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Jueves, 30 de mayo de 2002

EL NUEVO DISCO DE EMINEM, MAS AUTOBIOGRAFICO QUE NUNCA

BONO O’NEILL: ¿Quien usa a quien?

The Eminem Show es la novedad del rapper blanco más quilombero del momento. Y Como tal, no deja títere con cabeza en sus furibundas rimas. En este diario íntimo que tiene difusión pública, sostenido en una campaña de marketing de alto perfil, Marshall Mathers se muestra tal cual es: irónico, resentido, prejuicioso y bocasucia. Esto es lo que hay.

 Por Roque Casciero

Bono sí que se mueve de maneras misteriosas: para intentar convencer al secretario del Tesoro de los Estados Unidos de que afloje un poco la billetera con los países africanos, se embarcó en un viaje de once días con el mismísimo Paul O’Neill por Ghana, Sudáfrica, Uganda y Etiopía. El propósito del cantante de U2 era que O’Neill viera con sus propios ojos los cambios positivos que la ayuda económica externa produce en comunidades pobrísimas del continente africano, con el más alto porcentaje de enfermos de sida en el mundo. Algunos diarios del primer mundo bautizaron a la travesía como “La gira de la extraña pareja”. No era para menos: O’Neill es republicano, magnate retirado de la industria del acero y hombre clave en la política económica de la administración Bush (según se dice, es quien mueve los hilos invisibles del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, ¿te suenan?). Bono, una estrella de rock (solidaria) en toda la regla, sólo se sacó sus anteojos azules para ponérselos a una niña africana que le cayó simpática. La estrategia del cantante es clara: prefiere discutir con palabras corteses y seducir a los poderosos antes que vociferar desde una vereda claramente opuesta. Durante su “gestión”, debe tragarse sapos mayúsculos. Por ejemplo, durante una visita que hizo con O’Neill a la sucursal de una empresa internacional procesadora de datos, donde las empleadas ganan el cuádruple que el sueldo promedio de Ghana, sólo pudo decir que él estaba contento si los empleados estaban contentos. Claro que el sueldo promedio en Ghana es inferior a los 80 dólares por mes...
Aunque Bono se autoimpuso sólo dedicarse a su tarea humanitaria durante el viaje, cantó dos veces. Una fue cuando un grupo de chicos sudafricanos bailaba con la canción “I’m still haven’t found what I’m looking for”. De pronto, el estéreo dejó de funcionar, pero el irlandés continuó cantando el tema. La otra vez fue por pedido de una niña de Ghana, quien le dijo que quería escucharlo, porque no lo conocía. Más allá de esas anécdotas de viaje, el punto central para Bono era convencer al funcionario republicano de que la ayuda a las naciones realmente produce cambios, por eso lo llevó a un hospital de Sudáfrica donde se realizan tratamientos para que las embarazadas infectadas por el virus HIV no se lo transmitan a sus hijos. Lo máximo que logró fue que O’Neill hablara de redistribuir la ayuda económica que ya se presta (menos para prevención y más para atención a los ya infectados, dijo). En otras escalas de la gira, sin embargo, dejó en claro que siente “toda clase de sentimientos mezclados” y declaró al The Washington Post que “mi trabajo es ser usado”. Ahora: ¿quién usa a quién? El secretario del Tesoro es un hueso duro de roer, por más que le guste recibir atención de los medios por compartir unos días con una estrella de rock planetaria. Por eso, aunque nadie dude de sus buenas intenciones, cabe preguntarse si Bono no está luchando contra molinos de viento y encima beneficiando con su imagen a personajes oscuros, realmente oscuros.

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