La idea no es nueva: juntar la voz etérea de una dama con la garganta madura de un cantante algo mayor (y salvaje) es un juego al que ya jugaron Serge Gainsbourg y Jane Birkin, y Lee Hazelwood con Nancy Sinatra. Sin embargo, Isobell Campbell ha logrado que su colaboración con Mark Lanegan pueda inscribirse dignamente en esa lista honrosa. Y eso que la ex vocalista y cellista de Belle & Sebastian ni siquiera conocía a su partenaire ni a su leyenda de drogas duras y descontrol. Lanegan da aquí una muestra más de su versatilidad: después del grunge de Screaming Trees hizo álbumes a la Tom Waits y cantó con Queens of The Stone Age. Su voz profunda contrasta y a la vez complementa a la perfección al aleteo de mariposa de Campbell, autora de casi todas las canciones. Cuesta creer que Ballad of the Broken Seas haya tomado forma a través de comunicaciones telefónicas, aunque de por sí no se proponga reproducir la tensión sexual de sus ilustres antecesores. Campbell y Lanegan han logrado una cohesión difícil entre dos personas que nunca se habían visto las caras y sus voces hacen que el álbum cobre vuelo en un ambiente acogedor de guitarras, cuerdas, órganos y baterías con escobillas.