EL CUATE GILBERTO CEREZO
Cuando lo raro, lo novedoso y lo absurdo es recibido con aplausos, muchos prestan atención. Algo así pasa con estos cinco mexicanos, mezcla de condimentos rockeros y bases electrónicas.
› Por Mario Yannoulas
A veces se trata de estar en el lugar indicado en el momento justo, y si alguien puede dar fe de eso, son los chicos de Kinky. Porque así como hay bandas anacrónicas y fenómenos inexplicables dentro de la música, a estos mexicanos el marco les hace juego con todo, más sobre suelo argentino, donde en los últimos años la música electrónica y el rock mexicano han ganado terreno. Mientras algunos tratan de definirlos con interminables cadenas de rótulos, estos cinco cuates de Monterrey crearon en 1998 un producto que hoy parece de laboratorio. Vuelcan en la coctelera máquinas y guitarras eléctricas, bases electrónicas y condimentos rockeros, todo en su justa medida, como en la receta de un cantinero meticuloso.
Aunque exhiben con gusto su andar mexicano en los discos y en los shows, son una banda nómada, itinerante, una verdadera banda viajera. Hoy viven en Estados Unidos, mañana quién sabe. Por estos días, Gilberto Cerezo, cantante y dj, está alojado en algún reducto de Los Angeles para preparar junto a sus compañeros el esperado sucesor de Atlas (2003), su segunda producción. “Experimentamos con ritmos típicos mexicanos y cosas americanas como el hip hop y la electrónica, muchas letras merodean lo poético, otras cuentan historias y hay varios absurdos, que nos gustan mucho, todo siempre dentro de la necesidad de Kinky, que es bailar sobre lo extraño”, dice Gil en comunicación telefónica con el NO.
Explotaron en Buenos Aires hace casi dos años, y desde entonces ya pasaron varias veces. Ahora, además de lucubrar su tercera catarsis de estudio, preparan la vuelta para este sábado, cuando les toque preceder los actos de Erykah Badu, Babasónicos y Duran Duran, entre otros, durante la segunda jornada del Personal Fest 05. “Venimos de giras largas, de tocar en Nueva York, en Los Angeles y en Londres para 2500 gentes, así que llegamos calientitos. También quisimos abrir brecha por el Cono Sur porque la Argentina nos influyó mucho musical y líricamente. De chicos escuchábamos a Soda Stéreo, a Fito Páez, leíamos a Borges, a Cortázar y toda esa bola de locos”, revela, con yeites de léxico autóctono.
Pero al valor del cóctel tecno-pop de Kinky se le agregan sus orígenes mexicanos, que hoy, acá, caen bien. “La Argentina y México siempre han estado en constante comunicación en cuanto a música alternativa, cosa que no pasa con otros países como Perú o Ecuador, por ejemplo. Hay mucha música mexicana fresca, y consumidores inquietos como los argentinos pueden encontrar cosas nuevas allí.”
Finalmente, Gil llega a la conclusión y explica que esta vez las coordenadas de tiempo y espacio jugaron a favor para que lo raro, lo novedoso y lo absurdo sea recibido con aplausos. “Para que te vaya bien necesitas algo de talento, pero sobre todo mucha suerte. Tuvimos la oportunidad de que los argentinos se interesaran casi desde raíz”, confiesa.
Kinky se presenta este sábado en el Personal Fest 05, en el Dique 1 de Puerto Madero.
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