Jueves, 4 de agosto de 2005 | Hoy
“TORO ROJO” ES UN DISCO FURIOSO
Del folk inicial a la postura stone, los Guasones se fueron abriendo camino y deshaciéndose de algunos prejuicios (“caímos en la bolsa del rock chabón”, cuentan). Ahora, producidos por Alfredo Toth y Pablo Guyot, proponen una vuelta de tuerca que antes “no nos salía”, confiesan.
Por Cristian Vitale
”¿De Capital? Uf, estamos tan cerca y tan lejos a la vez.” La reflexión al paso de Maxi Tym, guitarrista de Guasones, ratifica la distancia que las bandas de rock no porteñas sienten respecto del quiosco que atiende Dios. Como Karma Sudaca en Tucumán o Cielorrazo en Rosario, este quinteto nacido en La Plata hace 13 años es muy popular en la ciudad de pinchas y lobos, y, por contraste, bastante poco ruidoso aquí. “Si sos de La Plata no repercutís nacionalmente. Son 60 kilómetros, pero no son 60 kilómetros... son muchos más”, repite el hombre, con un dejo de impotencia que se le cuela en la mirada.
Igual, insisten: acaban de editar su cuarto disco (Toro rojo) y lo van a presentar en El Teatro, reducto porteño, que reabrió sus puertas a fines de julio. “Con este disco se nos abrió una película nueva: grabar con la dupla Alfredo Toth y Pablo Guyot. Fue la vuelta de tuerca que nos faltaba para cerrar el trabajo profesional que intentamos hacer desde hace muchos años y que, por una razón u otra, no nos salía”, comenta Gato Monti, el bajista, sobre el espaldarazo que les significó grabar con los ex GIT, muy referenciados hoy en el universo de los productores de rock.
El grupo arrancó como un impulso de amigos de barrio en 1992. Pero tardó ocho años en mutar carrera por hobby y grabar su disco debut (Guasones, 2000), de impronta folk-dylaniana, diferente al perfil cuasi-stone (¿forzado?) que la banda fue adquiriendo con el correr del tiempo. Con la casa en orden, editado en el 2001 y, un poco menos, Como animales (2003), zambulleron a los platenses en aguas stoneras junto al linaje que arrastra la corriente: La 25, Jóvenes Pordioseros. ¿Les pesa? Contesta Maxi: “A fines de los ‘90, lo stone estaba muy marcado: eso del rock barrial, chabón, chaval o como quieras definirlo sonaba despectivo en términos musicales. Y caímos justo en ese paquete. Pero lo nuestro es rock cabrón”.
No se puede definir cuánto hay de “rock cabrón” en el flamante disco -¿cómo hacerlo, además?–, pero sí lo confortable que resulta escuchar temas como Reyes de la noche, Dawn, el melanco Chica de ojos tristes o los muy rockers Ruta 36 y Paranoia 26. “Muchos nos dijeron que Paranoia parece un tema onda AC/DC, pero para mí es muy stone, muy Keith Richards –admite Maxi, más acorde con la realidad–, aunque de ahí a considerarnos una banda stone es como mucho.” “Es más, nos encantan los Beatles –arremete Damián, baterista–, nos encantaría que nos digan que somos una banda beatle alguna vez. Cuesta asumir que siempre nos comparen con una misma banda. Diría que cansa, porque lo nuestro es mucho más variado y abierto de lo que habitualmente se piensa.”
Los platenses se arrodillan una y otra vez ante Guyot y Toth, dicen que gracias a ellos pudieron profundizar en exploración sonora, e incluso que estaban totalmente entregados a que los “invadan”. “Estábamos dispuestos a todo, porque los tipos son unos capos –confía Gato–; a veces no te das cuenta muy bien de lo que manejás y una visión externa te la hace conocer. Hicieron que cada jugador juegue en el puesto que le corresponde. Por ejemplo, nos hicieron sacar un estribillo y armar otro con un riff de guitarra, o desarmar las canciones 400 veces para mejorarlas; dicen que hay productores fachos, pero para nada fue nuestro caso.”
Apadrinados por el legendario baterista Black Amaya –”alucinamos cuando nos cuenta las historias que tuvo que atravesar con Pescado Rabioso”, coinciden– y producidos alguna vez por Juanse, los Guasones también tienen algo que decir sobre Cromañón y sus efectos. “Los pibes de Callejeros no querían que se mueran sus familiares, y Chabán tampoco deseaba que ocurriera semejante desastre. Es parte de la cultura al límite que vivimos los argentinos. Y pienso que habría que clausurar todo, las calles, los conciertos, los partidos de fútbol y las escuelas, pero no el rock. Se dijo desde que ocurrió la tragedia y para mí es verdad: losmedios impulsan una caza de brujas y mucha gente se la cree”, determina Maxi.
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