Jueves, 25 de abril de 2002 | Hoy
POR PABLO MARCHETTI
”Si nos transformamos
en portadores de un proyecto global de sociedad, estamos muertos. Es necesario
que nos asumamos como un movimiento incompetente y vivir nuestras contradicciones.
La política no debe ser un coto cerrado de los tecnócratas.”
La declaración poco tiene que ver con un discurso político electoral,
de esos que, supuestamente, deben dar respuesta a todo. Pero ésas fueron
las palabras que utilizó Magyd Cherfi, cantante del grupo Zebda, para
abrir uno de los primeros actos de campaña del movimiento Motivé-e-s.
Motivé-e-s significa Motivado-a-s y es el nombre de un partido político
atípico, surgido en la ciudad francesa de Toulouse, que hoy tiene representación
en casi todo el país. Lo de atípico es por varios motivos. El
hecho de ser un partido que nació sin base programática no es
un dato menor. Si bien se trata de un partido de izquierda, con una fuerte presencia
de inmigrantes, los Motivé-e-s poco tienen que ver con la izquierda tradicional
y mucho con la izquierda global. Entre sus héroes están el Subcomandante
Marcos y José Bové: en el 2000, Zebda tocó junto a otras
bandas como Noir Désir ante 100 mil personas durante el juicio que se
le seguía en Millau al líder campesino que “atentó”
contra un local de McDonald’s. Entre las organizaciones hermanas, reviste
también el movimiento Attac. Pero Motivé-e-s es atípico
también porque se gestó a partir de un grupo de rock muy masivo
en Francia, Zebda. Para darse una idea más o menos aproximada a lo que
significa su aparición en la política francesa, habría
que pensar en la posibilidad de que Bersuit Vergarabat o Los Piojos formaran
un partido político, y que sus cantantes, Gustavo Cordera o Andrés
Ciro Martínez, fueran candidatos a diputados. Suena raro, es cierto,
pero eso es lo que sucedió en Toulouse, la ciudad donde nació
Gardel y en la que todavía recuerdan con cariño al Beto Márcico
(que jugó en el equipo de la ciudad en los años ‘80).
El debut político de Motivé-e-s fue en las elecciones municipales
del año pasado. Para financiar la campaña, lanzaron el disco Motivés,
chants de lutte, en el que una banda formada por los integrantes de Zebda más
otros músicos invitados canta y toca once canciones revolucionarias del
siglo XX en francés, árabe, español e italiano. Entre otras,
la famosa “Hasta siempre”, “Bandiera rossa”, “El paso
del Ebro”, “La cucaracha” y el tema que da nombre al disco, una
canción escrita en 1943 por partisanos que luchaban contra la ocupación
nazi en Francia. Con semejante despliegue artístico, sus actos políticos
eran los más concurridos. Y aunque no fueron los más votados,
su debut en las urnas no estuvo nada mal: salieron terceros, con el 12 por ciento
de los sufragios, detrás de Philippe Douste-Blazy (del derechista UDF,
cercano a Chirac) y del socialista François Simon.
Para la segunda vuelta se planteaba un dilema: ¿había que abstenerse,
o apoyar al candidato de la llamada “izquierda plural”, el frente
político que comanda el socialismo con sus aliados menores, los comunistas
y los ecologistas? Por un lado, los Motivé-e-s eran un partido de izquierda
y se suponía que había que impedir el triunfo de la derecha. Por
otro, ellos eran un grupo nuevo que debía rechazar todas las formas de
la vieja política. Finalmente, todo se resolvió como siempre:
con una asamblea en la que todos opinan y todos deciden. Y la asamblea decidió
apoyar a Simon.
La jugada no pudo haber salido peor: no sólo hubo que aguantar las críticas
por apoyar a un partido tradicional sino que el candidato socialista perdió.
Sin embargo, los Motivé-e-s salieron fortalecidos. Más allá
de la escena para la historia del veterano Simon bailando al ritmo de Zebda
en algunos actos de campaña (en la primera vuelta, el socialista convocaba
unas 2 mil personas; con el apoyo de los Motivé-e-s, unas 10 mil) y del
hit electoral “Allez ouste!” (una ironía sobre el nombre del
candidato derechista), el fenómeno se extendió por buena parte
del país.Si bien el fenómeno Motivé-e-s es propio de Toulouse,
se presentaron listas similares en Saint-Etienne, Estrasburgo, Chartres, Burdeos,
Aviñón, Mantes-la-Jolie, Bretigny, Dreux o Bondy, muchas de ellas
con buenos resultados electorales, también alrededor del 10 por ciento.
La cosa iba en serio y un fantasma recorría Francia. Y aunque antes de
las elecciones Elisabeth Heysh, número dos de la lista de Motivé-e-s,
declaraba “no tenemos programa porque lo que queríamos era animar
el debate, no impartir consignas”, era el momento de tenerlas. Magyd Cherfi,
por su parte, prometía para después de las elecciones: “Haremos
una síntesis de todas las propuestas recogidas en las distintas ciudades
a partir de la dinámica creada por Motivé-e-s”. Que no es
lo que se dice una promesa electoral de un candidato en campaña, pero
es algo.
El momento de la síntesis llegó unos meses después, en
junio, cuando se realizó en París el primer congreso nacional
del movimiento Motivé-e-s. Allí acordaron la creación de
una federación nacional que nucleara a todos los grupos de distintas
ciudades que hasta ese momento habían surgido como clones del partido
de Toulouse, de forma espontánea. Y reafirmaron su compromiso de democracia
directa con una de las pocas consignas que se permitieron durante la campaña:
“Una sola táctica, la colectiva”. Además del disco,
editaron un libro (que según sus editores, “más que un ensayo
es un testimonio y una herramienta”) y realizaron una película sobre
la experiencia electoral, para seguir financiando el movimiento.
En marzo pasado, varios micros con militantes Motivé-e-s viajaron a Barcelona
para participar en la mayor manifestación antiglobalización de
la historia. Está claro que la lucha continúa.
En Bondy con Los Piojos
En 1991, antes de grabar su primer disco y mucho antes de ser una banda de rock que llena estadios, Los Piojos tocaron en Bondy, un suburbio de París, en un festival llamado “Los Suburbios al Aire”. Allí también participaron, entre otros, Zebda, Mano Negra y Parafina, un grupo de percusión de músicos de Burkina Faso que hoy son muy conocidos en Francia. La llegada del entonces casi ignoto grupo under argentino a París se produjo por quien entonces era manager de la banda, Osvaldo González. “El contacto lo hizo un sindicalista argentino amigo mío, dirigente del sindicato de la limpieza, que estuvo preso en la dictadura, salió en el ‘82 y, como habían matado a algunos ex presos políticos, se exilió en Francia –recuerda González–. El nos invitó y fuimos para allá un día después de tocar en Parque Centenario en el festival por Walter Bulacio. Ese tipo de festivales en Francia los financiaba el Partido Socialista de allá, como una forma de contener a todo ese movimiento juvenil contestatario y a favor de los inmigrantes que estaban surgiendo alrededor de los grupos de rock. Los Zebda, sin dudas, eran los más politizados de todos. Ellos tenían un desarrollo ideológico mayor que, por ejemplo, Mano Negra.”
Una breve historia
Zebda significa “manteca”
en árabe. Y es que “beurre” (manteca, pero en francés)
es como llamaban los franceses a los argelinos (“mantequitas” y llorones)
que se negaban a luchar por la République. Y así, de ese modo
racista, es como se llama a los hijos de inmigrantes nordafricanos hoy en Francia.
Los Zebda son segunda generación de inmigrantes y, si bien los tres cantantes
son de origen magrebí, entre sus integrantes también los hay de
origen español e italiano. Uno de los mayores hits del grupo fue “Le
bruit et l’odeur” (“El ruido y el olor”), una canción
que hace alusión a una frase racista de Chirac, que afirmó que
en los barrios de inmigrantes “hay ruido y olor”. Musicalmente, pertenecen
a la misma familia que Mano Negra o Les Negresses Vertes, sus compañeros
de generación en el rock francés. O sea, una mixtura muy Clash
de reggae, música árabe (lo que se conoce como raï), funk,
flamenco, punk, ska y todo lo que encuentren para meter en la licuadora. Y las
letras son explosivas y hablan, de forma directa y descarnada, sobre el racismo,
los inmigrantes, la Intifada palestina y todo lo que anda mal en este mundo.
“Hay que tener los pies en el suelo y, en el corazón, un puño
levantado”, suelen repetir en los actos políticos que protagonizan.
En 1998, dentro del festival Francofolies, una parte del grupo se presentó
en el teatro Opera, compartiendo cartel con Babasónicos.
El origen del grupo tiene que ver con las inquietudes sociales y políticas
que acompañaron cada uno de sus hechos artísticos. El embrión
de Zebda hay que rastrearlo en el grupo Vitécri, un colectivo (palabra
que les encanta) de acción cultural cuyo nombre deriva de Video-Teatro-Escritura,
pero que en francés también significa “escrito rápido”.
Vitécri llevaba a los barrios bajos del norte de Toulouse (donde viven
los inmigrantes pobres, la mayoría árabe) estas herramientas artísticas
como una forma de hacer arte y al mismo tiempo brindar testimonio sobre la pobreza,
la marginalidad y el racismo. Zebda surgió cuando a una de las películas
que realizó Vitécri (que en sus comienzos se volcó sobre
todo al video) hubo que ponerle música. Posteriormente, el grupo musical
pasó a ser prioridad, pero la lucha social y política siempre
estuvo en un plano de igualdad con el arte. A mediados de los ‘90, disuelto
Vitécri, formaron Tactikollectif, germen de los Motivé-e-s. Pero
la particularidad es que, más allá de la adhesión a los
distintos pueblos que luchan (en febrero de este año una delegación
viajó a Palestina), el trabajo se centra en los problemas concretos de
la gente en la ciudad donde viven. Por eso, además de hacer películas
y grabar discos, siempre se ocuparon de hacer talleres de música, apoyo
escolar, escritura y muchas otras actividades para los inmigrantes.
Novoto
El domingo pasado hubo elecciones presidenciales en Francia y el resultado no pudo haber sido peor para la izquierda: por primera vez desde la instauración del sufragio universal, una opción de izquierda o centroizquierda (esto es, una coalición hegemonizada por el Partido Socialista) no llega a la gran final del ballottage. El derechista Jacques Chirac se enfrentará al ultraderechista y neonazi Jean-Marie Le Pen, mientras que el socialista Lionel Jospin (a quien todas las encuestas deban como seguro rival de Chirac) deberá verlo por TV. Dos semanas antes de los comicios, la Federation National des Motivé-e-s emitió un comunicado anunciando su apoyo a la candidatura de Christiane Taubira, una doctora en economía de 50 años, divorciada, madre de cuatro hijos y candidata por el Partido Radical de Izquierda (PRG), que tiene algunas particularidades: 1) Es la primera persona negra (de cualquier sexo) que se presenta como candidata a la presidencia de Francia. 2) Es la primera candidata a la presidencia que nació del otro lado del Atlántico. Taubira, que se autodefine como “atípica”, es oriunda de Guyana, la única colonia francesa de Sudamérica. Pero finalmente los Motivé-e-s de Toulouse se despegaron de la federación y dijeron que ellos no apoyarían ninguna candidatura, ni la de Taubira, ni la de la trotskista de Lucha Obrera, Arlette Laguiller, la única candidata de izquierda que no apoyará a Chirac en la segunda vuelta y que con el 6 por ciento de los votos fue la gran revelación de los comicios. Después del garrón de Le Pen, por supuesto.
Ningunos bobos
Desde la izquierda tradicional no faltan los que critican a los Motivé-e-s por frívolos y por ser “una opción para bobos”. Lo de bobos no es por sinónimos de tontos. Bobo significa “bourgeois-bohème” (burgués-bohemio): cuarento-cincuentones de clase media-alta, participantes y/o herederos de los movimientos de protesta de Mayo del ‘68 que hoy conservan su costado combativo reenviando mails sobre niños hambrientos en Africa o donando algunos euros a través de Internet para los pueblos más pobres del tercer mundo. Y la afirmación de que entre los seguidores del partido político de Zebda hay muchos bobos no está demasiado errada. Pero también es cierto que Motivé-e-s surgió en Toulouse, que no sólo es la cuarta ciudad de Francia sino una de las que tiene población más joven: el 25 por ciento son estudiantes.
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