Jueves, 6 de julio de 2006 | Hoy
BULLDOG,
De Rosario, estrena “Yo estuve ahi...”
Por Cristian Vitale
El Bulldog cumple a rajatabla el enunciado que escupió el punk allá por 1977: ningún límite entre banda y público. Quince años de trayecto y el linde entre ambos focos –pese a la masividad– es igual. Los dos volúmenes de Yo estuve ahí, nosotros también –disco que registra los shows de septiembre del 2005 en El Teatro– no sólo redundan en la intención desde el título sino también en las imágenes de las láminas internas: viejos y nuevos acérrimos a un centímetro del escenario, sometidos por la tríada pogo-sudor-mosh. Para el barbón medio, semejante alquimia implica un exceso de protagonismo popular, de cancha (¿punk chabón?), pero para Willy Tagliarini, guitarrista, es causa de crecimiento. “Hay bandas que no se comunican tanto con la gente. Tocan y se van. A nosotros, nos cabe otra”, dice Willy.
Yo estuve ahí... tiene muchas canciones (37 en total) e invitados. Efecto del peregrinaje por rutas, festivales y camarines, estos hijos dilectos de Rosario acumularon feeling humano sobrante para que músicos de diversas venas (Maikel de Kapanga, el Tano Marciello de Almafuerte, Leo de Cecco de Attaque o Ray Fajardo de El Otro Yo) aporten en el disco. Dice Willy: “Es para que los chicos entiendan que el rock no es sólo punk, heavy o rocanrol. Detrás de camarines, la onda es una: en la música no hay tribus. Está bueno darles este mensaje a pibes de 14 años. Los enemigos no están dentro de la música sino afuera y arriba”.
Excepto algún que otro tema (“Un manto de libertad”, “Crónicas”), el propósito no opera en las canciones. Bulldog, como en las épocas del rebelde himno de esquina, “Cementerio punk”, sigue respondiendo a los cánones típicos del punk rock clásico. Melodías sencillas, mensajes directos y adrenalina permanente. O sea, la fórmula que los llevó a ingresar al circuito de lugares grandes, tocar por casi todo el país y convertir Todos los perros van al cielo –última placa en estudio– en uno de los discos más vendidos de la escena independiente: 13 mil. El guitarrista lo admite a medias: “La banda tiene su marca clásica, pero de a poco se van reflejando otros estilos. Nos permitimos no estar tan cerrados”. Para octubre, luego de girar por la Patagonia (15 shows en 20 noches) tienen abrochado un viaje por México, Paraguay, Uruguay y Chile. Paradoja: en la era post-Cromañón, Bulldog la pasó mejor el año pasado que éste (¿?). “En el 2005, de 80 shows sólo se cayeron dos. Este, en cambio, no sólo sufrimos trabas burocráticas sino también nos cancelaron recitales en Santa Fe y Bahía Blanca. Y ni hablar de Tucumán, Salta o Jujuy. En esas provincias no existen lugares para tocar: el mal de los gobernantes permanece”, sella Willy. n
Bulldog presentaYo estuve ahí, nosotros también en El teatro (Lacroze y Alvarez Tomas) a las 19.
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