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Jueves, 29 de septiembre de 2005

MARTIN KARADAGIAN ES DE FIERRO

Una estatua para el titán

 Por Javier Aguirre

No es la estatua del general San Martín, tampoco es la estatua de la libertad; ni siquiera es la estatua de Mostaza Merlo que hay en la cancha de Racing. El busto, barbado, pertenece a Martín Karadagian, creador del clásico televisivo Titanes en el ring, luchador de catch durante varias décadas, autoproclamado campeón del mundo y creador de personajes-peleadores como El Hombre Vegetal (mitad hombre, mitad enredadera), Saturno 2021 (un anfibio galáctico con joroba escamosa), El Diábolo (el mismísimo Satán, Lucifer, Belzebú, Mefistófeles o Príncipe de los Angeles Rebeldes, que vestía provocativas calzas rojas), El Monstruo de la Laguna (lagarto humanoide que moraba en los lagos de Palermo), El Androide (robot de cabeza cónica y con tres dedos con picana subcutánea) o La Momia Negra (también conocida como La Momia Boxeadora). Todos ellos –ya está claro– altamente bizarros, aún en tiempos en que la palabra “bizarro” todavía no tenía el significado de “extraño/curioso/dudoso” que tiene actualmente, inclusive en esta frase.

La estatua en cuestión, en realidad un busto de bronce, con su placa y sus flores, hoy puede apreciarse en un garage que pertenece a la familia de Karadagian, en la calle Pacheco de Melo al 1800, apenas a unos metros de la vereda. La historia oficial cuenta que la figura fue obra de un orfebre que seguía con entusiasmo las peleas de los Titanes, que se la regaló a Martín en la década del ‘70, y que el luchador la guardó en su propia oficina durante años, hasta encontrar su actual lugar, en el estacionamiento.

Luego de la muerte de Karadagian, en 1991, la estatua se convirtió en objeto de fascinación y en atracción turístico –afectiva para los antiguos fans del programa, quienes, según reconocen en el propio garage, “suelen pasar para sacarse fotos, hacer preguntas sobre la estatua, o directamente cholulear un poco”. Acaso es fácil imaginar al busto escuchando sinceros monólogos de Pipo Cipolatti, reconocido fanático de los Titanes e impulsor, desde hace años, de Cerebrus, un utópico disco-homenaje a Karadagian con canciones dedicadas a luchadores reales e imaginarios, en el que habría comprometido su participación Charly García. Creer o reventar.

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