Dentro de la cultura norteamericana existe todo un campo (léase obsesión y posterior negocio) dedicado a mostrar los trapitos más sucios de sus celebridades. La TV entendió por dónde pasa el negocio y tomó cartas en el asunto. Los shows con celebrities caídas en desgracia hoy pueden verse en algunos realities de VH1. De hecho, hasta Puff Daddy produce su propio programa para la cadena NBC: Celebrity Cooking Showdown. Allí, distintos amigotes del rapero y diseñador de ropa (como Ja Rule o Naomi Campbell) serán entrenados en un campamento por experimentados chefs. Según Puffy: “A la gente le encanta ver celebridades bajo presión, y con este show, si no pueden soportar el calor, será mejor que se vayan de la cocina”.

Internet aún regala espacios no tan prefabricados (y mucho más descarados). En www.awfulplasticsurgery.com podemos ver en imágenes cómo lucen las figuritas sin photoshop ni maquillaje; algo así como el lado B de Transformaciones, el programa de Karina Mazzocco. En el site www.thesmokinggun.com se hayan los documentos que enseñan lo que los famosos preferirían ocultar. Como sus caritas tras pasar una noche en la cárcel, reportes oficiales de sus comportamientos en aeropuertos, o berrinches de todo tipo expresos en contratos.

Las fotos y las demandas suelen ser filtradas por empleados de hotel o policías de bajo rango, que sufrieron personalmente los gritos histéricos en sus oídos, y encuentran en este site la venganza perfecta. Así nos enteramos de que los ojos de Robin Williams no pueden ver las etiquetas en las botellas de agua, que los Red Hot Chilli Peppers necesitan un cuarto de meditación (“preferentemente” no en azul) y que el mago David Copperfield demanda, expresamente, por asistentes femeninas que no pesen más de 57 kilos. Prince, como era imaginable, se lleva todos los premios exigiendo un médico personal a las 6 de la tarde, té de coco indio, y velas aromáticas de jazmín y lavanda que lo deben acompañar a su paso.

Pero ahora el músico ha encontrado un duro e inesperado contrincante. Nada menos que el vicepresidente de ese país: Dick Cheney. Como una verdadera estrella de rock, el político (que hace algunas semanas baleó a un amigo, sin querer, durante una salida de caza) tiene sus prerrogativas a la hora de visitar un hotel: que en su habitación la temperatura sea de 20 grados centígrados, que el menú del restaurante del hotel sea enviado por fax a su oficina antes de su llegada, iluminación extra, gaseosa diet sin cafeína, y he aquí lo más sorprendente: la TV sintonizada exclusivamente en Fox News –que no se ve en la Argentina–, el canal informativo más patriotero y chauvinista de Estados Unidos (así que imagínense cómo se informa). Tal vez desee vivir en carne propia la frase acuñada por Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler: “Miente, miente que algo quedará”.