Jueves, 15 de diciembre de 2005 | Hoy
HECTOR CASTILLO, PRODUCTOR DE PRIMERA
Por Yumber Vera Rojas
La vida es una tómbola. El venezolano Héctor Castillo sí sabe de qué va esa canción. La vivió en carne propia. Hace 10 años vino a Buenos Aires con su banda, Dermis Tatú, a ofrecer unos shows, gracias a su amigo Fernando Samalea. Lo que comenzó con unos pocos recitales, se extendió casi nueve meses. Durante su estancia en Buenos Aires aquella vez el trío registró La Violó, la Mató y la Picó, que se convirtió, así como el buen tinto añejo, en uno de los mejores discos del rock latinoamericano de la década pasada. Justamente, el único medio que entrevistó a la banda en ese entonces fue el NO y Héctor fue el protagonista de esa nota.
Tras vivir el rock en carne propia, ahora no viene como músico sino como ingeniero de sonido para trabajar en el nuevo elepé de Gustavo Cerati. Señala Héctor: “Se dio gracias a Tweety González, coproductor del álbum de Cerati y a quien conozco desde hace años. El pasó por Nueva York y yo estaba en plena mezcla de la versión surround del disco Heathen de David Bowie. Luego volvió para producir a una banda, le grabé las bases y como que se dio cuenta de que había madera ahí y me recomendó con Gustavo. Inicialmente, vine a grabar las voces y a mezclarlas, aunque también hicimos otras cosas. Desde que escuché los demos entré en sintonía con él. Me parece un gran guitarrista”.
Bajista de Dermis Tatú –un desprendimiento del grupo de culto venezolano Sentimiento Muerto–, Castillo colgó su instrumento y viajó a Estados Unidos para probar suerte como ingeniero de sonido. “Me divertía jugar con los aparatitos dentro del estudio. La parte técnica se me daba fácil. Nunca estuve conforme como músico. Estaba buscando algo en lo que fuera realmente bueno.” Sólo lleva seis años en este oficio y ya es uno de los nombres más mentados de los estudios neoyorquinos. “Me dijeron que había una plaza para un pasante en los estudios de Philip Glass, Looking Glass. Tuve mucha suerte pues el estudio estaba haciendo una transición a ProTools. Instalaron los equipos y no podían hacer nada. Me quedé una noche y lo solucioné. El dueño me ofreció un cargo como asistente y luego fui el ingeniero de Phillip Glass –mezcló la banda de sonido de la película The Hours–. Pero me empezó a dar piquiña por hacer rock”. Y pudo rascarse con gusto. Sobran las anécdotas de su laburo junto a Suzanne Vega, Lou Reed, Björk, David Bowie o The Cure. “Encargaron un remix de A Forest para un soundtrack, y me mandaron las cintas originales de Seventeen Seconds para hacer la transferencia a digital. Pasé todo un día en eso y era increíble escucharla por canales. Con Robert Smith sólo tuve comunicación por mail para ver cómo andaba todo. Creo que al final eligieron un remix de Robbie Williams.”
Además, Castillo es productor. Se encargó del disco debut de Brazilian Girls y ahora tiene dos cartas bajo la manga: los indie rockers The Citizens y Girl Friday. “No soy el tipo de productor que le dice a un grupo cómo tocar. Puedo dar ideas en cuanto a concepto y sonido. Muchos productores son más pragmáticos, yo soy más conceptual. Quiero que los discos reflejen las sensaciones que se experimentaron durante el proceso. Tom Waits dijo que un ingeniero de sonido es como un barbero. Y es verdad.”
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