¿Es posible vestir un rocker sin convertirlo –automáticamente y en ese controvertido acto– en un rotundo careta? Mmm... Los responsables de Rethink, marca argentina de ropa urbana que ya hizo pie en Barcelona y estrena local propio en Buenos Aires, piensan que sí. “Desde Johnny Rotten (Sex Pistols) que se preocupaba por colgar un gancho en su campera hasta el más básico stone que se toma el tiempo de conseguir un pañuelo, un jardinero y zapatillas, el rock siempre se preocupó por la imagen y de ver qué hacía con eso”, plantea Mariano Yoraillh, diseñador gráfico “devenido en otra cosa” y uno de los tres responsables de la marca. “Lo que causa rechazo es la fabricación, cuando una banda sale ‘disfrazada’ sin desarrollar un estilo propio y les dicen ‘dale, tenés que parecerte a Franz Ferdinand’”, explica. “En ese sentido, me parece que acá todavía se mira mucho para afuera.” Aunque el diseñador respeta y considera válido que una banda tenga nula preocupación por la estética con la que sale en escena o actúa en un video (¿Pez? ¿La Renga, y el inconfundible “estilo jardinera” del Tanque? ¿Intoxicados?), al mismo tiempo propone ampliar el punto de vista: “Si te tomás el tiempo de pensar la tipografía de un logo o el dibujo de una tapa ¿por qué no cuidar también la vestimenta?”.

Natas, Gustavo Cerati, Cuentos Borgeanos, ANIMAL, Intima, Gastón de Pericos y hasta los de La 25, son algunos de los solistas y grupos de muy diverso palo que ya pasaron por los probadores de Rethink sin quedar -afirma el Yoraillh– empaquetados: “Y es que uniformar bandas es un embole. La idea es combinar cosas que ellos ya traen”. La relación se dio “por conocerse ya de antes o por pasar de clientes a amigos”. Según el diseñador, esta relación menos traumática de cierto rock con la moda tiene que ver con la irrupción, a partir de 2001, de las bandas The: “Los Strokes y los White Stripes hacen producciones grossas con marcas de alta costura como Versace, Armani en vez de las alternativas. Y eso es loco, porque las grandes casas supuestamente no reflejan la calle”.

En Rethink dicen estar atentos al mundo suburbano. Pero también a generar un espacio en donde la música y la vestimenta se crucen de manera concreta: camisas y pantalones entre símiles de vinilos, posters, stickers y afiches de varios iconos de rock. ¿Comprar chombas como si fueran discos? ¿Por recomendación? “El laburo que hacemos nosotros –compara Yoraillh– es un laburo hasta de banda, te diría. Hacemos una colección de verano y otra de invierno, que son como dos discos por año, con 50 o 60 prendas cada una. Por eso cada colección tiene su nombre, la que viene este invierno se llama Good vs. Evil”. Ah, y por cierto, la conexión musical busca ser completa: una sala de grabación en el primer piso del local, servirá –prometen– como lugar para dar clases a partir de marzo.