UN BLOG DONDE CONFESARSE
› Por Cristian Vitale
Bien podría tratarse de una terapia alternativa –¿qué es la modernidad si no mil millones de angustias más otras tantas soluciones al paso?–, o de una tribuna para decir lo tuyo sin que nadie sepa que sos vos –cuánto pesa tu nombre si te mandás una cagada, ¿no?–, o simplemente competir por ver quién la tiene más grande en eso de pasar papelones: en alguna tenés que ganar si sos un antihéroe. Internet da para todo: si www.thesmokinggun.com, como salió en el NO del 30 de marzo, es un sitio yanqui obsesionado por mostrar aquello que los famosos hacen y no quieren que nadie sepa, www.tusecreto.com.ar es casi su correlato argento que trueca a los famosos por gente común, y las mandadas al frente de otros por la autocrítica –casi– anónima, que omite nombres pero no sexo, edad ni canal de chat para que los cibernautas profundicen sus ridiculeces “en público”. Más allá de datos protocolares (25 es la edad promedio de los que se automandan al frente; 4621, los secretos que encontró el Suple), lo más saladito, obvio, es lo furtivo de los mensajes. Algunos no tienen desperdicio. Por ejemplo, el de un pensador contemporáneo de 20 años, que admite: “Hasta 6º grado pensaba que la R de reversa en el auto significaba rapidísimo”, y lo votan 2731 veces –porque también hay un ranking–, o el de otro de 26 que se mandó con un “¡COMPRÉ PRODUCTOS DE SPRAYETTE!”, así en mayúscula –hay que tener coraje para reconocerlo, eh–. Otros son más serios y penosos (“Fui militar durante la dictadura, formaba parte de un pelotón de fusilamiento. Nunca declaré ante las autoridades, y mi familia nunca lo supo. Aún me atormentan los rostros de los que asesiné”), confiesa un tipo de 58 años, que habría que ir a ver. Y algunos, clarificadores: “Todas las mujeres nos masturbamos. Es nuestro secreto. Por eso siempre respondemos ‘nooooooooooo’ ante la reiterada pregunta”, escribe una minita de 23. Mientras otra, de 17, desmitifica cierta fantasía de argentino medio clase ‘40: “Hoy estaba yendo en el colectivo, sentada del lado del pasillo y de brazos cruzados, cosa que mi puño quedaba del lado del pasillo. En eso, se para un viejo (bah, tipo 45, 50 años) y siento que pone su pija para que se la toque ‘sin querer’ con el puño. Vi que se movía al compás del colectivo, pero capaz que se emocionaba y se movía un poco más. Lo peor es que yo no sacaba la mano porque estaba medio caliente también. Venía pensando que tenía ganas de $%&/ (je je) hasta que el viejo se bajó del colectivo. Ja ja, me sentí muy puta”. ¿Será de gil creerles? Da igual... casi 5 mil personajes se suman a la ya desmesurada cola por diván urgente. Y si no, sobate esta mandarina: “Masturbo a mi gata con el cepillo eléctrico de mi hermana. Lo peor es que después la veo lavarse los dientes, me cago de risa y ella no entiende por qué”. Antológico.
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