Jue 29.09.2005
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PITY ALVAREZ ZAFA DE LAS HORMIGAS Y SE PONE A CANTAR

“La verdad, ni sé lo que es el rock”

Puede ser Un día más en el planeta Tierra, pero para Intoxicados es el día de la independencia: liberado por las hormigas gigantes que dominan el planeta, Pity va más allá del lugar ya demasiado común del pibe reventado y analiza su lugar y el de su banda, concediéndole especial importancia al tiempo como un profesor de todas las cosas.

› Por Roque Casciero

Hace una semana (¿o habrá sido antes?, ¿o después?), un enviado del No golpeaba un portón de madera de un lugar donde, decía el dato, estaban los Intoxicados. Pero lo que aparecía como una entrevista a la banda se convirtió en un viaje demencial en el que dos hormigas gigantes arrastraron al cronista, que iba con los ojos vendados, hasta un lugar donde estaban encerrados los cuatro Intoxicados, convertidos en esclavos de las extrañas especies. Jorge Rossi, el bajista, fue quien explicó la situación: los Intoxicados, que habían abandonado la Tierra por estar en desacuerdo con el Hombre, regresaron y se encontraron con que eran los únicos humanos. El planeta estaba controlado por las hormigas gigantes, que atraparon a los músicos. “Por favor –rogaba Jorge–, decí cómo es nuestra situación, porque no soportamos más.” Abel Meyer (batería) aguantaba los golpes de los nuevos amos de la Tierra, mientras Pity Alvarez (voz y guitarra) y Felipe Barroso (guitarra) se retorcían de dolor en el piso. Pero existía una esperanza, dijeron: habían grabado unos sonidos y cuando fueran publicados, los cuatro recuperarían su libertad.

Para Intoxicados, entonces, hoy es el día de la independencia, porque su tercer disco, Un día más en el planeta Tierra, acaba de llegar a las bateas (la versión con DVD se retrasó unas semanas). Además, el viaje en el tiempo y el espacio ha depositado al cuarteto de regreso en su sala de ensayo de Piedrabuena, donde Pity acaba de reencontrarse con Tierra y Noche, sus amados perros. Para saber cómo concluirá la historia de los Intoxicados contra las hormigas monstruo habrá que esperar un par de años, hasta que el cuarteto entregue su cuarto álbum. Por lo pronto, en la sala hay otra escalera, en la que el cantante invita a sentarse para charlar, mientras a su alrededor todo es ebullición (¿será por el retorno o porque la banda tiene que irse a un concierto?).

Pity pone primera y dice que, aunque siempre hizo canciones, nunca imaginó que la gente iba a conocerlas y a cantarlas. Y que, aunque en la época de Viejas Locas se lo veía como el icono suburbano del rock stone, nunca pensó en quedarse quieto en ese ghetto hasta exprimirle el jugo. “No hago las cosas pensando que van a darme algo”, explica. “Cuando hice algo diferente y me costó, sabía que lo hacía por la satisfacción que me daba. Y como la vida es justa, te premia y te castiga dándote lo que vos tiraste en algún lado.”

Para Pity el rockero las fronteras del rock son difusas, como bien puede notarse en Otro día más en el planeta Tierra. O cuando dice esto: “Estoy re cachudo porque me perdí a María Martha (Serra Lima) en el Coliseo. Me quedé dormido porque nadie quiso acompañarme. Cuando le decía a alguno, se cagaba de risa, pensaba que estaba haciendo un chiste. Porque algunos se creen que el rock es música de rock, nada más. La verdad, ni sé lo que es el rock... Técnicamente, es una composición de tres acordes a una distancia de tiempo determinada. Pero, después, que Mercedes Sosa no sea rock... me parece raro”.

–¿En qué momento decidiste romper tu propio molde rockero e incluir hip hop, baladas, electrónica y reggae en tus composiciones?

–Eso no se decidió en ningún momento, lo decidieron las canciones. Hay canciones de este disco que son muy viejas, de cuando yo era pendejo y todavía no había aprendido a tocar la guitarra. Una señal, por ejemplo, era un tema que le había hecho a mi abuela, y El reggae de Mirtha lo escribí cuando iba a tercer año...

–Esa canción se ríe de Mirtha Legrand y de “la gente a la que le importa más su imagen que su forma de ser”. ¿Qué te llevó a escribirla?

–Lo digo con un poco de vergüenza: me fijaba en los demás, cosa que no hago hace mucho tiempo. Es cosa de niño escribirle una canción a alguien diciendo que está errado porque no hace lo mismo que uno. Pero me hago cargo, porque en algún momento esa canción salió de mí y que esté en un disco es como completar mi biografía. Como poner: “Qué pelotudo que era de chiquito”. Ahora ya no pienso en esas cosas. Ojalá que todos seamos felices con lo que hacemos, nada más. ¡Buena onda!

–¿También con Mirtha, entonces?

–Sí, ni hablar. Creo que se re ganó el lugar que tiene.

Una de las canciones que funcionaron como adelanto de Un día... es Fuego, que describe cómo alrededor del cantante todo comienza a quemarse. La letra tiene una resonancia pública (Cromañón) y otra privada (el incendio de la casa de la manager del grupo y ex pareja de Pity), pero no fue compuesta con ninguna de esas cosas en mente. “Es algo que me ocurrió a mí en un trabajo, aunque no es tan literal”, aclara Pity. “Cuando pasó lo de Cromañón yo estaba en Jujuy y me había llevado un demo para escucharlo tranqui y pensar más las canciones. Pero a Fuego la salteaba siempre, me había pintado algo re feo, porque a los Callejeros los conocemos desde guachines y siempre fueron de la familia. Al principio, la canción me hacía pensar en eso. Y pensaba: La concha de la lora, no poder escuchar la canción que más me gusta del disco.”

A diferencia de la versión que se escucha desde hace meses por las radios, la que viene en el disco incluye la participación de Andrés Calamaro. “Le habíamos tirado de invitarlo en una canción y él nos ofreció equipos, arte y conocimientos. A Andrés lo tenemos muy arriba, porque es un gran vibrador de la música. Lo admiro porque hay que tener muchos huevos para que te la hagan creer y no creértela. Y está re bueno que Intoxicados no haya lucrado con mandar la versión con Calamaro antes de que saliera el disco para crear expectativa. Mandamos una versión cruda, que ni siquiera es la mezcla definitiva, y en el disco, como regalo, está la que participa Calamaro. Eso es dar sin pensar en recibir, no laburar pensando en el lucro.

–¿Cómo conociste a Andrés?

–Cuando toqué con Viejas Locas, antes de Bob Dylan y los Stones, él se ofreció a ayudarnos, pero estábamos muy ensayados y no queríamos andar desordenando todo. Y después nos encontramos hace muy poco, antes de nuestro último Obras. (Gustavo) Cordera me llamó y me dijo que había una canción nuestra que le copaba y que quería cantarla. Lo invitamos a ensayar y nos trajo un regalo: a Andrés.

–En una entrevista le preguntaron quién de los que tenían influencias suyas le parecía más interesante y te mencionó a vos.

–Mirá vos, no lo sabía. Fue un regalo hermoso que él se haya copado con Fuego. Y eso estuvo bueno porque, más allá de que nuestro profesor sea el tiempo y que dé como frutos conocimiento, hay profesores terrestres. Y para mí, Andrés es un profesor.

–En esa canción hay una cita y homenaje a Federico Moura.

–Sí, está un poco dedicado a él, por eso digo la frase “estamos enfermos”, como la decía él en Pecados para dos. Justo estaba escuchando Locura, que tenía algunas letrazas... Nunca pude conocerlo en persona, aunque lo escuchaba mucho e iba a ver a Virus cuando era pendejo. Admiro mucho a Federico, más vale. Es más, en el DVD hay una parte en la que los Intoxicados regresan a la Tierra y son los únicos humanos que quedan, pero se encuentran con otro humano. Creo que si la corto ahí te dije demasiado. Se encuentran con un Intoxicado que no toca en Intoxicados, una persona que pudo burlarse del tiempo.

–La frase que citás en Fuego es “estamos enfermos”. Y enseguida Calamaro y vos dicen “perdónennos”.

–Uh, es buenísimo... Más allá de quién sabe quién está enfermo, decir “perdónennos por las molestias ocasionadas” es tener huevos. No sabemos a quién molestamos, pero se pide perdón por las dudas. Cuando Andrés estaba cantándolo, le dije que estaba dedicado a Federico y se re emocionó. Es que Andrés es un Intoxicado más, va a burlar al tiempo y a muchas cosas... Bah, no sé, capaz que ya lo hizo antes.

–La letra de Señor kioskero es lo que dice un ladrón durante un robo. Y llama la atención porque, si bien tira la frase “mi familia no tiene trabajo”, no justifica el robo cuando agrega “y yo trabajar no quiero”.

–Muchas cosas de las que pasan son así. No sé, más allá de que quieran darte una educación individual, creo que las sociedades se educan en conjunto. Me doy cuenta en los barrios, que tienen como la misma onda. Por ejemplo, Soldati es una mugre y siempre fue así. Es que si vos tirás un papel y nadie te dice nada, vas a volver a tirarlo y después van a haber tantos papeles que el de al lado, cansado de barrerlos, también va a empezar a tirar. En cambio, si te ponen los puntos, el lugar va a adoptar una personalidad. Creo que la gente se educa en sociedad y yo no justifico un montón de cosas que pasan si alguien te dice “mi familia no tiene trabajo”. Tuve épocas en las que mi familia no tenía trabajo y traté de molestar lo menos posible a los demás. Son maneras de ver las cosas. Está buenísimo que la canción diga eso, aunque para mí es un chiste. Es como un chiste realista, como cuando uno se ríe de uno mismo.

–¿También lo es Te la vamos a dar?

–Ese tema lo sacamos porque estábamos viendo un programa que se llamaba El día menos pensado. Bueno, en un momento del documental decía “te la vamos a dar el día menos pensado”. Y empezamos a joder con eso y salió una letra en cinco minutos, sobre un ritmo de hip hop.

–La canción habla de un pibe que “se hace el canchero porque tiene fierro” y termina diciendo “no te hagás el mexicano, que esto es Argentina, que esto es Lugano”.

–Lo hice pensando en que veo a los guachines re hiphoperos en la calle. Hay una onda muy tumba en la calle. Recién vengo de Piedrabuena, donde viví 26 años, y no puedo creer que los guachos hayan cambiado tanto. Estuve con un pibito de 18 años y tenía dos fierros. Encima, apenas llegué le dije: “¿Qué hacés, guachín?”. Y los amigos me miraron como diciendo: “¿Cómo le vas a decir guachín a éste? ¡Te va a matar!”. Esos pibes son los que te matan, porque todavía no vivieron como para recibir las enseñanzas de nuestro profesor, el tiempo. Les falta tiempo para valorar lo que es el esfuerzo de estar en la Tierra, vivir y aguantársela. Son los típicos que salen en la tele, que te matan por cinco pesos. El que te mata es un tarado que no sabe lo que vale la vida humana. Y está lleno de esos. Yo me enfrento con esa gente y trato de darle mi punto de vista. No por querer cambiar nada... bah, capaz que sí. Pero qué sé yo si uno es juez para... Les tiro una onda, aunque a veces pienso: “¿Yo le voy a tirar una onda a alguien? Si soy un desastre”. Pero se la tiro igual.

–¿Sos un desastre, Pity?

–De la piel para adentro, sí. Siempre traté de no molestar y de hacer las cosas que quiero o puedo o me dejan... Me molesto mucho a mí mismo, pero está bueno, porque también me premio todo el tiempo. Soy muy feliz y muy infeliz. Y creo que eso es justo.

–¿Y no te gustaría ir menos de un extremo al otro?

–Sería muy aburrido, no pasaría nada. Sería como un mar quieto, y prefiero uno que vaya para arriba y para abajo todo el tiempo, aunque al final todo haya estado en equilibrio. Igual, yo no lo elegí. Capaz que habré hecho algo, pero no voy a ponerme a rezongar de lo que me pasa. Tengo que disfrutarlo o sufrirlo, que pase lo que tenga que pasar.

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