Jueves, 21 de julio de 2005 | Hoy
LA RAREZA DE ALTERTANGO
POR LEONARDO OLIVA
”En el principio era el tango”, parece el leitmotiv bíblico de Altertango, quinteto con una curiosa pero no tan desacertada visión de la música argentina: “En el rock nacional, de los ‘70 para acá, subyace el tango de una manera notoria”, afirma con seguridad de estudiosa Elbi Ollala, pianista, directora musical y frontgirl –junto a la cantante Victoria Di Raimondo– de Altertango. Para las chicas, todo el rock que escuchan está basado en la rítmica del tango, “incluso a nivel lírico”. Por esta razón, en su segundo disco homónimo (editado por el sello especializado en jazz y tango MDR), además de deconstruir clásicos del repertorio tanguero como Milonga triste y María, incluyeron hits pop como Tumbas de la gloria de Fito Páez y Los condenaditos de los Cadillacs.
La lista se completa con varias rarezas del dos por cuatro surgidas de la excavación arqueológica que ambas artistas realizan continuamente en los yacimientos discográficos del país, de los que surgen composiciones como Rubí (Cadícamo) y El milagro (H. Expósito), partituras muy poco grabadas y menos escuchadas en el revival de hoy del género. “Tratamos de meternos con tangos antiguos que sean los menos tocados y conocidos”, explica Vicky, quien desde los 14 años compra, cambia, copia y revuelve bateas para buscar los tesoros perdidos de la música ciudadana. “Hay una búsqueda por los arreglos, porque nos aburre tocar lo que ya fue grabado.”
El tango es el denominador común del diálogo con las chicas, ambas con un pasado de rock que rescatan en la formación de su banda: una eléctrica base de bajo (Leo Mut) y batería (Pablo Quiroga), a la que se agrega el bandoneón (Gonzalo Tohmé), claro. Elbi: “Me siento muy identificada con el tango como género y con lo que te plantea a nivel instrumental como desafío. Además, el tango te agarra, porque tiene garras, y no te suelta”.
Altertango nació hace cinco años como trío, aunque con el quinteto de hoy (más los constantes músicos invitados en vivo que lo transforman en un colectivo) parece que la base está. “Si había una impronta rockera en Altertango desde siempre, ahora es más manifiesta. Sobre todo el bajo y la batería, que es muy punk rock”, se entusiasma Vicky, quien no desdeña los condimentos de jazz y electrónica de esta orquesta atípica.
Un par de meses atrás, la banda participó de la VI Cumbre Mundial del Tango de Sevilla, donde se codeó con cultores del género de todo el mundo. Viajaron con lo puesto, con pasajes costeados por el gobierno de Mendoza, de donde son oriundos, pero la aventura llegó hasta Estocolmo, donde tocaron ante rubios suecos más preparados para acordes clásicos que para Cuesta abajo en clave hip hop. Cruzando la cordillera, Chile es otro de los destinos acostumbrados de Altertango, que vuelve a Buenos Aires por necesidad. “Es una necesidad para todo músico del interior pasar por Buenos Aires. Acá está toda la industria: los escenarios, los productores, las discográficas. Nosotros tenemos lazos importantes con Santiago, pero si querés pegar el salto definitivo hay que pasar por acá”, cierra Elbi.
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