Jueves, 14 de julio de 2005 | Hoy
SE ESTA HACIENDO UN FILM SOBRE LA COLIFATA
Desde las entrañas del Barrio Gótico de Barcelona se está craneando una película sobre La Colifata. El film estará producido por los que hicieron Balseros (nominada al Oscar), dirigida por el argentino Carlos Larrondo, con música compuesta por Manu Chao. Si todo sale bien, Manu vendría a fines del 2005 a rodar con los colifatos. (Pero, por favor, no le cuenten a nadie. Es secreto, secreto.)
Por Mariano Blejman
La locura nunca se detiene. Ni la de los que están del lado de afuera (¿nosotros?), ni la que está del lado de adentro (¿ellos?). Hasta que de pronto viene alguien y ofrece un micrófono para conectar el exterior con el interior. Los mundos paralelos se electrocutan del encontronazo, pero ya nunca más pueden separarse. Hasta que de pronto viene alguien que ofrece su música para ambientar esa conexión. Y los mundos del delirio atraviesan fronteras inconmensurables y no hay forma de volver atrás. Hasta que de pronto viene alguien que había estado filmando y ofrece sus imágenes como un método “sanador” y la explosión ya parece definitiva. ¿A dónde va todo esto? Las imágenes capturadas por el argentino Carlos Larrondo, asentado en Barcelona, dan tantas vueltas como las ideas que tienen los de la Radio Colifata, esos internos del Borda, en su cabeza.
En resumen: Larrondo fue y vino, cruzó el charco, se salpicó de ideas propias y ajenas sobre el proyecto que encabeza Alfredo Olivera aquí nomás, y que ha recorrido buena parte del mundo, inspirando con su idea de usar la radio para conectarse con el mundo, a otros locos planetarios. Larrondo se asienta un día en Europa, precisamente en Barcelona, se hace amigo de Manu Chao (que tiene muchos amigos en el Gótico) y se graba el CD Siempre fui loco para, con y de La Colifata. Manu hace música para una película que empezó en 1996. Larrondo golpea la puerta de una productora cuyos dueños estuvieron nominados al Oscar por Balseros (que cuenta historias de balseros cubanos, y su vida cotidiana cuando llegan a Estados Unidos) y aceptan el proyecto.
Rebobinemos. Carlos Larrondo nació en un pequeño pueblo llamado J.J. Almeyra, en el partido de Navarro (“los pagos de Juan Moreira”, dice). Estudió en Buenos Aires diseño gráfico, después hizo cine, hasta que conoció el proyecto de radio La Colifata. Desde 1996 –ya son nueve años-, Larrondo viene filmándolos. Empezó captando locuras ajenas en ese invierno del '96 en un trabajo para la facultad. “Me puse a convivir con ellos, estuve tres meses haciendo una investigación de campo. Mis compañeros se asustaron un poco, se fueron y me quedé solo.”
En 1999 conoció a una catalana en una tanguería de Buenos Aires, se enamoró, tuvo dos hijos gemelos y, cuando se enteraron de que venían dos igualitos, se dijeron entre sí: “Vámonos de aquí”. “Y aquí me quedé”, dice Larrondo, que ahora vive solo. Se quedó en el Barrio Gótico, en esas calles con acumulaciones de sombra permanentes, hasta que fue conociendo al Manu y su pandilla de buenos maleantes. “Le había mostrado un corto del Borda al Manu y él siempre hinchaba con hacer algo, le disparaba muchas cosas. Pasaron los años y un buen día salió lo del disco Siempre fui loco (grabado con músicos de la calle), donde todo el mundo ponía sus canciones, y yo puse el audio y me puse a fabricarlo”, cuenta Larrondo. El disco que contó con el apoyo de FM La Tribu se vendió como pan caliente, en cada esquina, en cada show, de a diez, de a cinco, de a veinte. Y más o menos en esa época, Larrondo vino a la Argentina con algo del dinero que había juntado para la radio, y después se fue a ver a los indios quilmes, donde también colabora con proyectos autogestivos.
En el 2003 volvió con una cámara cuando el país estaba enardecido, y en España estaban llenos de proyectos solidarios. En ese contexto, Larrondo fue a ver al productor Loris Omedes, de Bausan Films. “Son los mejores productores de documentales sociales de España”, cuenta. En Barcelona, el argentino Martín Correa Urquiza armó Radio Nikosía, una réplica de La Colifata dentro de Radio Contrabanda que sale en la calle barça, desde la Plaza Real. En Europa las cosas no son iguales: los manicomios –a excepción de casos extremos– no existen. La locura encerrada no se consigue tan fácilmente. A partir de los años ‘70, el cambio se produjo en Europa, producto de la antipsiquiatría reinante. “No están contra la psiquiatría ni contra la medicación. El asunto es no aislarlos de la sociedad. La locura es un problema social, no se resuelve encerrándolos. El problema es cuando la humanidad se establece con un sistema cartesiano,donde todo tiene un lugarcito y si algo no entra, es la locura. La sociedad industrial trajo cada vez más enfermedades”, dice Larrondo.
“En América latina hay problemas reales, Europa tiene para comer. Aquí la gente se preocupa por aquellos que se pintan la cabeza de color o los que se cogen entre el mismo sexo. Está más preocupados por la ecología, porque el resto está medio solucionado. El enfermo mental tiene qué comer, reciben subsidios, pero no son aceptados. En la Argentina, en gran parte gracias a La Colifata, estamos más avanzados en eso. Somos más habladores y expresivos. En Cataluña, si alguien está loco, mejor que no se entere nadie”, cuenta Larrondo. La historia de la película sigue en el 2004, cuando realizó un reportaje sobre Nikosía y logró mostrar el trabajo en la televisión española, dentro del programa Gran Angular. En ese momento, el mentor del proyecto, Alfredo Olivera, uno de los colifatos Horacio Srur, el “Guerrero de la Luz” y Laura, una coordinadora, se fueron a dar una vuelta por Europa, como embajadores.
Larrondo los acompañó con la cámara. Filmó el recorrido de los colifatos con Manu Chao por las calles del Gótico, en Toulouse, en París, en un hospital en Italia y en Trieste, donde los colifatos fueron conociendo a sus compañeros en el mundo. Larrondo promete que a fin de año vendrá a terminar la película con Manu Chao como invitado de lujo. ¿Cuál es el rol del pluriclandestino? “Manu hace la música y aparte está dentro de una historia, que nos involucra un poco a todos. También hizo el disco. Es parte de la historia de Los Colifatos. Con Manu hemos estado muy apasionados por el tema y estamos metiendo mucha garra para sacarlo adelante. Le damos una parte del beneficio a la Radio, no sólo sería una ayuda comunicacional sino también económica.”
“Ahora estamos en un premontaje de 90 minutos. Falta un trabajo de guión y montaje, filmar un poco más, y la posproducción”, cuenta Larrondo. Después vendrá una etapa burocrática, pero que en este caso es más que compleja: conseguir las autorizaciones de utilización de imágenes de personas que no están en sus cabales plenos. Ergo, sus “curadores” deberán firmar, si es que les gusta la idea. “La Colifata es algo maravilloso. Nos gusta filmar sobre ellos porque mezclan la realidad con la poesía, y ése es mi estilo de filmar. Con Manu pasa lo mismo, hay una coincidencia, nos pasa que nos enganchamos no sólo por las palabras que dicen. Ellos son los maestros, hay una dosis de realidad y fantasía que necesitamos. La realidad objetiva no existe y la otra, tampoco. Los documentales tienen un estilo muy definido de contar las cosas, pero ellos cuentan las cosas de otra forma. Manu ahora está en proceso de maquetación de su música”, cuenta Larrondo, que se dedica a hacer clips (hizo La rumba de Barcelona de Manu Chao en Súper 8), hizo animaciones con Ojos de Brujo y mientras tanto ha sobrevivido cocinando.
“La ilusión es llegar al cine, para entrar en el alma del espectador. Esto les hace bien a ellos y muy bien a quien los escucha. La radio tiene una función terapéutica, empiezan a individualizarse un poco más porque adentro es tierra de nadie. Han pasado casi diez años desde la primera vez que fui, y el espíritu sigue siendo el mismo”, cuenta Larrondo. “Ahora bien, la realidad no puede escapar del paso del tiempo: muchos de los que aparecían en aquellas filmaciones del '96 han muerto, otros se han ido a otros hospitales, otros están ahí adentro o nadie sabe dónde andan. La vida de cada uno está en la película: pero el personaje es la radio, después están los miembros que vamos descubriendo. La radio les ha permitido desarrollar su poesía, conocer otros países, otra gente, poder viajar. Ellos lo han logrado, y eso me interesa”, dice Larrondo. Si todo sale bien, estarán terminando a principios del 2006. Después, seguramente, tendrán otra locura en mente.
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