LOS QUE TOCAN ANTES DE LAS 18 EN EL PEPSI MUSIC
Estas bandas están pisando los primeros peldaños del show business. Pero todavía están ahí, revoloteando el estrellato. Son los que tienen que lidiar con la siesta de los vecinos y los que alguna vez serán (o podrían haber sido) cabezas de cartel: reggae, rock, tango, jazz, “acuático”, barrial y sonido trashumante, llegan en horario de matiné.
› Por Santiago Rial Ungaro
Recordados por algunos por haber sido los ganadores del concurso Aguante 2003, los Monos en Bolas lograron grabar entonces Civilización cero, un disco que por su sonido y su temática se podría definir como rock... ¿chabón? “Sí, era rock chabón, entonces estaba bien dicho. Pero hoy en día no me siento cómodo con ese término: ni tampoco con el rock stone, pero sí con el rock barrial. Son canciones del barrio”, dice Darío, el guitarrista de la banda de este septeto de dos guitarras, bajo, teclados y batería. Quienes los conozcan se encontrarán con que el grupo tiene un nuevo cantante: Mariano “Gallego” González (ex cantante de La Vitrola), que le dio a la banda una impronta más rocanrolera. “Somos una banda de rock nacional: incluso el audio es muy nacionalista. Si en el primer disco la onda era más pop, con temas más amados en una onda parecida a Divididos, éste tiene un sonido más áspero, más valvular: ahí está la papa.” El lema de Darío podría ser el de aquel tema de Riff: “Es menester que sea rock”. “La música ya está hecha. Está uno ponerle el toque que lo diferencie. Lo que nos diferencia es la mezcla de ese rock barrial con melodías y arreglos que no pertenecen al rock. Por la edad que tenemos, hemos escuchado mucha música del pop de los ‘80, pero no electrónica. A mí de muy guacho me pegaron bandas como Soda Stereo o U2.” Los Monos en Bolas tienen claro qué es lo que quieren hacer: música para la monada. “Este es el tercer año consecutivo que estamos en el festival más importante del rock nacional. Está bueno pertenecer, ser parte del ‘grupo de’. La verdad es que estamos con ganas de despegar. Hace 10 años que tocamos, pero todavía somos una banda under: nuestra idea es poder acceder a los que escuchan rock.”
Día 2: A las 15.30 en el Escenario 3.
Siempre bajo el nombre de La QK del Quía, esta banda de Caseros viene transpirando la camiseta en el underground desde hace ya 8 años, de los que quedó Ya es hora (2003), un disco hecho en forma completamente independiente: “La QK del Quía es la cabeza del hombre, esa mente del hombre que es superior a nosotros, como una especie de semidiós que nos brinda la posibilidad de hacer lo que hacemos”, filosofa Juan Pablo Franco, voz de una banda que supo realizar puestas “conceptuales”... aunque ese concepto sea disfrazarse de Los Cazafantasmas o Titanes en el ring. “Es difícil encasillar el gusto. Creo que somos una banda muy versátil. Lo que más nos gusta es fusionar estilos: reggae, rock, algo de tango, de folklore, pero no estamos encasillados en nada. Nuestro guitarrista (Luis Motta) nos aporta una influencia de jazz importante.” En parte por estos aires rioplatenses, en parte por las movidas que organizan en la zona, lo cierto es que su último disco cuenta con la producción de Pity Fernández, guitarrista de Los Piojos que se acercó a la banda. “Creo que nuestra música es muy fácil de canalizar: llega rápido. No sé si el mensaje, pero sí la música. Nuestras letras tiene un costado filosófico. Y poético.” “Ojalá que el diablo duerma en su infierno hoy”, canta La QK del Quía en Dolce inferno, uno de las letras más emblemáticas de su último disco, aún inédito. “Somos pibes de barrio. Pero a la vez somos tipos de leer bastante o de ver películas. La idea sería poder captar el espíritu del varieté presente en los primeros shows ricoteros, que en nuestros recitales haya algo de teatro y algo de magia. Tené en cuenta que el logotipo de la banda es un arlequín.”
Día 1: A las 16.20 en el Escenario 3.
”La palabra clave en Intramundo es agua, porque lo acuático remite a las profundidades, y en este caso enlaza con las características de la imaginación y el pensamiento”, explica Martín Rodríguez (bajista de Poseidótica) en un texto incluido en el CD debut de la banda, una de las sorpresas de este año por su sonido denso e imaginativo, que sintetiza la influencia de dos bandas que han ayudado a abrir el juego sobre lo que es ser una banda de rock. Si por un lado Poseidótica tiene algo del lirismo urbano de Pez, los seguidores de la banda de Ariel Minimal se emocionarán con el vibrante y psicodélico Superastor, un extraño homenaje a Piazzolla. Por otra parte, desde la ominosa gráfica hasta su sonido acuático y siempre expansivo, la banda también va a fascinar a los amantes del llamado stoner rock: de hecho, Walter Brodie de Los Natas les dio un par de manos tocando las baterías del disco. Un par de manos en dos sentidos, debido a que el disco, tras una primera versión que desapareció misteriosamente de la computadora en la que fue grabada, tuvo que ser grabado dos veces. “El disco quedó mejor, pero hubo que esperar a que Walter volviera de Europa, y que por suerte se volviera a copar.” “La verdad es que sí, somos fans de Los Natas y de Pez. Crecimos yendo a ver a cuevas a ese tipo de bandas, como también Menos Que Cero, Massacre o Suárez.” Con estos ingredientes en la marmita, la poción mágica de Poseidótica se consigue hoy en cuevas, ya sean porteñas o alemanas. “Al principio la banda hacía rock acuático, pero ahora estamos más matemáticos”, sintetiza Martín el momento de esta banda, ideal para los que deseen agregarle, al rock pepsicolero, algo bastante más psicodélico.
Día 3. A las 16.30 en el Escenario 3.
La semana pasada presentaron en el Teatro Santa María El sueño del hombre pulpo, su primer disco, proyectando imágenes y rodeados de una bizarra Orquesta de los Hombres Pescado vestidos con máscaras de pez. Los Mataplantas son una banda de pop de guitarras y sonido analógico que ha estado tocando en los últimos 4 años como Barbara Feldon (la actriz de la 69, la bonita y eficiente compañera del recientemente fallecido Maxwell Smart); pero en el transcurso de la grabación de su último disco (que contó con la producción de Sebastián Volco y Mariano Esaín, de Menos Que Cero) pasó algo: de tanto ver películas de cine bizarro (al momento de hacer la nota, Pablo, el cantante, estaba cavilando entre ver The Trip de Roger Corman o Soñar, soñar de Leonardo Favio), los Mataplantas (a Pablo de Caro se le suman Pablo Malaori en guitarra, Maxi García en bajo y Nazareno Gil en batería, todo veinteañeros) también mutaron: “Empezamos a sacarnos algunos prejuicios que teníamos ya desde el nombre. Como Barbara Feldon era imposible no hacer retro-rock. Pero si antes el nombre del grupo remitía a una actriz, ahora el nombre de la banda es un invento. Queríamos que la gente no supiera qué esperar de nosotros”. Dos de ellos trabajan como Dj’s en las fiestas de Pop City, a la vez que organizan las Fiestas Hey! Los Mataplantas son gente culta, sí, pero su cultura es más bien bizarra: “Nos gustan las películas de terror de finales de los ‘70 y principios de los ‘80. Investigamos mucho el laburo estético, la composición de la imagen. En el disco hay muchas cosas relacionadas con el cine, como El increíble hombre menguante, un viejo clásico de la ciencia ficción que cuenta la historia de un hombre que se va haciendo cada vez más pequeño”. Claro que quien dice películas, dice soundtracks; quien dice Sergio Leone, dice Ennio Morricone, y eso se nota en los 14 temas de este prometedor álbum debut.
Día 4. A las 14.50 en el Escenario 3.
Lo de Rescate es paradójico: mientras viaja alrededor del mundo (ya pasaron por más de 25 países) como una banda de rock “latino”, compartiendo cartel con bandas como Moloko, The Wailers, Cesaria Evora o Chumba-Wamba, esta banda de “gospel rock” apenas toca en Buenos Aires. Si, aunque cada vez se hable menos del tema, es evidente que en la escena hay un “rock del rey Herodes”, los Rescate están, definitivamente, en otra sintonía. Por eso ésta es una oportunidad para ver al grupo en formato de octeto, con vientos y percusión incluidos: “La rebelión del rock argento hacia lo espiritual tiene que ver con una cuestión de crisis religiosa. Nosotros queremos sacar a Jesús de todo ese eclipse de religiosidad y ponerlo en su esencia, que fue siempre la calle: Jesús se juntaba a salvar a una prostituta, o a curar a un leproso, o con pescadores”. En su casa de San Nicolás, rodeado de sus dos hijos, Ulises, el cantante, comenta sus sensaciones: “Me gusta cuando se nos abren las puertas para tocar acá porque es como tocar en el patio de mi casa: nuestros familiares y afectos están en este país. Lo que más me molesta es la hipocresía que hay acá: ver que se hace tanto lobby y que se pone tanta histeria a veces te termina molestando. Igual, cuando salimos por primera vez de la Argentina nos dimos cuenta de que había muchos códigos internos que nos alejaban del público. De a poco te empezás a dar cuenta de lo chiquita que es la escena de acá. Es cierto que ‘nadie es profeta en su tierra’ termina siendo una regla de oro. Para mí, que toco en una banda de rock gospel y que ni siquiera soy de Buenos Aires, es más fácil compartir una fecha en Dinamarca con los Red Hot Chilli Peppers que tocar acá”.
Los Rescate están tocando desde principios de los ‘90, pero a partir del 2000 empezaron a rotar en canales de gospel rock en América latina y en Estados Unidos. A su vez, tener un manager alemán les permitió acceder a festivales europeos. Sin embargo, Ulises (que ahora está leyendo la biografía de Bob Dylan) sabe que no puede dejar de sentirse “como Daniel en Babilonia”, aunque siempre “guardándole el corazón a Dios”.
Día 5. A las 18 en el Escenario Indoors.
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