Jue 31.03.2005
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SE LARGA “INSTALL FEST”, EL MAYOR FESTIVAL DE LINUX JAMAS CONOCIDO

Cambiar de sistema

Como si se tratara de pequeños focos de resistencia, este sábado 106 ciudades de América latina serán “sedes simultáneas” del festival que pretende inundar el mundo de pingüinos. El Software Libre es una alternativa frente al monopolio de Microsoft. Para el No, los organizadores argumentan desde Colombia, Bolivia, Chile y la Argentina por qué subirse al Planeta Linux.

› Por Mariano Blejman

El joven estudiante Linus Torvalds lanzó la piedra electrónica en 1991. En un escueto mail pedía ayuda para terminar un sistema que estaba haciendo por un trabajo práctico de su facultad finlandesa. Y desde entonces la bola Linux (de allí su nombre) se convirtió en un sistema operativo imparable, un verdadero dolor de cabeza para el magnate Bill Gates. Se sabe que el 80 por ciento de las computadoras del mundo usan Microsoft Windows, de Gates, pero en los últimos años una forma distinta de concebir el ciberespacio se viene literalmente instalando: GNU/Linux. Este sábado 2 de abril se realizará el Festival Latinoamericano de Instalación de Software Libre (FLISOL, www.installfest.info), en 106 ciudades de 13 países, donde participarán miles de personas. De forma simultánea, los expertos instalarán, gratis y legalmente, software libre para quienes lo deseen. El No envió tres preguntas virtuales a una veintena de organizadores. Todos respondieron. Aquí, una escueta selección de las respuestas más jugosas, como antesala de esta fiesta “electrónica”.

¿Por qué participar?
Las decenas de mails de respuestas de los coordinadores LUG (Linux User Group’s) de América latina sirven para comprender una parte del fenómeno. Mauricio Silva, de Iquique, cree que el Install Fest es una forma de difundir “el uso de herramientas que darán un grado de igualdad tecnológica, sin la necesidad de usar software propietario-pirata”. Los desarrolladores podrán alimentarse de otras ideas, buscando mejores soluciones. “Es una manera de democratizar la tecnología, evitando estar ligado al tiránico monopolio económico e ideológico que plantean empresas que piensan sólo en dinero.” En los últimos años, Linux fue la base donde se integraron herramientas de Software Libre, acercándose al nivel de las “propietarias”. Como cuenta Marco Sánchez de Sucre, ése es el caso del GIMP (símil de Photoshop), OpenOffice (Word).
Juan A. Díaz, de Buenos Aires, está acostumbrado a ayudar a desconocidos sin pedir nada a cambio. “Siempre me preguntan: ‘¿Cómo ayudás y no te pagan?’” La cultura hacker creció así: compartiendo, cooperando y luego dejaron de ingresar a sistemas de otros para crear sus herramientas: “Las empresas nos prohíben compartir. Podemos aprender mucho del Software Libre para nuestra vida cotidiana”. Muchos creen que, en este mundo virtual, el conocimiento debe ser distribuido. Luis Fernando Vargas Cano (Medellín) dice: “La comunidad trabaja sin las presiones que generalmente tienen empresas de software propietario”.

¿Cómo está Linux en cada ciudad?
En América latina, el Software Libre creció lentamente, pero a ritmo sostenido. De hecho, la existencia del Install Fest tiene que ver con un trabajo de hormiga. Hasta ahora habían sido encuentros esporádicos, algunas veces a nivel nacional, pero nunca con tal magnitud. Los “evangelizadores” de Linux creen que debería haber una decisión política más fuerte para que el código abierto sea masivo. “Microsoft impide que se implemente en muchos sectores. Para que se instale a gran escala, el Estado argentino tendrá que hacer como Brasil. Pero lentamente estamos inclinando la balanza a nuestro favor”, cuenta Martín Brambilla (Buenos Aires). En el interior argentino, el movimiento de Software Libre adquiere sustento, curiosamente, gracias al estar alejado. “La distancia a Buenos Aires (más allá del kilometraje) es positiva porque aleja distorsiones creadas por lobbies de las megacorps del escenario local”, cuenta el desarrollador Juanjo Ciarlante, de Mendoza. Cristian Quintana, en Santiago del Estero, opina: “Aquí recién se está empezando a prestar atención”.
En Colombia, en cambio, Vargas Cano cree que Linux se usa cada vez más gracias a Internet “por su resistencia frente a los virus informáticos. Las personas reconocen la calidad del Software Libre; sin embargo, no encuentran muchas empresas que presten soporte”. Desde Iquique, Mauricio Silva admite que “aquí el tema está en pañales”. Recién el año pasado organizaron el ELN, que no es el Ejército de Liberación Nacional como en otras épocas sino el Encuentro de Linux del Norte. Del PC a la PC, del ELN al ELN. Las cosas cambian.

¿Por qué se debe usar Software Libre?
Para Juan A. Díaz (Buenos Aires), Linux es como el motor del auto: “Si bien es importante, es reemplazable. Para que el sistema operativo sea completo se necesitan otras herramientas: un entorno gráfico, un lector de correo, un navegador web y un procesador de textos, una planilla de cálculo. Serían las ruedas, volante, asientos, etcétera. Como usuarios, debemos tener la posibilidad de elegir nuestras herramientas”. ¿Cómo saber qué sucede con nuestros datos, si no sabemos cómo están hechos los programas? Si se puede ver el código, se puede estar más tranquilo en cuanto a la privacidad. Además, “los archivos no serán dañados, no por la genialidad de un virus sino por la ineficiencia del sistema y la complicidad de la empresa que lo comercializa”, cree Díaz. En Bolivia, Claudio opina que el Software Libre tiene la particularidad de ser altamente configurable. “Pero mi recomendación es: si es tu primera vez, mejor no lo hagas solo. Busca a alguien que ayude con la instalación”.
Martín Brambilla (Buenos Aires) cree que el Software Libre debe servir para “liberarse de los caprichos de una sola compañía. Para que nadie nos diga que nunca nos digan que nuestras máquinas quedaron obsoletas porque no corren la nueva versión de Ventana XP”. Lo de Mauricio Silva, de Iquique, en cambio, es una declaración de principios: “El Open Source busca el bien común. La finalidad no es lucrar (lo cual no es malo, pero no es el fin primario) sino entregar un derecho: el conocimiento”. La inclusión de Linux en sus labores cotidianas se ha transformado en un estilo de vida. Hasta hace dos años, Silva pasaba el 50 por ciento del tiempo frente a su computador en tareas como “desinfectar mi PC de los últimos virus, verificar que mis anti-spywares, anti-virus, anti-spam, anti-popups, anti-etcétera, estaban actualizados. Todas tareas tediosas que me restaban productividad. Ahora entro... y a trabajar”, dice.
En países donde la situación económica es endeble, Linux adquiere terreno más rápidamente. Desde Bolivia, Marco Sánchez opina que se trata de una cuestión real: no puede pagar licencias. “No es el simple hecho de pelear contra una empresa sino que las circunstancias nos obligan a buscar una solución a bajo costo. Se pueden obtener mejores resultados.” El colombiano Vargas Cano cree que Linux también cumple una función social: “El dinero que nos ahorramos enriqueciendo a multinacionales de software propietario lo podríamos aprovechar en reducir los niveles de pobreza que tienen nuestros países latinoamericanos”. Curiosamente –como sucede con las drogas–, América latina es un paraíso para los comercializadores ilegales del software, y "es necesario pensar que los gobiernos no pueden seguir siendo marionetas”. Para Vargas Cano, Linux tiene una hermosa cualidad: “Si puedo conseguir un producto libre, ¿cuál es la necesidad de piratearlo?”.

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