¡Ciento sesenta! bandas independientes decidieron exigirles a los funcionarios lugares para tocar, apoyo logístico y cachet. “Le pedimos al gobierno 250 pesos por músico de banda programada” y nos dijeron ‘olvidate’”, informó Pecho, de Las Manos de Filippi, a los más de 70 asistentes que participaron de la primera asamblea del Movimiento de Músicos Unidos por el Rock (así se llama el colectivo), realizada en Hotel Bauen. Pese al ninguneo de la primera cita con las autoridades –les prometieron el Centeya y el Carlos Gardel para tocar y 12 fechas con cuatro bandas cada una–, el MUR tiene confianza en sus fuerzas por dos motivos: el global es que, dado el operativo cerrojo provocado por Cromañón, hay una enorme cantidad de bandas que están molestas por las restricciones, y el puntual enlaza con las 15 mil personas que metieron en Plaza de Mayo el pasado 19 de abril, durante el festival “Ayer Bulacio, hoy Cromañón”.

“Si no acceden a nuestros pedidos, reventamos la plaza de nuevo”, amenaza Moski, guitarrista de Las Manos. Entre los que adhieren al MUR están Las Manos, Las plantas de Shiva, Un Kuartito, Orge & Caro, Ritcher, Escuela de la calle, Estoy confundida, Urbanda, Ocio Verde e integrantes de la Unión de Músicos Independientes (UMI). “Queremos que nos den espacios para autogestionar”, dice Orge. En el manifiesto inicial, se contemplan dos puntos clave: la complicidad del Estado en la superexplotación del negocio de la industria rockera y el deterioro en la situación de los músicos, que reforzó el monopolio de empresarios, debido al cierre de locales pequeños.

En la fundación se aclara que se operará como “una herramienta de transformación social” y que se reconoce como parte de la clase trabajadora. El debate se abrió porque el cantante de Las Manos había pedido convocar abiertamente a “todos los que estén de acuerdo con la lucha”, incluidos los partidos políticos. Pero hubo quien le contestó que los partidos de izquierda no habían hecho nada por el rock en la Legislatura. “Tenemos que conformar un movimiento de trabajadores del rock, porque tenemos que aspirar a llevarnos un mango; muchos tenemos hijos, familia, y hay que bancarla”, terció Gaspar, de Urbanda. Así de dura viene la mano.