SE EDITA UN LIBRO DE BONJOUR
› Por J.M.S.
Primero aparecieron los conejos y el señor que traduce el título de las películas. Después los pingüinos y Warner, el hombre al que todo le salía mal. En el medio, un tipo que sólo preguntaba “¿esto es arte?” y se esfumaba sin dar respuesta. Para entonces, los lectores de Bonjour (la tira que publicó el Suplemento NO entre septiembre del ‘99 y junio del ‘02) estaban prendidos. De cierto rechazo inicial habían pasado al enamoramiento irrestricto, militante. Al punto que empezar por abrir el NO y ver “qué hacía el Bonjour de esta semana” se volvió imperiosa costumbre. La tira que había pateado el tablero de ciertas convenciones del humor gráfico en la Argentina, valía ese privilegio. Liniers (el responsable de este pequeño suceso) emigró luego hacia otros pagos y, lógicamente, se hizo famoso con Macanudo, la versión mainstream de su tierno y absurdo humor, en el diario La Nación. Sin embargo, ¡buenas noticias! Bonjour tiene al fin su edición en libro.
“En realidad, Daniel Divinsky (editor de De la Flor) me llamó cuando todavía la estaba haciendo para el Suple, con lo que yo me puse muy contento y todo eso. Pero después De la Rúa y compañía se encargaron de que el librito saliera volando por la ventana”, recuerda hoy Liniers, con una sonrisa. Paradójicamente, la suspensión resultó buena porque después del éxito de Macanudo, el dibujante pudo darse todos los gustos en cuanto a formato y diseño: “Incluí bocetos, cosas aleatorias y hasta los pasos previos antes de llegar al chiste”. El autor de Bonjour cuidó también el tipo de papel y la tipografía: “¡Es que me gusta que los libros queden lindos!”, reconoce entre risas. Otra decisión del dibujante fue que las tiras aparecieran en orden cronológico. “Podés ver que al principio voy medio asustado y averiguando cómo se hace esto, y que después ya me voy envalentonando.” El click, según Liniers, se dio cuando decidió cambiar el formato tradicional. “Lo que pasa es que a mí me gusta mucho el chiste tonto. Y con este sistema podía hacer una estupidez abajo y un chiste más o menos bueno arriba, o una estupidez arriba y algo que lo arregle abajo.”
En Bonjour aparecieron por primera vez personajes ahora clásicos del universo Liniers como los citados conejos y pingüinos, o el traductor de películas. También otros que el dibujante después no exportó a Macanudo. “Uno que quedó en el NO es el señor que tenía un hombrecito pegado en la cabeza, ¡tenía un nivel de absurdo! Me gustaba porque para él era un sufrimiento espantoso pero para todo el mundo que lo veía le parecía muy tierno y lindo” (risas). Otros habitúes eran las estrellas de rock. “Aparecía Calamaro y también (los dientes de) Charly. Ellos se llevaban mal, pero a mí me caían bien los dos. También Leo García en épocas de Morrisey (o su hétero mix Jim Morrison) y Kevin Johansen. Con él después quedamos medio amigotes. Compartimos gustos estéticos y humorísticos.”
Los que siguen la carrera de Liniers saben que con Bonjour explotó su veta más ácida e irónica. “Yo al lector del Suplemento lo conocía de memoria. Había leído bastante el NO, y sabía que con el humor negro podía zarparme hasta que resultara muy divertido”. Por eso, la llegada de Gustavo Sala al espacio que alguna vez ocupó Bonjour le da placer: “Cuando me enteré me pareció buenísimo. Hace mucho que Sala se merecía entrar a un suplemento así. Si había oscuridad en Bonjour, Bife Angosto va más lejos todavía. Sala es un tipo que me hace mucha gracia”.
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