Jueves, 13 de julio de 2006 | Hoy
MAS Y MAS RETRO ROCK
La “cara” de Elefant se llama Diego García. Nació en Detroit y creció en Tampa, pero sus padres son argentinos. ¿Cómo fue que un hincha de Belgrano se hizo compositor de una banda de renombre de la escena neoyorquina?
Por Roque Casciero
“Quizá me ponga a llorar, porque va a ser muy emocionante”, asegura Diego García acerca del show con el que su banda Elefant debutará en Buenos Aires. Es que, por más que García haya nacido en Detroit y haya formado su banda en Nueva York, no hay más que escucharlo hablar con tonada cordobesa o cerrar todas sus frases con la palabra “loco” para darse cuenta de que sus padres son argentinos, y de que él pasó bastante tiempo entre Buenos Aires y Carlos Paz. “Cuando la idea de ser músico empezó a rondar por mi cabeza, una de las razones era la de poder visitar el mundo, porque cuando estás en una banda sos como un hippie que viaja por todas partes. Siempre es lindo ir a otro país, para ver la reacción de la gente, pero para mí la Argentina es muy especial porque soy producto argentino”, dice entre risas. El show del 18 en Niceto, como parte del ciclo Bacardi Live, permitirá apreciar en directo el rock estilizado de Elefant, que abreva tanto en la new wave neoyorquina como en británicos de pura cepa de la talla de los Smiths, Bowie, The Cure y Pulp. La banda, que completan el guitarrista Mod, el bajista Jeff James y el baterista Kevin MacAdams, lleva dos discos publicados: Sunlight Makes me Paranoid y el reciente The Black Magic Show.
Pero, ¿cómo fue que este “producto argentino” armó una banda de renombre dentro de la movida retro de Nueva York? La historia es larga, porque la música no fue el primer interés de García: “El fútbol está en mi sangre y me dediqué a eso casi toda mi vida, pero llegué a un punto en el que me dije: ‘Mierda, no creo que la vida nocturna se lleve muy bien con ser futbolista’. Y descubrí que tenía un poco de talento para tocar la guitarra y cantar, así que me dediqué a eso. Pero no es tan diferente. La sensación de hacer un gol frente a mucha gente es similar a la que se vive arriba del escenario, por eso el cambio no fue tan extremo”.
–¿Te atraía más la vida nocturna que los entrenamientos?
–En realidad, lo que no me gustan son las reglas. Me gusta hacer lo que quiero y cuando quiero. La vida del futbolista es muy sacrificada y la música me daba la libertad de disfrutar y ver otras cosas interesantes.
García, se ha dicho, nació en Estados Unidos, pero enseguida tuvo un carnet que lo acreditaba como socio de Belgrano. “No tuve opción: soy pirata desde la cuna”, se ríe. “Siempre le doy mis camisetas de Argentina al baterista para los shows, pero creo que en Buenos Aires le voy a dar una de Belgrano. Es una que me regalaron la última vez que estuve, pero es vieja, como de los años ‘40. Y también tengo la que tiene la cara del Potro (Rodrigo).” García dice que lo primero que hace cada mañana es ver las noticias del fútbol argentino en Internet y que fue sólo suerte lo que le faltó al equipo de Pekerman en el Mundial. “Me mató que nos quedáramos afuera porque teníamos un equipazo. Era un grupo muy especial, que dejó todo en la cancha”, asegura.
–Las primeras bandas que te llamaron la atención fueron MC5 y los Stooges. ¿Es como un mandato por haber nacido en Detroit?
–(Se ríe) Hay algo en el agua, sí. Lo obligatorio es respetar las canciones que ellos hicieron cuando inventaron el punk. Para mí, Iggy Pop es uno de los más grandes de todos los tiempos. Mi primera banda, a los 18 años, era de covers de los Stooges, y me resultaba muy natural: me conecto mucho con ese espíritu.
–Y en el agua de Córdoba que tomaste, ¿había algo de cuarteto?
–Mi primo sabe bailar cuarteto, pero yo soy un patadura. Si uno no nace bailando el cuarteto, es muy difícil aprenderlo: es casi como un idioma.
Entre las etapas como futbolista y como cantante se coló otra en la vida de García: la de estudiante de Economía. “Me recibí en Brown University en el ‘99”, recuerda. “Ahí tenía una banda con un guitarrista de Londres, que venía de la escuela Eaton, donde va el príncipe y todo eso. El era de ese mundo. Alquilamos un camión para meter nuestras mierdas y nos fuimos juntos a Nueva York para dedicarnos a la música. La única idea que teníamos era poder hacer shows. Nunca pensé que iba a llegar a este nivel,a poder estar hablando con un periodista argentino.” La llegada de García a la Gran Manzana fue en un panorama extraño. “En ese tiempo, la música estaba muy mal: lo que uno escuchaba por radio era horrible, le faltaba integridad artística. Sonaba a tercera o cuarta generación de Pearl Jam. Y yo soy más de la escuela de Velvet Underground”, afirma.
–A priori, en ese momento, Nueva York no parecía la ciudad más atractiva para un músico.
–Es verdad, la escena de Nueva York no existía. En realidad, no podría decir por qué razón elegí Nueva York para dedicarme a la música, pero ahora los chicos vienen porque todo es más fácil. A veces los movimientos artísticos suceden por razones naturales. No puedo decir por qué de repente salieron tantas bandas de Nueva York, pero fue algo grande. Fue como una reacción al estado de la música en ese momento. La ciudad había sido muy importante en los ‘70 y tuvieron que pasar más de veinte años para que volviera a suceder algo. Cuando empezamos no pasaba nada, enseguida nos dimos cuenta de que había muchos chicos tocando y que había muchas bandas que estaban pensando en lo mismo sin conocerse entre sí. Era todo muy inocente: las palabras “manager” o “contrato discográfico” no existían. El circo de la industria no existía, pero se formó una escena muy sana y que está muy viva.
–¿Se sienten parte de la escena neoyorquina?
–Siempre voy a identificarme con Nueva York porque vivo aquí y hago parte de mi vida, pero para mí lo importante es escribir una buena canción y olvidarte de las etiquetas. Una buena canción puede escribirse en cualquier idioma e igual vas a conectar con ella. Por eso, la etiqueta de ser de Nueva York no es tan importante: lo que importa es la música, que no tiene código postal.
–Pero tal vez el sonido de una banda sí tenga más identificación con la ciudad en la que se formó.
–Es que la música es un producto de la ciudad en la que vivís, de las mujeres con las que salís, de la comida que comés, de las películas que ves... La música es una expresión de mi vida. Y como vivo en Nueva York, la energía y la tensión de la ciudad salen en mi música.
–Pero además de la new wave neoyorquina, en la música de Elefant hay mucho de rock inglés: Bowie, Smiths, Pulp...
–Crecí en Tampa, Florida, hice la secundaria allá, y para mí la música fue un escape: escuchaba The Velvet Underground, The Beatles y David Bowie, y no me fijaba de qué ciudad venían, pero me conectaba con las grandes metrópolis. Siempre dije que iba a vivir en Nueva York, Londres o Buenos Aires.
–En tus viajes, ¿le prestaste atención al rock argentino?
–Sí y no. La música que me marcó fue la que mencioné y bandas como R.E.M., U2... Cuando escribo y cierro los ojos no pienso en Charly García. Y es porque viví acá toda mi vida. Pero cuando iba a la Argentina, mi primo siempre me pasaba música. No estudié el rock argentino, pero lo respeto muchísimo. Creo que el argentino me sale más en la forma de ser.
En los últimos tiempos, Diego García vio su cara no sólo en la prensa musical sino también en la de chismes: se dijo que salía con la actriz Lindsay Lohan. Y también apareció en la lista de las 50 personas más hermosas que publica todos los años la revista People. “Me da cierto orgullo porque mi mamá se pone contenta y llama a todas sus amigas para decirle que estoy en tal o cual revista”, contesta él. “Pero no me lo tomo en serio, es todo parte del circo. Si en esta vida querés ser artista, tenés que enfocarte en las canciones. Además, cuando sale algo de eso, ¡me cargan todos mis amigos!” García bromea con salir de levante con un ejemplar de People, pero enseguida asegura que ni siquiera tiene uno.
–Si sos de los más lindos del mundo
no debe hacer falta andar aclarándolo, ¿no?
–¡Es que los argentinos somos muy lindos!
Elefant toca el martes 18 de julio en Niceto, Niceto Vega 5510.
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