SOZIEDAD ALKOHOLIKA, HARD-CORE, PUNK, METAL Y EUSKADI
Nacida en el ocaso del “no future”, la banda supo permanecer en movimiento a fuerza de guitarras veloces y una brutal honestidad sobre el estado de situación. Sin embargo, sufren la censura por su militancia vasca.
› Por Mariano Blejman
Se sienten en el corazón del asunto vasco y son profundamente militantes de la vocación de los pueblos de decidir sobre ellos mismos. “Nos limitamos a propulsar el derecho a decidir cómo gobernarnos”, dice Juan, la voz de Soziedad Alkohólika. Estos vascos bien cañeros, sin embargo, no cantan en euskera (idioma que el dictador Franco prohibió) básicamente porque no lo aprendieron de chicos. “Y a esta altura, aprenderlo nos da pereza”, cuentan todos al NO, recién llegados de su tierra. Ayer hicieron una fecha caliente en El Teatro, el mismo lugar donde tocó por última vez uno de sus “colegas” más preciados: Fermín Muguruza, alguna vez cantante de Negu Gorriak, también buscado por “vasco”. Hoy Juan, Jimmy y Jabi (guitarras), Pirulo (bajo) y Roberto (batería) estarán en el Cosquín Rock. Además, la banda viene a promocionar el festival Viña Rock, el más grande de España que sucede muy cerca de La Mancha (ver recuadro).
“Lo nuestro es temática social, más que política”, dice Juan, el frontman de una banda dura que lleva 12 discos grabados (Tiempos oscuros, Polvo en los ojos, ¡No intente hacer esto en su casa!, Feliz falsedad e Intoxikazion Etilika, una auténtica revolución) desde sus inicios en 1988 en Vitoria/Gasteiz, cuando la ola de bandas “radikales” iba decayendo en Euskal Herria (País Vasco). El País Vasco tiene grandes zonas industriales, y la crisis económica de fines de los ‘90 había dejado desempleados a muchos jóvenes que levantaron banderas del “no future” (o mejor “que aquí no hay futuro, tío”). Internamente, la banda también tiene diversas opiniones políticas, y tal vez de allí venga su postura de declarar la voluntad de elegir la forma de gobierno de los pueblos, antes que declararse abiertamente independentistas.
Pero qué va... el gobierno saliente de Aznar (no Pedro sino José María) no entendió demasiado de sutilezas, y hace un par de años le hicieron una denuncia por “terroristas” –a través de la Asociación de Familiares de Víctimas de la ETA– basados en el nombre y letra de un tema, Explota cerdo, que los hizo ir hasta los estrados del mismísimo juez Baltasar Garzón, muy conocido aquí por llevar adelante en España los casos de crímenes de lesa humanidad perpetrados por los militares de nuestro doloroso cabotaje. “Hoy parece todo más tranquilo, pero antes se reprimía de una manera y ahora se reprime de otra”, dice Jimmy, guitarra de la banda, que vino por primera vez a la Argentina en 1997, cuando éste (y ellos también) era otro país. “Cuando empezamos, nos tiramos a hacer un rollo que no hacía casi nadie. Pero nosotros no hacemos militancia, hacemos música fuerte: vamos cambiando del punk al heavy, al hard-core, al rock. Tocamos sin prejuicios, tal vez por eso la gente se confunde de que hacemos un estilo u otros.” El tema S.H.A.K.T.A.L.E. (Vomitaré en tu cara) dice: “Tu cara zerdo, no puedo olvidar / a ver si puede ser ke te largues de akí / porke si no no podré evitar / porke si no no podré evitar el vomitar / en tu puta cara voy a vomitar” (sic).
Su último trabajo, Tiempos oscuros, muestra una versión bien rabiosa de la banda, después de la persecución política que vienen sufriendo. Las letras de Piedra contra tijera, Stop criminalización, o la que da título al disco Tiempos oscuros hacen referencia a la vuelta del fascismo. Musicalmente cuentan con guitarras rapidísimas, una batería poderosa y una voz en la bestial garganta de Juan.
El paso del tiempo fue abriéndoles caminos a diversos estilos, y se encontraron compartiendo carteles con Ratos de Poräo o GBH, bandas afines más en espíritu que en sonoridad. Pero hablando de represiones, lo que a fines de los ‘80 o principios de los ‘90 consistía en entrar a los bares vascos y propinar golpizas y provocar razzias por parte de la policía controlada por el PP (Partido Popular, la derecha española), ahora se transformó en una presión legalista, iniciando juicios políticos y acusaciones de “terroristas” a quienes propicien la independencia vasca, más allá de sus posiciones en relación con el accionar de la ETA.”Hay gente del gobierno que quiere asociarnos al rollo terrorista, nos impiden tocar en muchos lugares. Han largado la consigna: ‘El que no está con nosotros es nuestro enemigo’. Todavía seguimos luchando contra eso”, cuenta Juan. ¿No tiene esa persecusión un efecto positivo en sus seguidores? “Le regalaría a cualquiera la persecución política”, dice Juan con sinceridad. Por lo pronto, Garzón había desestimado sistemáticamente las acusaciones que las Víctimas de ETA les habían propinado hasta que un juez dio lugar a la última apelación (en ausencia de Garzón) y es muy probable que este año vayan a juicio. Jimmy dice que con el gobierno de Zapatero la cosa se distendió, aunque siguen marchando en los juzgados las causas abiertas. “Es una política de hablar mucho, pero no hacer demasiado”, cierra Jimmy.
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