A Willy, el guitarrista de Bulldog, se le presenta una imagen que explica la esencia nómade de la banda rosarina. Se recuerda, con frío y en medio de un paisaje encantador, cruzando el Estrecho de Magallanes en barcaza para llegar a Río Gallegos y tocar donde pocos van. “Somos una banda federal –determina–, creo que hay sólo dos provincias que no visitamos. Siempre digo que no importa de dónde procedés sino lo que hacés.” Y puede estar horas describiendo detalles de los 30 pueblos y ciudades que visitaron durante la última gira, o de tantas otras que hicieron en más de una década. “Nos gusta estar en lugares lejanos, poco ávidos para otras bandas. La gente es muy hospitalaria.”

Pero el epílogo del largo viaje será en Buenos Aires: viernes y sábado, el cuarteto de punk-rock que completan Mantu (voz y guitarra), Rata (bajo) y Bebe (batería) se presenta en El Teatro con invitados sorpresa para grabar su primer disco en vivo. “Buenos Aires es como muchas ciudades grandes juntas, un paso obligado. Y no renegamos de eso, lógico”, completa Willy. El popular cuarteto, que ha explotado Cemento varias veces, planea tocar temas de los seis discos que grabó desde 1991 (Cementerio punk, Si yo, El ángel de la muerte, Circo calesita, El campo de los sueños y Todos los perros van al cielo) con el objeto de armar un collage de buenas versiones. “La gente nos pide un disco en vivo hace tiempo: llegó la hora”, fija el hombre. Bulldog, única banda argentina que participó en Life’s a Gas, el CD tributo a Joey Ramone lanzado en EE.UU. y Canadá, surgió en 1989 –con los mismos integrantes– siguiendo la huella de Ramones, Television y The Clash, y se fue acomodando en un lugar de privilegio dentro de la patria punkie argenta, aunque el violero prefiere ser moderado con las delimitaciones estilísticas. “Si bien estamos muy emparentados con el punk-rock, escuchamos todo tipo de música: blues, heavy, reggae, ya desde el primer disco usamos teclas, vientos y caños. Nos gusta darles a las canciones un formato amplio.”

–¿Cuánto juega en contra no ser una banda de Buenos Aires?

–Es relativo. Obvio que, por una cuestión de movilidad, es más práctico ser de Gerli o Florencio Varela. Pero lo es menos si sos de algún pueblo de Jujuy. Igual, al ser independiente nadie te regala nada. Incluso, el público rosarino es exigente: tenés que llegar y mantenerte. Nosotros podemos meter más de mil personas acá y dos mil allá, pero los números siempre son relativos.