El rock latino ¿dónde está?
Había una vez un subcontinente que por arte de magia (o de Mano Negra, de la influencia de MTV Latino, de Santaolalla o lo que sea) se dio cuenta de que se podían mezclar los ritmos tradicionales de esas tierras con derivados del rock como el punk, reggae y ska... y de paso facturar millones. Entonces el rock latino (se acepta alterlatino, también) se convirtió en un fenómeno que incluso dejó su huella en las grandes capitales de la industria musical. Y ahora... ¿colorín colorado? Entre la repetición de fórmulas y los ciclos naturales de las preferencias del público, hay quienes no dudarían en escribir que el cuento del rock latino se ha terminado. “Las bandas de rock mestizo sirvieron para que la gente se diera cuenta de que dentro de América latina sonaba una música importante”, afirma Goy, de Karamelo Santo. “Pero puede que eso tan positivo haya sido superado por la cháchara y la repetición de fórmulas, que no son males sólo de este género. Nosotros nos planteamos no quedarnos en el raggamuffin para no aburrirnos. Pero lo de robar un aspecto cultural de otra gente me parece valedero: descubrís un ritmo y querés ver qué podés hacer con él. Lo que sucede es que no tenemos tanta riqueza musical como para abarcar muchos géneros musicales. Queremos tocar salsa y no nos sale, queremos hacer rock y somos medio cumbieros. Entonces, es todo una mezcolanza.”
Sebastián Teysera, de La Vela Puerca, asegura que se sorprendió mucho el día que vio a su banda “dentro de la bolsa del rock latino”. Sin embargo, cualquiera que haya escuchado a los uruguayos puede entender porqué. Gustavo Santaolalla los llevó a su sello Surco, reconocida factoría del género. “Si antes nos resultó extraño estar en esa bolsa, ahora no nos pusimos a pensar si la bolsa todavía existe. En Montevideo, salvo la cumbia y los heavys, todos compartimos el mismo público, así que no existen las divisiones”, explica el cantante.