Jue 23.06.2005
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NUEVO DISCO DE LOS FOO FIGHTERS

Eterno retorno

Dave Grohl ya está podrido de que le hablen de Nirvana, de Kurt Cobain, del nacimiento del grunge. Ni siquiera le puede poner In your Honor al nuevo trabajo –aunque así lo hizo– porque ya empiezan las especulaciones. Pero esta vez sí, la canción Friend of a Friend está edicada al rubiecito... (que protagoniza Last Days)

› Por Roque Casciero

Para Dave Grohl es imposible zafar: cada vez que compone una canción, ahí van cientos de fans a intentar descifrar qué parte de la letra habla de Kurt Cobain o de Courtney Love. “Incluso si digo las palabras ‘never mind’ la gente salta sobre eso y se excita, y las alarmas empiezan a sonar... Pero no es tan simple”, contraataca el ex baterista de Nirvana y actual líder de Foo Fighters. “Hay mucha otra gente en mi vida a la que amo y odio. No se trata sólo de Los Dos.” Pues bien, en In your Honor, el nuevo álbum del cuarteto, hay una canción que hará que la mente de los seguidores más obsesivos suene como un cuartel de bomberos cuando se declara un incendio. Se llama Friend of a Friend y dice así: “El necesita una habitación tranquila/ con un candado para mantenerlo dentro/ Toca una vieja guitarra/ Era la guitarra de su amigo/ Nunca estuvo enamorado/ Pero sabe qué es el amor/ El dice no importa (nevermind) y nadie habla”. Y sí, esta vez la letra habla de Cobain y de Nirvana, pero no es lo que parece: “En realidad, esa canción tiene 15 años. La escribí cuando me mudé a Olympia (Seattle), con Kurt. Recién me había integrado a Nirvana y no lo conocía mucho. Había una portaestudio en el departamento y grabé dos canciones ahí porque no tenía nada más que hacer. Creo que nunca se las hice escuchar a Kurt y a Krist (Novoselic)”. Friend... tiene más historia, porque Grohl, bajo el nombre de Late, la cedió para ser publicada en una serie de casetes indies, que en la actualidad cotizan unos 150 dólares. Y ahora el cantante y guitarrista la recuperó para In your Honor.

O, más específicamente, para el disco acústico. Porque In your Honor son dos discos totalmente disímiles en una misma cajita. El primero está en la línea de lo que se conocía de los Foo Fighters: rock duro, riffs poderosos, melodías con gancho. Pero el segundo es una sorpresa mayúscula, con tracks que recuerdan al Unplugged de Nirvana, al Harvest de Neil Young o a Tom Petty and The Heartbreakers.

“Esta vez teníamos que hacer algo especial”, explica Grohl. “Grabar el disco acústico fue muy refrescante. No sabíamos cuánto tiempo iba a llevarnos, porque nunca antes habíamos hecho algo así. Construimos las diez canciones a partir de una guitarra acústica. No sé si deberíamos hablar de un disco acústico porque algunas de las canciones tienen una orquestación enorme, pero es mucho más melodioso que el otro.” Entre los invitados figuran John Paul Jones (ex Led Zeppelin), Josh Homme (Queens of the Stone Age) y hasta ¡Norah Jones!, quien canta a dúo con Grohl una bossa nova llamada Virginia Moon: “Siempre escribo material que no encaja con el modo en que se supone que debe sonar Foo Fighters, así que el disco acústico fue mi oportunidad de grabarlo. Pensé que Norah sonaría perfecto ahí, me encanta su voz. Vino al estudio el Día de San Valentín. Nosotros limpiamos, guardamos las porno y pusimos unas flores. Ella entró e hicimos todo en dos horas. Es extraordinaria. Cuando escuché la canción, dije: ‘Esto no suena como los Foo Fighters’. Y Nate (Mendel, bajista) contestó: ‘Bueno, precisamente por eso debe ir en el disco’”.

El quinto álbum de la banda se grabó en los flamantes estudios 606, en el norte de Los Angeles, que le costaron 700 mil dólares a Grohl. La sala de control fue acondicionada bajo un modelo concreto: los Polar Studios de ABBA (donde también grabó Zeppelin). Los autos que paran en el estacionamiento de 606 pondrían verde de envidia al 95 por ciento del planeta. Y las paredes del lugar están tapizadas con discos de oro y de platino que dan cuenta de la contribución de Grohl a los Foo, Nirvana, Queens of the Stone Age, Garbage, Tenacious D... Cuarenta y cinco millones de copias: eso es lo que da la suma de las ventas de todos los discos en los que participó este tipo de 36 años, cuerpo tatuado, barba candado y sonrisa permanente.

¿Quién se hubiera imaginado semejante presente para él tras la muerte de Cobain? Basta con repasar la pobre carrera post-Nirvana del bajista Krist Novoselic para figurarse en qué podría haber terminado Grohl. Los primeros tiempos fueron difíciles, confiesa él: “Si tenés a alguien muy cercano, un miembro de tu familia o alguien a quien amás, y desaparece o se muere... Imaginate entrar todos los días a su habitación llena de cosas. Exactamente así me sentía con respecto a la música, porque Nirvana era todo mi mundo. Me costaba escuchar música, así fuera la banda de sonido de Paris, Texas o Metallica. Tenía que desconectarme. Y no podía imaginarme subir a tocar la batería con algún otro sin pensar en Nirvana. Pienso en Nirvana cada vez que me siento frente a la batería”.

Grohl recuperó la confianza tocando con Mike Watt y como invitado de Tom Petty. Más tarde, en soledad, le dio forma al primer disco (epónimo) de Foo Fighters. “Honestamente, ese disco salió de algunas melodías y demos que grabé en una consola de ocho canales en mi casa, cosa que hacía desde la época de Nirvana”, recuerda el cantante. “Muchas de esas canciones fueron escritas cuando todavía era parte de Nirvana o incluso antes. La idea no era formar una nueva banda y comenzar de nuevo sino ir a un estudio cerca de casa y grabar durante seis días, que era el tiempo máximo que había dedicado a grabar música mía. Me parecía muy profesional. Quería hacer mi propio sello, sacar el álbum sin nombres ni fotos, llamarlo Foo Fighters para que la gente pensara que era una banda, como lo que hizo Stewart Copeland (ex The Police) con el disco de Clark Kent. La intención era hacer música y, sabiendo que aún estaba bajo la sombra de esa cosa llamada Nirvana, para que la gente pudiera ser objetiva tenía que ser algo absolutamente anónimo. Esa era la idea original”.

Pero Learn to Fly y Next Year alteraron los planes, porque colocaron a Grohl en el papel de estrella e hicieron que los ficticios Foo Fighters se convirtieran en una banda real. Una década y varios discos de platino más tarde, el cantante se considera a sí mismo “el tipo más afortunado de la Tierra”. “Ni en mis sueños más locos me imaginé que estaría aquí todavía. Antes juraba que iba a retirarme a los 33 años, porque ¡uno no puede estar en una banda de rock a los 33! Bueno, ahora me duelen un poco las rodillas, pero todavía no estoy acabado”. Y el futuro, para él, parece más luminoso que nunca: “En cada disco que hicimos imaginé que era el último. Pero, por una vez en la vida, he hecho un disco que no quiero que sea el último. No sé si es por la cantidad de música que grabamos, o por explorar dos dinámicas hasta el extremo, pero In your Honor nos está abriendo puertas por las que puedo ver los próximos diez años. Y eso nunca antes había pasado.”

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