Jueves, 17 de marzo de 2005 | Hoy
EL “XX FESTIVAL DE CINE DE MAR DEL PLATA”, EN SUS ULTIMOS ESTERTORES
Volver de la costa sin ver estas películas es como ir a París y no visitar el Louvre. Es como entrar a una heladería y pedir un pancho. Es como viajar en subte y querer ver el paisaje. Aquí, también para quienes se quedaron, un recorrido por lo imperdible para los tres días que quedan de glamour.
Por Mariano Blejman
Desde Mar del Plata
Hay una especie de síndrome Hermitage que le ocurre al interesado en presenciar el ¿glamour? del Festival de Mar del Plata. El síndrome alrededor del hotel que pretende ser el centro de la movida provoca una especie de aceleración de los tiempos. Como si se tratara del ingreso a una dimensión desconocida para los que cruzan las puertas giratorias del más allá. También para aquellos que se detienen cada noche en su frente, dándole la espalda al mar, para aplaudir a los que salen. El asunto es que esta vez el perfil del festival se mueve hacia límites de menores celebridades. La elección de la peli iraní-iraquí Las tortugas también vuelan como apertura fue una loable decisión, pero se vio enfrentada con el grupito de “públicos” que esperaron hasta altas horas de la noche para aplaudir al grito de “estamos acá para darles una alegría a los actores”. El No entrevistó protagonistas menos glamorosos. Enhorabuena.
Pretty
Dyana
El film Pretty Dyana estuvo en 40 festivales, obtuvo siete premios internacionales
y surgió de lo que el serbio Boris Mitic veía desde su propia
ventana. Un grupo de gitanos refugiados transformaban autos Citroën 2CV
y Dyana en vehículos de reciclaje para recoger cartones, botellas y hierro.
“Cartoneros del segundo mundo, con una fuerza arrolladora”, dice
Mitic al No, que aprovechó las noches para despacharse como DJ, con un
set de música gitana. Mitic nació en Leskovac, Serbia, en 1977,
antes de alguna guerra y después de muchas otras. Fue periodista antes
que cineasta. Convertir un 2CV en una carreta de ciruja es una metamorfosis
digna de la ciencia ficción. “Son muy divertidos, sienten un orgullo
especial.” La llegada de gitanos refugiados es consecuencia de la guerra
étnica balcánica. Pero su situación actual tiene que ver
con el colapso económico. Después de la guerra, Serbia-Montenegro
se convirtió en un país liberal. “Es una situación
trágica, pero también creativa y con humor. No tienen nada, pero
son felices; nadie puede creerlo.”
Pretty Dyana de Boris Mitic se da el sábado 19, a las 22 en el cine Olympia.
Habitación
disponible
Tres directores siguen a tres inmigrantes, durante tres años. Los argentinos
Diego Gachassin, Marcelo Burd y Eva Poncet acompañaron a estos visitantes
permanentes asentados en Buenos Aires desde 1999 hasta el 2001. Gachassin dirigió
Vladimir en Buenos Aires (que estrenó el año pasado), ya que a
veces los tiempos de realización hacen que sea difícil llegar
a fin de mes. “La idea era pensar nuestra identidad sobre inmigrantes
viejos y nuevos. Entender la identidad de Buenos Aires desde un lugar distinto.”
Pero la intención que tenían desde su productora fue cambiando
con los acontecimientos políticos. “Hasta el 2001 se recibían
muchos inmigrantes de todo le mundo; a partir de entonces comenzaron a irse.
Por eso, el ‘casting’ de inmigrantes se fue modificando.”
Los tres dicen que intentaron tomar la crisis de costado, “ahí
donde circula la vida”.
A pessoa è
para o que nasce
El brasileño Roberto Berliner muestra a Regina, María y Conceiçao,
tres hermanas ciegas que cantan y tocan instrumentos de percusión. Berliner
tiene vasta experiencia en videoclips (varios de Paralamas) y sigue las tareas
cotidianas de tres ciegas que tienen voces fenomenales. Registra su vida y el
momento en que comienzan a transformarse en celebridades. “Ellas tienen
la percepción de cuando estoy filmando, oyen el sonido de la cámara
y saben si está prendida”, cuenta Berliner. Trabajó ocho
años, cuando hacía para la televisión una serie sobre músicos
de la calle. “Fui a filmar a Campinha Grande, y cuando las vi tocar me
enamoré.” Cuando las invitaron a un festival, Berliner perdió
el control. “Los músicos estaban celosos, no entendían qué
hacía un equipo de filmación tan grande siguiendo a tres desconocidas.”
María dice: “No estoy por interés económico sino
porque quiero ser conocida”. En los próximos meses, gracias a las
gestiones de Berliner, grabarán un CD doble: en uno cantarán solas;
en el otro, junto a bandas como Paralamas, Skank, Gilberto Gil y DJ Dolores,
que conocen a Berliner de sus tiempos del clip.
A pessoa è para o que nasce de Roberto Berliner. Sábado a las
15 en el cine Olympia.
Dinero hecho en
casa
En su film, Alejo Hoijman dice que el Club del Trueque funcionó por el
nombre, pero que formalizaron un dinero de fantasía con los mismos problemas
que el sistema monetario convencional. Cinco millones de personas usaron la
moneda desde el 2001. “Tenía que exceder la mirada coyuntural”,
cuenta Hoijman al No. La crisis fue ideal para cuestionar cosas incuestionables:
“Todo gira en torno a la idea del dinero”. La idea del trueque surgió
de tres ciudadanos comunes, que tuvieron la voluntad lúdica de crear
una moneda con control ciudadano. “Se compró el término
trueque, pero en verdad era una moneda de fantasía.” Les fue demasiado
bien, así que la economía clásica interfirió: “Hubo
falsificaciones, inflación, devaluación, errores técnicos,
ataques externos y boicot desde los sectores del poder”, cuenta Hoijman.
El trueque subsiste en pequeña escala en los barrios. El realizador redescubrió
algo que parecía olvidado: el primer billete impreso de la historia argentina
se hizo en Estados Unidos. Era un peso con la cara de Washington.
Dinero hecho en casa de Alejo Hoijman. Jueves 17 a las 15 en La Subasta.
Cuatro imperdibles Promedio rojo Surplus The Raspberry Reich
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