POR LEONARDO OLIVA
Desde Mendoza

Como el arquero en el fútbol, que carga con un pasado de “gordito” que lo destinó a cuidar los tres palos de un juego para hábiles y flacos, el baterista de una banda suele soportar kilos de prejuicios que lo sindican como el menos músico de los músicos y al que el estrellato no le va. Por eso va atrás en el escenario, escondido entre parches y platillos y con pocas posibilidades de mostrarse (a excepción de divos como Lars Ulrich). Históricamente relegados en conferencias de prensa y entrevistas donde las estrellas que tienen algo para decir son los cantantes y guitarristas, los bateros parecen tomarse revancha pegándole a su instrumento en clínicas, workshops y sesiones donde los que hablan son sus palillos.

Para confirmar que lo suyo no es sólo hacer ruido golperando latas, este fin de semana varios de ellos se juntarán en la segunda edición del Mendoza International Drum Fest, desde mañana hasta el domingo, y que parece convertirse en la expo de artistas de la batería más importante del país. Producido y organizado por Gustavo Meli, gran exponente a nivel mundial (fue elegido en 2001 en Estados Unidos como el mejor baterista no descubierto del mundo), el Drum Fest contará con la participación de sesionistas y estudiosos del instrumento como Robby Ameen (de origen libanés, grabó con Rubén Blades, Paul Simon y Dizzy Gillespie), Quintino Cinalli (una gloria del rock nacional), Oscar Guinta (Adrián IaIaies, Javier Malosetti Trío, Herbie Hancock, Dave Holland), Kike Gentile (docente y columnista de revistas especializadas de todo el mundo), el chileno Christian Hirth y el alemán Marco Minnemann, entre otros.

“A la calidad de los artistas concurrentes se han extendido las actividades para que los amantes de este arte y el público en general entren en un contacto más fluido y especializado con el mundo de la batería y la percusión”, cuenta al No Gustavo Meli. Así, además de proponer la acción de los músicos, el Drum Fest contará con dos carpas en las que se realizarán una expo de instrumentos, talleres abiertos al público en general, charlas, workshops, muestras de video, etc. Entre tom toms, redoblantes, pedales, campanas y platillos, el repaso por el currículum de cada artista –www.mendozadrumfest.com.ar– invita a la curiosidad y el asombro clásico que los solos de batería suelen despertar en los asistentes a un recital.

“Ya estuve antes en Mendoza y gocé mucho esa vez. Parece que este festival es más grande todavía”, se sorprende el gran Robby Ameen. Oscar Guinta también elogia: “Me saco el sombrero ante esta iniciativa. Sé que se está transformando en un evento de cada vez mayor jerarquía. Y por eso me honra mucho haber sido convocado para cerrar el viernes”. Por su lado, Quintino Cinalli adelanta su performance del domingo: “Voy a fusionar mi set tradicional con instrumentos de percusión como cajón, congas, tamboriles, timbales, accesorios y demás. Es mi visión de fusionar nuestras raíces con la música universal”. El conocimiento es poder en estos encuentros, donde los bateros demuestran, como los arqueros con sus atajadas, que la preparación es la base de su arte.