BERSUIT VERGARABAT, DE VIAJE EN VIAJE
Esta banda descontrolada no para de andar. El sábado cerrarán el Pepsi Music, en una fecha, curiosamente, incluida en su gira permanente: tocarán en Buenos Aires un día después de haber vuelto de México y poco antes de irse a España. En esta nota, una Bersuit prácticamente desconocida se prende del “manos libres” para contar cómo es el grupo cuando se encuentra fuera de los límites establecidos.
› Por Cristian Vitale
Enero de 1990. En esa época San Bernardo era concheta y tenía sólo dos refugios rockeros: uno se llamaba Posdata y el otro Jagger, y estaba ubicado frente al mar, sobre la avenida Costanera. Posdata era un pub que a lo sumo mechaba temas de Led Zeppelin y AC/DC con viejas canciones de Pescado Rabioso; pero Jagger se arriesgaba a contratar bandas raras, forajidas, antisistema, por más que la suerte monetaria le fuera esquiva y los únicos dos patrulleros que cuidaban la “pulcritud” de la ciudad estuvieran siempre merodeando la puerta a la espera de alguna presa. Una noche tocaron ellos, y este cronista estaba ahí. Ocho tipos muy locos, en pijamas, mirados con asombro por una treintena de personas, cuya mitad había caído ahí por descarte. Faltaban dos años para que apareciera Y punto... y Bersuit Vergarabat –una banda under más– modificó el despiste de esos gatos locos con un set delirante que incluyó Sistema al mejor postor, Diez mil y Homenaje a los locos del Borda. Era la primera gira que hacían por la costa y, esa noche, durmieron acantonados en unos colchones que habilitó el dueño del boliche.
Cierto es que Y punto... después vendió 20 mil copias y Bersuit amagó trepar como Los Redonditos de Ricota, aunque algunos pensaban que estaba a punto de desaparecer mediando la década. Nadie hubiese imaginado en el limbo entre Asquerosa alegría (1993) y Don Leopardo (1996) que ese grupo trastornado por los acontecimientos iba a vender más de 300 mil discos (La Argentinidad al palo), realizar giras exitosas por América latina, España o Estados Unidos, llenar diez Luna Park seguidos, ganar un Gardel de Oro, ser banda principal en festivales, trabajar en una quinta de Parque Leloir o sonar en discotecas de San Bernardo, cuyo derecho de admisión y permanencia expulsaba gente hacia el desaparecido Jagger.
Pero así de paradójica es la historia de Bersuit, tome el fragmento que se tome de ella. “Nuestro crecimiento tuvo que ver con la organización del caos, que era tremendo en todo sentido. Siempre tuvimos la iniciativa de componer, grabar y tocar, pero no podíamos controlarnos. Gustavo Santaolalla fue quien ordenó esa energía dispersa”, es la versión oficial y sintética que aporta el bajista Pepe Céspedes para explicar los cambios, que comenzaron a operar de Libertinaje (1998) para acá. La de Gustavo Cordera es más alegórica. “La semilla de esta flor que se llama Bersuit fue su under... en esa sustancia, en todo ese barro empezamos a tener la conciencia alterada, a partirnos la cabeza y el corazón en pedazos. A meternos en situaciones de éxtasis y agonía, y a vivir un montón de cosas apasionadas, que son justamente el alma de las historias que contamos. Estamos felices de ver cómo se fue desarrollando nuestra historia; de cómo nosotros, unos seres humanos muy simples, hasta diría bastante pelotudos, hacemos música, la pasamos bien y le tiramos buena onda a la gente.”
–¿Estar arriba los modificó o siguen siendo los mismos de siempre?
Cordera: –Yo soy mejor persona que nunca (risas).
Subirá: –Es muy relativo... Los demás dirán si somos peores, iguales o mejores. No sé.
Cordera: –Pero no se preocupen que la muerte termina con todo ego.
Righi: –Ocurre que el tiempo sigue pasando y te modifica: esto es algo que se puede palpitar en las canciones de Testosterona. Hay una que habla de la paternidad (O vas a misa...) y tiene que ver con nuestras vidas hoy.
Cordera: –También está La flor de mis heridas, que es una manera de festejar, un encontrarte con amigos para recordar los momentos de gloria del pasado. Todas las personas tenemos épocas de gran efusividad, éxtasis, locura y frenesí, que está bueno evocar.
–¿Todavía tienen esas ganas?
Cordera: –Algunos cartuchos hay, dos o tres horas por fin de semana al menos.
–Para el imaginario, Bersuit es una banda de excesos. ¿Son siempre así o es solamente la faceta que muestran en los shows?
Cordera: –Yo creo que el funcionamiento de la palabra exceso es de tipo eclesiástico... Es muy relativa su definición. Nosotros jugamos con los límites y muchas veces se confunde límite y exceso. Lo que funciona más bien es la curiosidad del alma, las ganas de entender a las paredes que no te dejan ver, las ganas de ampliarse, de asumir riesgos y lanzarse al vacío. Son esas cosas las que te mueven a cometer lo que la Iglesia entiende como excesos.
–Hablemos de límites, entonces. ¿Es similar enfrentarse a ellos a los 25 años que a los 40?
Cordera: –Las limitaciones van cambiando y la energía también. A los 25 años, yo hacía un agujero en la pared con la pija y ahora te hago nueve (risas). Y Oski, la tira abajo.
Toda esta conversación con Gustavo Cordera, Juan Subirá, Oscar Righi (Oski) y Pepe Céspedes transcurre por teléfono. El No en Buenos Aires y ellos en un hotel de México DF, donde están presentado parte del flamante Testosterona, antes de volver al país con el fin de cerrar la segunda fecha del Pepsi Music (8 de octubre a las 21.15 en Obras) y luego partir hacia España para continuar derribando fronteras. El sonido ambiente del “manos libres” deschava que están distendidos: de fondo se escucha el audio de una televisión prendida, voces dispersas, pasos perdidos, y abundan los comentarios futboleros. Alguien se alegra del triunfo de River ante Independiente, otro recién se entera de la verdadera noticia de la novena fecha del Apertura (el empate de Tiro Federal con Olimpo) y el Pelado, de la derrota de Lanús ante Gimnasia. “Amo al club, pero me saca el alma lo que están haciendo los dirigentes. Lanús necesita llegar al fondo de toda esta política de mierda que tiene hace años. Estamos vendiendo jugadores importantes”, contesta.
Pero, ¿qué están haciendo en concreto? De nuevo prima la voz del Pelado. “Componiendo canciones nuevas, trabajando para manejar este barco que va por las aguas para nada cristalinas del rock and roll.”
–¿Cómo son las giras de la Bersuit fuera de la Argentina?
Cordera: –Es una experiencia que venimos teniendo desde hace 7 años, y es interesante lo que pasa, porque los argentinos somos extravagantes, exagerados, hablamos gritando, tenemos gestos ampulosos, somos cargadores y seductores. Por un lado tenemos un costado simpático y por otro, uno grosero y brutal, por el cual en muchos lugares nos desprecian. Cuando aparece un argentino en otro país, aparece la manifestación de la soberbia. Pero a nosotros por suerte no nos pasa, porque somos una banda natural. Somos muy autocríticos, mostramos con naturalidad nuestras miserias y entonces hay cierta complicidad con la gente de afuera.
–Cuando encaran giras de este tipo, ¿les prestan atención a los lugares que visitan? ¿Se ubican en un contexto o no les importa eso?
Céspedes: –Sí. Durante las primeras giras teníamos un número cuasi circense en el que tocábamos las canciones emblemáticas de cada lugar que visitábamos.
Cordera: –Igual, nunca está sincronizado el trabajo que hacemos en la Argentina con el que realizamos en el resto de los países. Hay como un delay que nos obliga a presentar un disco mucho tiempo después y acomodar los shows a esa situación. Está buenísimo, porque vas pasando de ámbito, historia y situación. Vamos a España y decimos: “Estamos como estábamos en 1997”, siempre son distintas las formas de pensar y la manera en que nos reciben en cada país. En Costa Rica no son iguales a los latinos de Estados Unidos, Puerto Rico es distinto a los países limítrofes y nuestras provincias a Buenos Aires. Cada mundo tiene un alma, pero la música acorta las distancias, las diferencias culturales y los códigos de comunicación. Te hace sentir vecino, familiar y amigo de un tipo que no conocés.
–En muchas de sus canciones manejan ironías a priori incomprensibles para habitantes de otros lados. ¿Encuentran gente que no los entiende?
Oski: –Sí... en Japón (risas).
Cordera: –Tiene su complicación, pero nos sorprendió muchas veces, como en el caso de Sr. Cobranza, encontrar entendimiento pese a su localismo. Hay afinidades más grandes que las diferencias culturales. Aparte, cuando vos le cantás con sentimiento al lugar donde vivís, sos más creíble.
Juan: –Sobre todo en América latina, porque hay realidades políticas parecidas y canciones como Se viene o Sr. Cobranza funcionan bien.
Pepe: –También gustan temas universales, que hablan de otras cuestiones. Murguita del sur pega mucho afuera, y no es política.
–Pero otros, como La Argentinidad al palo o el nuevo En la ribera, ¿no generan extrañamiento? Estos sí son muy locales...
Oski: –La gente se prende igual. En España, un grupo de tipos tenía un cartel que decía “La españolidad al palo”.
Cordera: –Pasan estas situaciones absurdas, porque evidentemente hay sentimientos que superan las diferencias.
–¿Se distancia mucho Testosterona de La Argentinidad...?
Céspedes: –Por ahí, hay una bajada de cambio energético... canciones que hablan más de nosotros, mientras que La Argentinidad... era más para afuera. Es más cercano a Hijos del Culo, me parece.
Cordera: –Cada canción es una historia que cuenta distintos estados de ánimo con un vector en común. Igual, definir un disco es arrancarle el alma de una manera grosera... la música es sagrada y encasillarla le hace daño, porque precisamente le quita el alma. Cada uno la siente a su manera.
–En la etapa de preproducción, le entregaron 47 temas a Santaolalla y él eligió 13. ¿Hubo algún tema que ustedes querían y quedó afuera?
Oski: –Siempre pasa y no solamente en este disco... Gustavo elige canciones y la pelea siempre aparece. Pero de última lo elegimos como productor porque sabe cómo equilibrar un disco, algo que uno muchas veces no puede ver desde adentro.
Subirá: –Cada uno de nosotros haría un disco diferente y es algo lógico, porque no tenemos ni los mismos gustos ni la misma forma de sentir.
–¿Por qué le pusieron de nombre Testosterona?
Cordera: –Al principio, nos encontramos con un problema: teníamos que nombrar al disco de alguna manera y empezaron interminables discusiones. Había un montón de opciones: La cajeta feliz, La pija, Accidental y cristiano, Otro disco de mierda, etcétera. Pero al final quedó Testosterona que, para mí, fue el más indicado, porque explica la energía que tenemos en este momento de la vida. Otra cosa: creo que no era momento para sacar un disco, porque veníamos de La Argentinidad al palo y vos sabés cómo funcionan las leyes del mercado.
–¿Por qué lo sacaron entonces?
Cordera: –Porque apostamos una vez más a que a la gente le guste lo que hacemos. Nos encanta tener nuevos desafíos... El boxeador quiere boxear, el jugador de fútbol jugar a la pelota, y nosotros hacer canciones, y no especular con lo que estamos haciendo.
–El año pasado fue agotador para ustedes: hicieron 110 conciertos y llegaron a fin de año estresados. ¿Cambiaron la estrategia para éste?
Cordera: –Es cierto que nos encantan las giras, porque es el momento en el que aparece el grupo sin las responsabilidades cotidianas que cada uno tiene como toda persona normal. Cuando salimos de viaje se arma el rito una vez más... nos cagamos de risa, pero también fisuramos. Cuando te pasás de rosca y hacés más de lo que te dan el cuerpo y el placer, hacés cagadas... Eso es lo que nos pasó el año pasado, y por eso este año no vamos a llegar ni a la mitad de shows. La cosa es tener más fortaleza física, antes que nada está pasarla bien en la vida.
–Esto enlaza de alguna manera con el slogan festivalero “Cojan mucho”. ¿Es la máxima de Bersuit?
Cordera: –Es una arenga, porque la verdad es que se necesita coger muchísimo. El hombre en estado de amorcillamiento es un hombre pleno, dichoso, que no tiene necesidad de hacer negocios, ni de ser ambicioso, ni de guerrear. El hombre amorcillado es un hombre esperanzado. Un filósofo dijo que la humanidad tenía que ser salvada con un ataque definitivo de las mujeres sobre los hombres, cogiéndolos a mansalva para quitarles el poder.
–¿Qué les detonó haber ganado el Gardel de Oro?
Subirá: –El claro reconocimiento de que cantamos cada día mejor (risas).
Cordera: –Me encantó la escultura, me pareció sumamente erótica. Cuando la vi, dije: “Esto se puede utilizar tranquilamente como un consolador”. Aunque en realidad no es de oro... es de arcilla.
Céspedes: –La idea era ir a la calle Paraná para ver cuánto nos daban, pero no tuvimos suerte.
Cordera: –Uno siempre tiene cierta desconfianza en los jurados y demás. Estos eventos son medio extraños y a mí la verdad es que no me mueven... me producen cierta vergüenza. Es más, no me premien más, primero déjenme morir.
–¿Van a tocar Hociquito de ratón en el Pepsi Music, como hicieron en el Quilmes anterior?
Cordera: –Depende de las garantías. Hociquito... tiene que aparecer en el momento justo, y nosotros estamos alertas a la provocación... No te olvides que un músico tiene la pija como un radar.
Para los lectores del No que andan repartidos por España, aquí la gira completa de la Bersuit, y a fin de año en la Argentina. Todo comienza el 11 de octubre en Granada, el 12 en Málaga, el 14 en Valencia, el 15 en Palma de Mallorca, el 18 en Barcelona, el 20 en Bilbao, el 22 en Santiago de Compostela, el 23 en Orense, el 25 en Madrid. El 29 hará una fecha en Mar Del Plata y el 12 de noviembre la Bersuit acompañará a Andrés Calamaro como su banda en San Sebastián, el 18 hará lo mismo en Barcelona y el 19 en Madrid. El 25 de noviembre tocarán en el Baradero Rock, el 2 en Concordia, el 4 en Clorinda, el 16 en Santa Fe y el 18 en Neuquén.
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