos”.
+–Tendremos que esperar y ver qué pasa. Podría ser un disco que haga historia. Nunca sabemos estas cosas hasta mucho después del evento en sí mismo, incluso cuando ese evento del que hablamos pueda ser invisible.Tenés que escucharlo muchas veces más, como hiciste con todos los primeros álbumes.
–En vivo, esas viejas canciones a menudo cambian hasta tornarse irreconocibles...
–Mis álbumes son subdesarrollados desde el primer día. Básicamente, canto una canción. Rasgueo un poco la guitarra. En las técnicas de grabación, a eso se lo llama hacer un demo. No es un accidente que otros cantantes que cantaron mis temas hayan tenido más éxito que yo, porque ellos han percibido que tienen una estructura. Nunca tuve la posibilidad de desarrollar eso, por trabajar con productores disparatados o mentirosos o con un puñado de tipos sin importancia. ¡Y dale para adelante! Aunque dejaba que eso sucediera, porque podía subir al escenario y rectificarlo. Lo que estoy diciendo es que las canciones necesitan una estructura, estratagemas, códigos y estabilidad. Y entonces les ponés letras. Aquí hablo como alguien que canta una canción que ya fue escrita. Y cuando trasferimos todo eso al escenario, es entonces cuando todo eso entra a jugar. Eso no contaba en los discos porque mis compañeros de ese momento nunca tuvieron la visión de desarrollar nada de eso y yo no podía hacerlo, porque la canción todavía era nueva para mí.
–¿Cuál es tu opinión de los productores en general?
–No los escucho y nunca siento que las canciones se hayan perfeccionado. Antes tenía un problema –ya no– con trabajar en un álbum en el que una canción debería haber sido grabada, pero que yo no pensaba que hubiera sido muy bien grabada o grabada del modo adecuado. O del modo que yo la escucho en mi cabeza. Entonces la canción, tal como existe, se edita. Y una vez que sale, no tengo predisposición a meterme a regrabarla, excepto en este disco, con “Mississippi”. Nos pasó en el disco Time out of mind. No fue muy bien grabado, pero como no salió, volvimos a grabarlo. Pero algo así nunca hubiera pasado hace diez años. Probablemente ustedes hayan escuchado la versión pedorra de las canciones y nunca las regrabé.
–¿Todo esto significa que ahora tenés más cuidado?
–Bueno, sí. Pero, en realidad, es que no confío en nadie. Es así de simple.
–La mayor parte de tus seguidores tienen un disco de Dylan favorito que no pudo llegar a la cantidad de público que se merecía. Por ejemplo, Street legal.
–Bueno, no sé con Street legal. Probablemente había otros artistas que salían en los medios. Quizás el paisaje cultural era un poco diferente en esa época. Sé que siempre estuve en la misma compañía discográfica. Probablemente intentaron todo para venderlo. Probablemente no era lo que la gente quería escuchar en ese momento.
–¿Leíste alguna de las biografías de Dylan que salieron últimamente?
–No he leído ninguna desde que salió la de Bob Shelton. A él lo conocía y a toda esta gente no. Es difícil leer sobre uno mismo, porque en tu cabeza las cosas no aparecen de ese modo. Parecería que leés sobre otra gente. Es ficción. Entonces, si va a ser ficción, ¿dónde está lo bueno?
–Actualmente estás escribiendo tu autobiografía.
–Sí, será publicada con formato de artículo, pero como libro. Un libro de artículos, porque son continuación uno del otro. Por el momento es algo así.
–En retrospectiva, ¿qué opinás de “Tarantula”, tu “novela”?
–Ese es un incidente particular. Las cosas estaban medio salvajes en ese momento. Nunca fue mi intención escribir un libro. Tenía un managerque dijo: “Bueno, él escribe todas estas canciones... ¿Qué más escribe?” Y debe haber dicho: “Bueno, ¿escribe libros?” Y debe haber dicho: “¡Por supuesto!” Y ellos dijeron: “Bueno, nos gustaría publicar uno”. Creo que fue una de esas cosas en las que él arregló todo y me dejó la responsabilidad de escribir un libro. Nunca fue algo que conscientemente yo manifestara hacer. El hizo cosas parecidas en diferentes ocasiones. Me metió como actor en un programa de televisión. Yo no tenía idea de eso. Hasta el día que salí al aire, pensaba que iba a cantar. Esas cosas pasaban a comienzos de... ¡el siglo pasado!
–¿Y ahora eso se ve como si hubiera sucedido hace mucho tiempo?
–Siglos.
–¿Podemos esperar que tu autobiografía no sea convencional?
–Pienso que esta clase de escritura fue simplemente el intento de encontrar el modo de meterme dentro, en lugar de hacer una especie de autoservicio histórico de mi pasado particular. Puedo hacerlo porque soy famoso, entonces uso esa fama porque muchas de las cosas sobre las que escribo, la gente ya las conoce. Con un tipo como yo, el proceso de hacerlo es el modo en que funciona. Quiero decir, no estoy realmente haciendo el intento de escribir mi autobiografía. Simplemente es algo que hago en mi tiempo libre.
–¿Qué tan fácil ha sido ser Bob Dylan?
–Han existido muchas partes engañosas en las que tuve que asumir otro personaje para... sobrevivir. En algún punto tenés que abandonar tus ambiciones para poder llegar adonde necesitás estar.
–¿Qué clase de ambiciones abandonaste?
–Eso es lo que ustedes van a tener que descubrir.
–Estás siempre de gira. ¿Te sentís más feliz en la ruta que en tu propia casa?
–Cuando se trata de “felicidad” o de “ser feliz en casa”, no puedo decir que no me sienta en casa casi en cualquier lugar. Quiero decir que me siento en casa cuando estoy en casa y, cuando no estoy ahí, no es que estoy deseando nada que no esté en el lugar en el que estoy.
–¿Es más fácil ser Bob Dylan ahora que antes?
–No soy la persona indicada a la cual preguntarle eso. Esa es una pregunta filosófica para temas filosóficos.
–Al preparar tu autobiografía, ¿revisitaste tus viejos álbumes? ¿Cuál es tu opinión sobre ellos?
–Bueno, sólo estoy mirándolo desde un ángulo que nunca me había aparecido antes. En muchas de las cosas que nos suceden, nosotros simplemente las pasamos sin siquiera imaginarnos que existe un propósito. A menudo se trata de alguna de estas preguntas: ¿Podría haber sucedido esto si no hubiera pasado aquello? ¿Si esto me hizo sentir tan mal en ese momento, por qué a la larga me resultó beneficioso? Está escrita desde una variedad de ángulos y me interesa escribirla, pero no estoy haciéndolo de modo doloroso.
–¿Hay escritores nuevos a los que admirás?
–No creo que haya ninguno, porque vivimos en tiempos diferentes. Los medios son superpenetrantes. ¿Qué puede pensar en escribir un escritor que no veas a diario en el diario o la televisión?
–Con seguridad todavía hay emociones para expresar.
–Los medios mueven las emociones de la gente, de todos modos. Cuando Rimbaud, William Blake, Shelley o Byron escribían, probablemente no existían los medios de comunicación. Era un lugar en el que podías sentirte libre de anotar cualquier cosa que se te viniera a la mente.
–Pero, ¿no te sentís libre cuando escribís?
–Bueno, como digo siempre, no es que me siento a escribir. Mis frases se meten en canciones y tienen una cierta estructura, tienen que ajustarse a un idioma determinado. No son formas libres y no tiene sentido tratar de incorporarle pensamientos ideológicos. No se puede hacer eso en una canción.
–Vos lo hiciste.
–¿Lo hice? Si lo hice, lo hice de facto, pero nunca empecé con eso en mente. Nunca. Quizás otros lo hayan hecho, pero yo no.
–Los medios celebraron tus 60 años en 2001. ¿Vos lo celebraste?
–Sólo del modo habitual. Soplé algunas velitas, eso fue todo.
–¿Cómo afecta a lo que hacés la leyenda de Dylan?
–El noventa y cinco por ciento del tiempo, eso no afecta mi vida de ningún modo. ¿La otra parte? Bueno, quienes estamos envueltos en la fama debemos aprender a manejarla de la manera que podamos.
–¿Alguna estrategia?
–No tengo ninguna estrategia para eso. Trato de ser todo lo amable que puedo.
–¿Alguna vez te preguntás “Por qué a mí”?
–A esta altura, no. Sé qué es lo que hice para ser famoso, así que...
–En una de tus últimas conversaciones con Allen Ginsberg dijiste que la fama no tenía cualidades redentoras. ¿Por qué sustituirías a la fama?
–Realmente no viajo por el mundo de los ricos y famosos. No siento que sea parte de esa cultura de ningún modo.
–¿Se te hace difícil encontrar lugares donde no te reconozcan?
–Bueno, a esta altura me reconocen en casi todos lados. Ni siquiera me acuerdo de la última vez que no me reconocieron.
–En retrospectiva, cuando lograste tu primer impacto, ¿era un buen tiempo para hacer lo que estabas haciendo?
–Realmente no elegí hacer lo que ustedes me ven hacer. Esto me eligió a mí. Si hubiera tenido algo que ver, habría sido algo diferente. Un científico, un ingeniero, un médico. Esa es la gente a la que respeto. Realmente no le tengo admiración a los entretenedores. De un modo u otro, no tienen sentido para mí.
–¿Extrañás muchas cosas del pasado?
–Oh, debe haber algo... Pienso que extraño mucho pero no soy un tipo nostálgico, así que no añoro cosas del pasado.
–¿Pensás que reflejaste nuestro tiempo?
–Pienso que siempre lo hago. No creo que pudiera reflejar ningún período de tiempo diferente que aquel en el que me encuentro.
–Si fueras un artista nuevo, ¿creés que tendrías alguna posibilidad en la industria musical de hoy?
–Creo que sí, porque si tuviste la habilidad, el conocimiento y la fuerza para hacerlo, eso es todo lo que necesitás. Y pienso que ahora sé lo que hago más que nunca antes. Sé que podría encontrar un lugar si eso es lo que quisiera hacer, pero no creo que quisiera hacerlo si tuviera que aparecer ahora. Como dije, querría ser otra cosa.

Traducción: Roque Casciero

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