El amor, la vida, la muerte, el sexo, las drogas, la pasión, la rebeldía, los libros, el cine, la política. A la hora de elegir una musa, aquello en lo que inspirarse para componer, el rock se ha nutrido de toda clase de estímulos. Sin embargo, uno de las temáticas que más horas-televisor cubre, el fútbol, no ha dado tantos ejemplos a la hora de nutrir canciones como podría creerse, fuera del símbolo humano que significa Maradona. Y más allá del elogio de la experiencia de tribuna futbolera, que suena más bien a asociación de códigos entre los rituales del recital de rock y los de la cancha de fútbol. Las referencias rockeras al juego del fútbol en sí –al corner, al cabezazo, a la gambeta, al árbitro, al gol– no abundan. Aunque aparecen bandas que se inspiran en el fútbol por caminos alternativos.

Club Atlético, el reciente álbum de la banda de beat-rock Los Clones, aparece autodefinido como “un homenaje al fútbol argentino”; en su tapa se aprecia el verde césped de la Bombonera y, en el librito interno del CD, sus 16 canciones aparecen dispuestas como un equipo en la cancha, con banco de suplentes, DT y todo. “Le debemos reconocimiento y agradecimiento al fútbol argentino por habernos dado tantos momentos de gloria y pasión”, afirman los mellizos Max y San Cruciani, líderes del grupo, y arriesgan: “El rock y el fútbol se retroalimentan a través de las canciones; cuando una hinchada alienta a su equipo cantando un hit rockero, los jugadores están sintiendo el apoyo de la tribuna a través de un estribillo surgido del rock. Y al mismo tiempo, la pasión de los hinchas por esas canciones revive cuando las cantan en una tribuna”.

Pero pocos ejemplos parecen tan directos como el de una banda llamada, justamente, Fútbol. Al revés de lo que podría pensarse –y por suerte– no se trata de puro bombo y estribillos propios de La Mosca sino de rock experimental, con violines y scratches. “Cuando nos juntamos a ensayar, de lo primero que hablamos es de fútbol”, cuenta Federico, bajista y violinista de Fútbol. Y hasta pareciera que el fixture y la oferta deportiva semanal intervienen en el cronograma de actividades de la banda: “Los ensayos de los días de semana terminan justo cuando están por empezar los partidos de la Copa Libertadores”, admite Gamba, el guitarrista.

Pero a pesar de su confeso gusto por el máximo torneo americano de clubes, Fútbol (la banda) marca una distinción fuerte en su apego por la pelota: “Los partidos extranjeros y el fútbol de Primera División nos chupan un huevo porque son puro negocio; la posta es el ascenso, que es el fútbol de verdad, con gente que entrena y juega de corazón, por amor al equipo”, señala Federico. Y dispara: “Ahí está el paralelismo con el rock: por un lado, gente a la que sólo le importa el dinero (los equipos grandes / las bandas de rock que meten las compañías grandes); y por otro, la gente que se mueve a través de la pasión (los clubes del ascenso / las bandas under)”. “Nos sentimos identificados con una cancha de tablón medio vacía, que es como un show a puro huevo en un sótano; pero no con los partidos llenos de propaganda y cámaras de TV, que son iguales a los megafestivales con nombre de sponsor”, completan.

“El fútbol, al igual que la música, es arte”, sostienen los clones Cruciani. Y resume Gamba, de Fútbol: “El sentimiento del under es mucho mejor que el que propone la Brujita Verón”.