Jue 02.06.2005
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RADIO CULEBRA RECORRE EL PAIS

Micrófono rutero

› Por Cristian Vitale


Pensando en ese bicho que se arrastra ras de la tierra, un grupo de pibes y pibas ligados a la comunicación independiente decidieron llamar La Culebra a un proyecto radial, cuyo objetivo es recorrer el país recopilando y difundiendo músicas, costumbres y lenguajes de cada lugar que pisan. El programa hace base en emisoras de Capital y Gran Buenos Aires (La Tribu y Radio Universidad de La Plata), pero se dispara cuando puede hacia las profundidades argentinas. “Sabiendo que en las provincias hay una gran cantidad de historias y personajes interesantes que permanecen casi desconocidos, pensamos en un medio que los difunda y los vincule entre sí”, introduce Camilo Zaffora, locutor nacido hace 26 años en Azul y fundador de un proyecto itinerante, nómade por antonomasia.

Apenas con dos años de existencia, el colectivo comunicacional –así lo llaman– cuenta con un cargado diario de viaje. En una de las paradas, Mendoza, incursionaron en La Gloria, “barrio bravo” en el que tocó Manu Chao en su gira sudamericana y la experiencia fue increíble. “Cuando le comentábamos a la gente adónde íbamos, nos miraban con cara de: ‘Están locos’ –cuenta Zaffora, recibido en la UNLA–. Pero estuvo alucinante: comimos un asado con el grupo que trabaja ahí, hay estudiantes de comunicación, trabajadores sociales y gente de la murga Los Enviados de Momo.” Un segundo viaje, más riesgoso, sirvió para asimilar códigos.

“Vivimos una secuencia medio tétrica, porque en un momento se armó una batucada con la murga, cerca de casas prefabricadas con paredes de cartón. El vecino que se levantaba a las cinco de la mañana para ir al mercado de verduras se puso loco. Lo interceptaron justito cuando salía en la bicicleta a buscar al hermano para tirotearnos (y... son los códigos de acá, nos dijeron). Al fin, terminamos en la casa de uno de los murgueros, estuvimos hasta las seis de la mañana e hicimos unas entrevistas increíbles. Nos contaron que uno de los chorros del barrio, cuando terminó la actuación, los abrazó y les dijo: “Quiero que cuando mi pibe crezca esté con ustedes, no que me siga los pasos”.

“Ese es el tipo de historias que nos interesa contar, las de personas que en los entornos más desfavorables apuesta por crear y crecer.” Otra vez llevaron el programa a Medanitos, un pueblo catamarqueño de mil habitantes, tan lindo como pobre. “Por ahí pasan dos meses y no les entra un solo peso, viven a verduras, porque casi todos tienen huerta”, detalla Camilo. En Medanitos, los pibes montaron La Culebra en la única radio del pueblo, FM Abaucán, cuya estructura es asombrosa: un galpón con una mesa, una consola, una casetera, un micrófono de mano y una compactera que anda cuando quiere. “En un momento cayó un viejito y se nos puso a llorar, nos había escuchado y se había sentido identificado con los comentarios que hacíamos sobre el respeto a la tierra; nadie hablaba de esas cosas.”

En San Luis se alojaron en un ex centro de detención de la dictadura. Cuenta Camilo: “No había lugar para dormir, y nos llevaron a una guardería donde cuidan a los hijos de los pico y pala –beneficiarios de los planes sociales–. El edificio era muy grande, con humedad, habitaciones cerradas, medio raro... Después nos enteramos de que había sido un centro de detención durante el Proceso. De noche, la casa vacía era totalmente atemorizante. No nos animamos a subir a las piezas, donde hace veinticinco años torturaron gente. Al final dormimos en unos colchones en el piso en la cocina de la planta baja”.

Las cabezas son Camilo y Diego Carrera, un productor artístico de 28 años nacido en Tres Arroyos. Recorren el país –a veces junto a sus colaboradores– captando sueños ajenos para fundirlos con los propios. “Somos un poco de cada medio por los que pasamos y somos la gente que conocemos”, sintetizan. Más allá del anecdotario, el brillo de La Culebra está dado por el puente entre las radios comunitarias diseminadas por el país. “Ni bien llegamos al lugar elegido, entramos en contacto y armamosla historia con el director o el coordinador del medio. Hay gente que por ahí nos mira raro al principio, pero nuestra actitud de respeto y predisposición les saca cualquier idea de ‘estos porteños que nos vienen a enseñar radio’. A medida que vamos conociendo se va dando que los más interesados nos invitan a salir al aire con bloques o columnas, contando cosas o mostrando material de los viajes. Esto nos interesa por la posibilidad de interactuar con distintos conductores y en el marco de programas diferentes, es una gran posibilidad de aprendizaje.”

Cada programa que graban queda en las radios visitadas como enlatado y, a su vez, ellos traen programas propios de aquéllas en las emisoras de Buenos Aires. “Hay casos en los que se ha dado muy buena onda con la gente, al punto que el periodista que ofició de anfitrión en Catamarca hoy está conduciendo Radio Culebra los lunes a las 22 por FM Universidad de Catamarca, con material que le enviamos vía Internet, y él a su vez genera sus propios informes periodísticos que nos envía para que pasemos aquí. La nuestra es una apuesta a la identidad y al intercambio”, remata Camilo.

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