Jue 08.09.2005
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CONVERSACIONES CON BOSTICH, DEL NORTEC COLLECTIVE

Andale compadre

Pocas veces aparece en el mercado una fusión tan rica de matices: en su disco Tijuana Sessions Vol. 3, el colectivo mexicano (que estará en el Pepsi Music) mezcla sonidos autóctonos norteños y música electrónica, con asombroso resultado.

› Por Mariano Blejman


La ciudad de Tijuana es una especie de dique de dos millones de personas, con un lago apretado de espaldas mojadas que intentan acercarse al corazón del capitalismo. Y van acumulando sueños al costado del camino. Se sabe que Tijuana está llena de chicanos que se meten en el negocio de la droga y la prostitución para poder salir en las noticias. Pero desde que surgió el Nortec Collective, el barrio tomó otro color. Otro olor. Lo que sucede en su reciente Tijuana Sessions Vol. 3 es justamente eso: música de fronteras. Dos mundos que se encuentran, los norteños y la electrónica. Hasta podría decirse que es uno de esos casos en que la mezcla no daña. El colectivo, que estará en el Pepsi Music el 10 de octubre, está formado por cinco actos: Fussible (Pepe Mogt), Bostich (Ramón Amezcua), Panóptica (Roberto Mendoza), Clorofila (Jorge Verdín) e Hiperboreal (Pedro Gabriel Beas). “Ahora la gente tiene otra mirada sobre la ciudad”, cuenta al No Bostich por vía telefónica desde Tijuana.

La frontera siempre es difusa por más que se llene de seguridad. Nortec fusiona elementos de música tradicional mexicana con sonidos electrónicos. Y la fusión ya le hizo decir a medios como la Rolling Stone de Estados Unidos, New York Times o Gear cosas como “Nortec es el nuevo género musical más importante en el mundo”. Andale, compadre. El primer corte de difusión es Tijuana Makes me Happy, un tema de Fussible (Pepe Mogt), ciertamente uno de los pocos que se puede “cantar”. Porque el Nortec Collective es un viaje a un mundo lleno de arreglotes, detallitos y sonoridades como en uno de esos ejercicios que empieza como chiste y se terminan convirtiendo en dogma. Es casi el origen de la crónica del Güero que Beck hace ahora sobre Los Angeles, pero sin la voz final. “Aquí en Tijuana se escucha música norteña, con elementos de polca y cosas así. Hay muchos clubes, pero llegan estaciones de radio de San Diego. Y esas fusiones se han dado instantáneamente, de manera inconsciente. Desde los ‘80 estábamos con la new wave. Nuestra generación oía radio americana.”

El asunto empezó a mediados de los '90, cuando la vista gorda sobre la infiltración latina todavía era posible. Es como si un muro de contención se hubiese fisurado de nueva ola y comenzaran a colarse sonidos norteños, de esos que por desidia o quiebre cultural no se toman en cuenta por estar tan cercanos. “En el ‘99 empezamos a experimentar a manera de juego con Panóptica, Andale, Fussible, Ventilador y mi proyecto Polaris. Cada quien por su cuenta, nos divertíamos fusionando música que no nos gustaba. Era muy chistoso transformar esos sonidos con un sintetizador. Salió algo diferente y cuando nos juntamos para oír los tracks de cada quien, fue una sorpresa porque teníamos cosas en común”, dice Bostich.

–¿Redescubrieron los sonidos del barrio?

–Sí, claro. Ahora se me da por escuchar las radios norteñas para tomar ideas. Nos dimos cuenta de que había virtuosismo. Al principio lo trabajamos a manera de diversión, no con el afán de hacer un género. Fue espontáneo. Las canciones se hicieron en unos cuantos días. Mi comunicación era más fluida con Pepe Mogt de Fussible. Por teléfono poníamos los avances de las canciones: lo chistoso de la tuba, la tarola. El segundo álbum no era experimental sino con músicos.

El nombre de Tijuana Sessions Vol. 3 también es una especie de humorada mexicana, como esas películas norteamericanas que saltean números de la sagas a propósito. Después del exitoso Tijuana Sessions Vol. 1, los Nortec habían entregado el Vol. 2 a un sello que nunca lo editó. “Entonces nos dijimos ‘no vamos a seguir atorados, pongamos volumen tres. Y ya. También evolucionó nuestra experimentación.” Hace no tanto, Fussible hizo unas remezclas para Beck, pero no salió porque el disco se perdió en alguna oficina norteamericana y ya no hubo cómo meterlo. Pero, según cuenta Bostich, anda circulando por Internet.

Desde 1999, Nortec pisó pistas de baile de Estados Unidos, México, Europa, Japón y América latina. Tocaron en clubes de Los Angeles, Nueva York y Europa, con llenos totales. Además de Beck, hicieron remixes para RobbieWilliams, Alan Parsons (Tijuaniac), Ennio Morricone, Ely Guerra, Julieta Venegas, entre otros. Pero no es todo: su música apareció en comerciales para Volvo, Dell, Fidelity Mutual, Edwin Jeans (con Brad Pitt), Nissan. Pareciera que han sabido hacerse un lugar en la banda de sonidos de objetos que jamás consumirían. Pero de su extenso currículum, un detalle tal vez menor es el que les dará un futuro a sus hijos: el track Almada está incluido en el juego FIFA 2005. Además acaba de editarse el libro interactivo Paso del Nortec-This Is Tijuana, en Estados Unidos, México y Europa.

Los shows en gira de Nortec incluyen performances visuales dignas del borde. “Llevamos imágenes de Tijuana, de la vida, del narcotráfico, de las maquiladoras, esas empresas que hacen televisiones en el borde. También mostramos la arquitectura, cosas muy únicas de la ciudad, el transporte. El VJ mezcla en vivo al ritmo de la música.” En Tijuana, en cambio, los invitados son músicos norteños con sus tubas a cuesta. Así que, de algún modo, verlos tocar es una forma de pasear por Tijuana. Con todo lo que eso implica.



Tequila, sexo, marihuana

Tijuana tiene los salarios más altos de México, aunque bajos en comparación con Estados Unidos. La población tiene un promedio mayor a 30 años producto de su eterna migrancia. Además, los atentados del 11 de septiembre de 2001 golpearon la doble frontera por varios frentes. “Aquí venían a atenderse en cuestiones de salud muchos norteamericanos. Yo mismo tenía muchos pacientes de Estados Unidos. Fue duro porque la gente no podía cruzar, porque para regresar había que hacer larguísimas colas. En Tijuana tenemos la visa para cruzar y comprar cosas. Ahora no podemos entrar, así que muchos comercios de San Diego quebraron. Fue duro para la frontera. Ahora llegó a volver a la normalidad, pero hay más vigilancia.”

Bostich dice que Tijuana se caracteriza por el trabajo y el progreso, y que la mayoría de la gente es migrante de otras ciudades de México, que llegan con la idea de cruzar la frontera. “Como no lo logran, se quedan y consiguen trabajo en las ensambladoras japonesas, como Sony, Hitachi, Sanyo.” También la industria de la medicina está desarrollada: “Hay muchos doctores y dentistas, gringos vienen a atenderse”, cuenta.

–¿Y los narcos?

–Tijuana es una plaza de narcotraficantes, muy peleada para tener control sobre el cruce de frontera. Lo que generalmente se ve en las noticias son las matazones entre narcos y eso da sensación de violencia. Pero eso generalmente se deja ver entre ellos, aunque sí tenemos problemas de secuestros. Vivimos con el temor, pero no es algo así como masivo.

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