Jue 12.01.2006
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EL PICADO GRUESO DE VIA VARELA

Protestones

› Por Cristian Vitale

Antes que la música potente y áspera de Vía Varela empiece a desgranar en once canciones, aparece una voz rabiosa de mujer. Es un track de 26 segundos que ellos llamaron Viva elate (sería el ATE, en verdad), y opera como introducción pulenta. La mujer recontraputea a un gremialista transero y el speech llegó a ellos de pura casualidad. “Es una señora que llamaba todos los días a la casa de Juan, el bajista, pensando que ahí vivía este personaje. Nos pareció muy divertido en un comienzo y muy crudo después, porque imaginamos que es el pensamiento de la mayoría de la gente con respecto a estos señores que se instalan en el poder y sólo piensan en enriquecerse a costa de cualquier cosa”, refiere el cantante y fundador Limón García. La decisión de abrir Picado grueso –tercer disco de la banda en 15 años– de esta manera heterodoxa obedece al ritmo de la puteada y su conexión con la potencia posterior. Dice Limón: “Tuvimos la sensación de que escuchar a una persona insultar a un político con tanto ritmo y sin filtro podía ser la antesala de lo que nosotros mostramos en el disco, que pasa de un estado a otro en forma ecléctica”.

El criterio antipolítico se desparrama, intermitente pero compacto, en varias canciones. Una de ellas es Caminero. “Nos recuerda que en este camino siempre es más importante nuestra alegría que la fiesta de ellos, nos acostumbramos a ver cómo la pasan bien los que nos gobiernan, y en ese ensueño algunas veces nos quisieron hacer creer que nosotros éramos parte mostrándonos sus casas, reuniones, almuerzos o veraneos en Punta del Este. Es increíble que alguien compre una revista para ver cómo se divierten, visten y comen los demás.”

–El disco no podría llamarse de otra manera dada su contundencia, densidad y visceralidad. ¿Acordás?

–Sí. Pudimos mostrar todo lo que nos pasa como un picado grueso: la bronca, la euforia, la tristeza, la alegría, la ternura, la impotencia y la potencia con la que nos levantamos todos los días, pensando un lugar mejor donde vivir.

Otro detalle es la participación bastante abundante de Juan Subirá, Pepe Céspedes, Osky Righi y Gustavo Cordera en varios temas. Ocurre que Limón fue, durante un tiempo, integrante de Bersuit y de ahí nació una amistad duradera. Cordera canta en Bailaban, Osky aporta loops y guitarras en Dando vueltas, No es que lloró y Hoy vi; Pepe, el bajo en Dando vueltas y Juan, teclados en casi medio disco. “Es un disco hecho por amigos. Ellos me alentaron y cuidaron para que pudiera realizarlo. Viví con ellos una parte importantede su carrera y eso me da una gran felicidad”, dice Limón. Todos –más Daniel Suárez, Jorge Araujo y Marcelo Predacino– se mezclan en la vidala del final: La consentida, que Limón le mostró a Subirá para que le pintara una letra. “El desafío no era cantarla sino poder interpretar lo que la canción nos pedía.”

–La de Che Manolo es tuya. ¿A qué rincón de tu infancia alude?

–A que nací en Remedios de Escalada, y tengo códigos del barrio. Nunca pedí una tarjeta amarilla o que echen a un contrario para sacar ventaja. Mi viejo me enseñó que no hay que ser botón, y espero que algún día volvamos a tener la ventana abierta para que entre un poco de aire fresco. Nunca fue vergüenza ser pobre, lo que daba vergüenza era ser chorro o no tener palabra.

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