Jue 16.02.2006
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BRIAN STORMING MUESTRA “THE EXTRAORDINAIRES VOYAGES OF”

Tormenta de ideas

› Por Santiago Rial Ungaro

Hacia 1957, la Internacional Situacionista protestaba en su propia revista por el surgimiento de una nueva técnica publicitaria: el brain storming. Como su nombre lo indica, esta técnica publicitaria se basa en generar una tormenta mental en la que sus participantes tiraban ideas sin ninguna restricción, ideas de las cuales siempre se podía rescatar algún recurso interesante para publicitar algún producto demasiadas veces innecesario. Era, decían Guy Debord y sus secuaces, una perversa apropiación de aquel automatismo surrealista cuyos objetivos originales eran puramente poéticos. Varias décadas después, a principios de este siglo, alguien volvió a usar ese término, apenas modificándolo a Brian Storming, con lo que el círculo se cierra: la tormenta mental de este Brian es, de eso no hay duda, un capricho puramente poético.

De disciplinar ese capricho surge este octeto y su The Extraordinaires Voyages of, un curioso disco debut que genera múltiples interrogantes: ¿por qué su cantante susurra en un inglés apenas audible?, ¿de dónde salieron esos arreglos de sutilezas imperceptibles que ensamblan sonidos de flautas, sampleos, cuartetos de cuerdas, xilofones, serruchos, panderetas y sitar como si nada? Preguntas que convergen en una sola: ¿quién es Brian? La respuesta la tiene Dhuncan Toth, alter ego de este Brian, alguien capaz de pasarse cuatro años buscando la mejor forma de que “el resultado sea bueno”, como define lacónicamente el disco debut de esta atípica pequeña orquesta que se presentará en vivo este jueves a las 22 (repetirán el próximo jueves 23) en Thelonius (Salguero 1996).

Aunque en la música de Brian Storming hay elementos de muchos estilos, sus influencias de todas maneras son bastantes precisas: los Brian Storming son una pequeña orquesta de pop, según sus palabras, aunque las armonías y las texturas son más importantes que las melodías o los ritmos. “La única forma que tenemos de que todo funcione es tocar poco y a bajo volumen”, apunta Mauro Quintero, guitarrista que debió abandonar distorsiones y demás manías para dejar que se escuchen las exquisitas flautas de Pablo Romagnoli y las trompetas de Andrés Ravioli. Y aunque el término “easy listening” surja casi en forma inevitable, desde la “elección estética” de Dhuncan de cantar en inglés se nota la fascinación por el cine británico y por sus impecables soundtracks: gente como John Barry, Bernard Herman y los soundtracks de Alfred Hitchcock son las principales referentes de Dhuncan Toth, hijo de Alfredo Toth, aquel de Los Gatos y de GIT, hoy productor. “No es común orquestar tanto hoy en la Argentina”, comenta al pasar Dhuncan, y resulta inevitable (impertinente) preguntarle por papi Toth. “No me llevo bien con mi papá. De chico, GIT me daba vergüenza”, dice Dhuncan, para aclarar que preferiría no hablar de eso. Y tiene sus razones: mejor correr ese velo de la tapa, tan David Lynch (tan Badalamenti) y viajar con las cadencias oníricas y románticas de un Brian que ya parece haberse desatormentado hace rato.

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