Ni más ni menos, esto es lo que hay
› Por Pablo Plotkin
A mediados de la década
pasada, la pregunta que planteaba la Gran Bretaña rockera –con extraña
lógica de monarquía hereditaria– era la siguiente: ¿son
los nuevos Beatles, los nuevos Rolling Stones o los nuevos Sex Pistols? La primera
opción se descartó rápidamente, sin necesidad de mayores
explicaciones. Con respecto a Sus Majestades Satánicas, los Oasis demostraron
una irregularidad demasiado prematura como para resistir la comparación.
De otro modo, a esta altura deberían estar sacando su Exile on Main Street.
En cuanto a los Pistols, Johnny Rotten tuvo mucha más visión de
posteridad: un disco, una invención, una muerte; aunque Liam Gallagher
haya hecho méritos (vocales, cuanto menos) para parecerle. ¿Qué
lugar ocupa Oasis en esa historia? ¿Qué fue de los sueños
de inmortalidad que turbaban las noches de Noel Gallagher en tiempos de “Live
Forever”? Si por entonces la cosa era “vivir para siempre”, diez
años después la consigna parece ser “sobrevivir a toda costa”.
Y, aun en esa travesía, Oasis tiene pólvora suficiente como para
disparar algunas canciones grandiosas. Eso es Heathen Chemistry: la banda de rock
más popular del Reino Unido luchando por recuperar el esplendor artístico
de antaño. Y lográndolo. Por momentos.
Los vaivenes creativos nunca llegaron a congelar la oasismanía. Si el dueto
Be here now-Standing on the Shoulder of Giants no erradicó la fiebre en
Gran Bretaña, puede esperarse que Heathen Chemistry, un disco mucho más
vital que sus predecesores, la recrudezca. Por lo pronto, Oasis acaba de batir
un nuevo record: las tres funciones previstas para julio –mes en que saldrá
el álbum– en el Finsbury Park de Londres se agotaron en un día.
Esto es: 120 mil entradas vendidas en 24 horas. Los fans ingleses parecen tener
el mismo grado de incondicionalidad que, por aquí, ostentan los seguidores
de La Renga o Los Piojos. “Y todo eso sin haber escuchado el disco –se
sorprende Noel–. No tienen idea de qué se trata. Pudimos haber hecho
un disco de reggae.” Tranquilos. Lo único tropical que hay en Oasis
es esa costumbre de abusar de la palabra “sunshine”. Por lo demás,
es su disco más rockero y directo desde (What’s the Story) Morning
Glory?, y la primera vez que Noel Gallagher cede algo de protagonismo compositivo.
Mientras el hermano mayor engorda en el rol de padrino malhumorado por los efectos
del tiempo, las drogas y los conflictos maritales, Liam –un Pity Alvarez
de Inglaterra– parece hacerse cargo de cierto liderazgo artístico.
Con Don Corleone herido, el pendejo pendenciero que ya no lo es tanto se compromete
con la obra, compone una de las tres mejores canciones del disco –”Songbird”–
y recupera la pasión interpretativa de los viejos tiempos. Esta vez es
Liam el que salva la ropa de Oasis, delante de un Noel lleno de oficio y desamor.
Del uno al once, así es Heathen Chemistry, el quinto disco de estudio de
los charlatanes de Manchester.
1. “The Hindu Times”. El primer corte ya se puede escuchar en
todo el mundo. Es una canción que recupera la rudeza melódica de
los viejos tiempos, con Liam reclamando un lugar en el rock and roll celestial.
La omnipotencia de la letra y la velocidad remiten al primigenio “Rock N’
Roll Star”. El video es en blanco y negro, rodado en una sala de ensayos
oscura, con neones que dicen cosas como “pastillas” o “bombas”
y un par de botellas de leche al pie del micrófono de un Liam revitalizado.
Se editará en formato de simple incluso en la Argentina (el 2 de mayo),
y vendrá acompañado de los lados B “Just Getting Older”
(vaya título) y “Idler’s Dream”.
2. “Force of Nature”. Noel agarra el micrófono y adopta
cierto carácter de estrella de rock decadente. Empieza con un sample de
“Nightclubbing”, de Iggy Pop, y se transforma en una especie de hard
blues despechado. Lejos de la dulzura suburbana de “Don’t Look Back
in Anger”, acá el Gran Hermano parece estar cantando en la ducha de
su departamento de millonario divorciado: “Los ladrones de la noche vienen
a llevarte/ Por fumarte todami chala/ Y quemar todo mi efectivo/ Apuesto a que
ya sabías/ Que el sol está cayendo en los días de tu vida
fácil”. Como cantante, Noel tuvo mejores intervenciones.
3. “Hung in a Bad Place”. El guitarrista Gem Archer, reemplazante
de Bonehead, debuta como compositor de Oasis. Se trata de un punk rock de esencia
manchesteriana que remonta a la efervescencia iniciática de Definitely
Maybe. “Puedo ir adonde quiera/ ser quien quiera ser/ Puedo dormir cuando
quiera/ y no preocuparme por qué voy a soñar”, canta Liam,
antes de articular un trabajoso “hasta manana” (sic). El estribillo
no le hace justicia al comienzo de la canción, pero no está mal.
4. “Little by Little”. Empieza como “Ordinary World”,
de Duran Duran, y deriva en una típica balada-de-estribillo-épico
de Oasis. Guitarras densas, neblina portuaria y la voz de Noel enarbolando el
estribillo como un melancólico estandarte de victoria. Contó Liam:
“El otro día estábamos en el estudio y alguien dijo que ‘Little
by Little’ iba a ser el himno cuando Inglaterra le gane a Argentina en el
Mundial. Yo dije: ‘¡Dejate de joder!’. Todo el mundo cree que
Inglaterra va a ganar la Copa del Mundo, pero ni ahí. Si ganamos, que sea
con juego limpio. Pero en ese equipo hay demasiados jugadores del fokin Manchester
United como para que salga campeón”.
5. “Songbird”. La primera gran canción en la vida de Liam
Gallagher. El ex borrego despectivo pela una balada luminosa, romántica
y le da oxígeno a un disco que de otro modo empezaba a debilitarse. La
influencia de Lennon es notoria, pero también recuerda a las canciones
más ingenuas de Brett Anderson, de Suede, y a ciertas baladas de la etapa
psicodélica de los Hollies. El diario The Sun, detective de señoras
de la prensa británica, asegura que es una “desvergonzada” canción
de amor a Nicole Appleton, la All Saints que sale con Liam. El amor después
del alcohol.
6. “Stop Crying your Heart out”. La mejor entrega de Noel, y
quizás la mejor canción del disco. Alto contenido de sensibilidad
hooligan, ideal para los atardeceres cervezales de la Gran Bretaña intoxicada.
“Todas las estrellas se han apagado/ tratá de no preocuparte/ las
verás algún día/ Agarrá lo que necesites y seguí
tu camino/ Y que tu corazón deje de llorar”. El mayor potencial hitero
desde “Wonderwall”.
7. “Jam Out”. Una zapada que pretende funcionar como separador
instrumental. Dura más de lo conveniente y no llega a ninguna parte.
8. “All in my Mind”. La crítica académica detesta
cuando los Oasis juegan a ser los Stone Roses, pero esta vez la pequeña
aventura psicodélica termina siendo una bonita canción optimista.
En Standing on the Shoulder of Giants habría sobresalido.
9. “She is Love”. Noel agarra la guitarra acústica y redondea
lo que podría ser una linda canción de Ryan Adams. “Estaba
viviendo en un hotel cerca del Palacio de Buckingham –contó el autor–.
Era un día caluroso, me importaba todo un carajo, estaba enamorado de mi
novia. Escribí ‘She is Love’ en diez minutos. ‘Live Forever’
fue igual. Esas son canciones que las escribís, ponés la pava al
fuego, volvés, las cantás en un grabadorcito, las escuchás
y decís: ‘Está lista’. Pasan seis meses y hay 60 mil personas
cantándotela en el césped. ¿Qué carajo es eso?”
10. “Born on a Different Cloud”. Segunda composición de
Liam, arrebato casi literal del sonido del Lennon post-Beatles. La canción
es buena, pero el trabajo del cantante, en este caso, se acerca riesgosamente
a la de un Miguel Angel Cherutti lisérgico. Ah, y para que no queden dudas,
reincide en el viejo vicio gallagheriano de citarlos: “Busy working overtime”
(verso de “Happiness is a Warm Gun”).
11. “Better man”. Liam vuelve a tomar la pluma. Podría
ser una canción que descartó Richard Ashcroft de su primer disco
solista, y los Oasis, inexplicablemente, deciden usarla para cerrar Heathen Chemistry.
Antes deque todo se hunda en las tinieblas de una zapada, Liam canta: “Voy
a ser un hombre mejor/ Voy a ser un hombre mejor...”.
Subnotas