Jueves, 7 de abril de 2005 | Hoy
LOS FOTOLOGS EVOLUCIONAN
La novedad no está sólo en la foto sino en el significado que ésta adquiere con el paso del tiempo. La obra de arte, colgada en un espacio que no existe, ocurre gracias a la continuidad de sus apariciones. El fotolog como objeto, álbum o archivo, produce una nueva mirada, que se resignifica junto a su público. Desde Francia, Estados Unidos y Buenos Aires, sus protagonistas explican cómo ejércitos anónimos de cyberpupilas observan imágenes que normalmente se pasarían por alto.
Por Eugenia Guevara
Desde 1998, Jonathan Keller, neoyorquino, diseñador gráfico desempleado residente en Pittsburg, se saca una foto a sí mismo cada día, como si tratara de una foto carné, y la publica en Internet en su The Daily Photo Project. Cada día es diferente. Jonathan tiene diferente peinado, diferentes accesorios, diferente vestuario, pero la misma expresión seria mirando a cámara. Claro que en el transcurso de los años hasta llegar a hoy, Jonathan ha cambiado bastante. Cada página contiene centenares de pequeñas fotos suyas agrupadas por meses, día por día sus últimos siete años, exceptuando un viaje que hizo a Nueva Zelanda y no llevó su cámara digital, el elemento fundacional de esta historia: “Acababa de comprar una cámara digital. Era bastante cara. Michelle, entonces mi novia, me preguntó por qué la había comprado y qué iba a hacer con ella. Le expliqué. Ella me preguntó si iba a usarla cada día con tono sarcástico y le dije ‘sí’, resuelto a hacerlo. Ahí empezó el proyecto”, explica.
En su sitio, además de sus miles de versiones, hay comentarios de gente admirada o indignada con él, según el caso. Lo comparan al mismo tiempo con Richard Gere, Gérard Depardieu, Dustin Hoffman, Charles Bronson o Amanda Plummer. “Inicialmente pensé este proyecto focalizando las diferencias que uno puede ver en sí mismo, día a día. El proyecto creció y creció. Empecé a notar los cambios a largo plazo paralelos a los de corto. Estos cambios serán mayores y mayores cuando el proyecto tenga 20 o 30 años más. Estoy mirando hacia el fin. Hay días en que es más difícil tomar la foto, pero siempre quiero hacerlo. Pienso seguir toda mi vida.”
Cuando Jonathan empezó, a fines de los ‘90, la idea de la foto diaria en Internet resultaba bastante innovadora. De los fotologuistas entrevistados por el No, es el primero que comenzó con esto, aunque prefiera ser considerado de otra manera: “No miro fotologs. La gente me envía links, miro algunos, pero a otros no les presto atención. Me aburro con las fotos que son usualmente sólo diversión de la persona que las toma o la gente que está en ellas. No quisiera considerar mi proyecto como cualquier otro fotolog”. Claro que también en el mundo fotolog hay mucho que no vale la pena mirar. Pero entre las decenas de fotos de amigos haciendo chistes tontos, o cosas aún menos interesantes, pueden aparecer proyectos conscientes, estéticos, movilizadores y muy personales.
Charles de Zohiloff nació en Saint-Valery sur Somme, una ciudad industrial y portuaria del norte de Francia y abrió su sitio Grand Magasin hace menos de dos años, cuando llegó a París. Sus primeras fotos, casi al descuido, son de la ciudad (aunque también aparezcan, extrañadas, escenas de su vida personal), de noche y de día, instantes, tal como los captaría cualquiera sólo con apretar el botón de la cámara. Pero, con el paso de los meses, las fotos de Charles se van definiendo, son cada vez más precisas, más expresivas. Su lugar preferido para retratar cientos de historias cotidianas parece ser el subterráneo parisino.
“Encontré la gente en el metro completamente fatigada o consumida, pero los encontraba bellos también. Estaba sorprendido de que leyeran tanto. Si hago tantas fotos ahí es porque la gente está estática y generalmente, es durante mi recorrido. A veces se sorprenden o se enojan, pero su reacción es siempre positiva porque no me escondo jamás y eso les da confianza. Creo que los pone contentos que los fotografíe. No tengo motivaciones, antes sentía pena de que las cosas bellas no dejaran huella y ahora, a veces, la dejan”, dice. Grand Magasin es definido por Charles como un álbum, un lugar donde él puede ver sus fotos, archivarlas, ordenarlas, y donde otros pueden verlas también. “No sé si mis fotos son artísticas, tengo más bien el sentimiento de que son un poco anticuadas, por no decir estéticamente reaccionarias. Me gustaría que lo fueran menos, o no pensar en eso”, opina.
La australiana Julianne Rose también vive en París, donde trabaja como fotógrafa de moda y publicidad. Su “diario virtual” Day by day in es su proyecto personal sin otra intención que compartir una imagen de cada día con gente. Así, fotos muy diferentes aparecen en su sitio, día por día. Fotos con un punto de vista muy particular, estéticas, con un sutil sentido del humor y encuadres extraños, algunas muy íntimas y otras más relacionadas con su trabajo o la vida diaria. Ella explica: “Algunos días, tomo varias fotos, y otros días, suelo tomar sólo una. A veces, la imagen del día describe abstractamente mi humor o mi emoción, otras veces es qué hago ese día o, simplemente, la visión de algo o alguien que encuentro hermoso, interesante, diferente, divertido o triste”.
Day by day in comenzó en diciembre del 2003, cuando Julianne volvió a su casa, su lugar de nacimiento en el norte de Australia: “Era un momento en que la vida parecía estarse volando a una velocidad vertiginosa y me encontré, muchas veces, lamentándome de no tomarme el tiempo para parar y registrar alguna de las tantas imágenes que atacan mi visión cada día. Desde que empecé este calendario, puedo recordar mi último año en detalle. Muchos momentos insignificantes son tesoros ahora. La vida me parece más larga porque no siento que me estoy perdiendo muchos elementos esenciales, como antes”. El fotolog como álbum, memoria o archivo aparece en cada uno de los entrevistados, así como también lo hace la importancia del feedback con aquellos internautas que descubren esas fotos y se sienten movilizados. Julianne se asombra porque aunque algunas imágenes no tienen una connotación más que para ella, la gente le escribe que ama mirar la vida a través de los ojos de alguien que ve detalles que ellos pasarían por alto. “Es un pensamiento muy conmovedor y tengo la impresión de que todos necesitamos ver la vida como positiva o placentera o interesante, pero a veces cuesta”, agrega.
El parisino Olivier de Chappedelaine también señala que el feedback con la gente que ve sus fotos en La galerie virtuelle lo anima, le da coraje y ganas de seguir tanto para ellos como para él. A partir de su sitio personal, donde publica trabajos desde 1999, semana tras semana, fue que este fotógrafo profesional del ámbito publicitario tuvo la idea de crear otro, exclusivamente para el fotolog y empezar con una foto día por día. La galerie virtuelle nació en junio del 2004. Sus fotos, a veces referenciales, otras abstractas, son esencialmente urbanas. “En mi faceta artística elijo encuadrar el paisaje, la arquitectura, París, otras ciudades de Francia y el resto de Europa.” En un mes, parte rumbo a China y quiere probar cómo es mantener el fotolog actualizado, en tiempo real, desde allá. “Es un sitio muy personal y al mismo tiempo una suerte de laboratorio. Pruebo nuevos encuadres, nuevas técnicas, juego con mi cámara y conmigo mismo. Pienso que es un buen ejercicio de estilo, un juego divertido y, sobre todo, una apuesta personal para cambiar un poco mi mirada profesional, muy rigurosa, creo.”
Fred Beringe también nació en Francia (Niza), pero se mudó a California, hace seis años, para trabajar, rodeándose de un halo de misterio al contarlo, “para una de las más grandes compañías de software en el mundo”. Ahí conoció a su mujer, también francesa, y tuvieron una nena que tiene dos años. “Me volví serio sobre la fotografía en el tiempo que nació mi hija. Como todo nuevo padre quería grabar mi memoria así ella podría tenerla cuando creciera. Me encanta ir hacia el álbum de fotos familiar cuando vuelvo a Francia y me gustaría que ella también tuviera su oportunidad en el futuro. Descubrí placer mirando a través del visor de la cámara. Casi siento que puedo congelar el momento mientras trato de hacerlo durar para siempre”, expresa. Fred tiene un sitio donde publica fotos para su familia y amigos en Francia, y comenzó a tener buen feedback sobre sus fotos. Como no quería compartir ese sitio creó, en diciembre del 2003, 400iso.com para relacionarse con gente de diferentes culturas y visiones a través de la fotografía. “Me motiva a mejorar buscando nuevas técnicas, a entender la ciencia óptica, el proceso del negativo. A veces no pongo nada durante un mes o más, y algún visitante regular empieza a quejarse. En un sentido, ellos me empujan a publicar y a salir y tomar fotos.” Los visitantes regulares deben estar molestando a Fred en este momento porque, desde hace un mes, su fotolog no se ha actualizado. Sus imágenes (blanco y negro o color) retratan a su hija, eventos de su entorno como el casamiento de amigos, recitales, paisajes. Algunas fotos son vívidas, otras disfrazadas por el tamiz de la técnica.
Disfrazar Buenos Aires, o al menos extrañarla, es lo que quiere lograr Alejandro Fridman con las fotos de su Buenos Aires (Backdoor), imágenes irreales de la ciudad acompañadas por pequeños textos, a veces poéticos. Alejandro, diseñador gráfico, dice que las fotos del sitio pertenecen a un trabajo de fotografía urbana anterior realizado para experimentar. “La parte que más me interesa del diseño es el trabajo con la imagen de fotografía o video, crear climas, ambientaciones o atmósferas por medio de la intervención de la imagen. En este trabajo intenté mostrar otra cara de Buenos Aires y por medio de la fotografía en conjunto “extrañar” las imágenes sin pasar el límite de alterarlas, para que alguien que vea las fotos no reconozca la ciudad de entrada”. La idea de pasarlas a un fotolog también surgió como registro y porque le gustaba la idea de poder cruzarlas con textos y armar una especie de recorrido. “Hay muchos rincones de la ciudad que pueden ser agradables o desagradables para algunos, pero que para mí son muy atractivos, por naturaleza o por el resignificado de la fotografía. Muchos de esos rincones están ‘ocultos’ o a la vista de todos, pero la rutina diaria hace que a muchos se les pase de largo.” El 8 de marzo, Alejandro decidió publicar la última foto en su fotolog (un atardecer en Buenos Aires). Su propuesta era un relato visual, y como tal “tiene un principio y un final”, remarca.
También en Buenos Aires, Diego K-lí, consultor en Sistemas, actualiza sus Cotidianas vistas con fotos de la ciudad, y de recitales. También de bailes alocados, perros y gatos, bomberos y músicos, desde Kevin Johansen hasta David Byrne. Hace poco, Diego K-lí fue entrevistado por teléfono desde Radio Francia Internacional por su fotolog, en una sección de Internet, dentro de un informativo. “No soy un profesional, la fotografía más bien es un hobby entre muchos (toco en una murga, soy radioaficionado, etcétera). Desde que recuerdo, mi viejo tiene cámara de fotos y quizás heredé ese vicio de él”, refiere. Su rama preferida es el fotoperiodismo, asegura quien tuvo una gran satisfacción cuando vio una de las fotos que le sacó a David Byrne publicada en Rolling Stone. Su sitio acaba de cumplir un año y la idea inicial, como también señalaron los demás fotologuistas entrevistados, fue grabar imágenes de la vida cotidiana que no solemos ver. En sus palabras: “Hay lugares, momentos, situaciones, que transmiten sensaciones y te das cuenta de eso, cuando otro te lo muestra. Cuando eso me sucede a mí, me siento un pelotudo. Por eso ando por la vida tratando de abrir los ojos y la mente para capturarla con mi camarita digital”.
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