CREAMFIELDS 2006 APUESTA A LOS GRUPOS ELECTRONICOS
A punto de estrenarse la fiesta del dance más grande del mundo en versión porteña, esta selección del NO propone un recorrido por aquellas agrupaciones que apuestan a experimentar, convirtiéndose en verdaderos laboratorios electrónicos. ¿Cuál es el límite entre las máquinas y el hombre? ¿Pueden las máquinas tomar agua mineral?
› Por Yumber Vera Rojas
En el 2004, cuando Darren Emerson vino a Buenos Aires para participar en la Creamfields de ese año, ya hacía rato que había abandonado a Underworld para dedicarse a lanzar fuego en las pistas de baile desde su condición de DJ. Si bien la apertura de su presentación en el escenario Arena 1 evocó su paso por su otrora banda, el resto de su set redimía su presente solitario en el techno y el house. Pese a su escisión del grupo, Emerson —-en ese entonces, en una entrevista para este suplemento— apuntaba acerca de Underworld: “Antes que formara parte de ella, Underworld tocaba rock. Yo los introduje en la electrónica a partir de Dubnobasswhithmyheadman, los convertí en una banda dance de verdad”.
Dos años más tarde, su antigua agrupación visita por primera vez el país para incursionar también en la cita anual de la música dance de la capital porteña y, a diferencia de Darren, como cabeza de cartel. Karl Hyde, vocalista, guitarrista y hoy uno de los dos pilares del grupo inglés junto con el tecladista Rick Smith, devuelve con elocuencia lo dicho por su viejo compañero: “Sí, claro, extrañamos a Darren. Vivimos experiencias alucinantes e hicimos música increíble. Aunque se fue hace mucho tiempo, creo que está muy contento en su rol de DJ. Sé que le va muy bien”.
Pese a hits tan memorables como Push Up, Cowgirl o el sempiterno Born Slippy, uno de los súper himnos generacionales de los ‘90 junto con el Smells Like Teen Spirit de Nirvana, Underworld llega al país para reivindicar el próximo 11 de noviembre en la Costanera Sur ese terrible éxito que experimentaron a mediados de la década pasada en la música electrónica en todo el mundo y, especialmente, entre 1996 y 1997 tras la aparición de la película Trainspotting. Hyde señala: “No es tortuoso para nosotros la trascendencia de Born Slippy, ni que todavía hoy nos pregunten por ese tema o la gente lo pida en los shows. Todo lo contrario, nos parece increíble que aún lo recuerden y que tanto el público como algunos músicos y DJs nos comenten que fue muy importante para ellos. A cualquiera le llena de orgullo que le pase algo así”.
Si Dubnobasswhithmyheadman, uno de los discos más influyentes en la historia de la electrónica, los convirtió en uno de los hitos del beat, Second Toughest in the Infants, su secuela, y que en marzo pasado cumplió 10 años de su edición, confirmó que Underworld no encajaba en el concepto de fenómeno. Acerca de ese álbum, Karl recuerda: “Sobre la época en que lo grabamos no tengo muchas memorias, sólo conservo esa emoción por ser joven y la energía que le imprimíamos a lo que hacíamos”.
Pero para el grupo londinense creado en 1988 hay vida después de Dubnobasswhithmyheadman, Second Toughest in the Infants o Beaucoup Fish. Tras la aparición del compilado 1992-2002, Underworld se volcó hacia su site para cristalizar el proyecto Riverrum, que, como si se tratara de un netlabel, posibilita bajarse desde la web una colección de producciones enmarcada en distintos conceptos —el paquete comprende temas, videos y fotos— y tiene en The Misterons Mix la más reciente de sus entregas.
Explica Hyde: “Riverrum es un proyecto que surgió debido a nuestro amor por el arte. No tiene que ver con el dinero. Como Rick y yo nos dedicamos juntos a la música desde hace 25 años, me pareció que era un buen momento para buscar una alternativa a los formatos establecidos por la industria. Sin embargo, no es un acto de insolencia, es sólo una opción creativa para nosotros”. Ahora, el dúo prepara para el 2007 dos nuevas producciones: su quinto larga duración de estudio y la banda de sonido de Sunshine, el próximo film de Danny Boyle. Karl revela: “Es una extraordinaria película de ciencia-ficción; no es otro Trainspotting, ni habrá un Born Slippy”.
Luego de casi 20 años de actividad, el dúo inglés, cultores del techno, el house y el progressive, marcó un quiebre artístico justo antes de la enarbolación de la figura del DJ. No obstante, desde hace un par de temporadas los grupos de música electrónica se transformaron nuevamente en la esencia de los megafestivales en todo el mundo, no dejando en un segundo plano al DJ sino dando señales de que su figura necesita renovarse. Al respecto, Hyde manifiesta: “No veo por qué tienen que estar divididos. Siento que nuestro show en vivo es una consecuencia del aporte de los DJs. El formato de esa interacción con el público es algo que percibimos y pusimos en práctica desde 1992”.
Sobre lo que ofrecerán en esta primera visita a la Argentina, el vocalista de Underworld adelanta: “Estamos muy emocionados con poder conocer Sudamérica, y especialmente la Argentina. Nos hablaron muy bien del público que asiste a los festivales de música electrónica. Su energía es inagotable. Pero, para ser honesto, todavía no tengo muy claro qué vamos a hacer. Me imagino que haremos un recorrido por los temas que ya todos conocen y algunos avances del disco que se viene. Lo que sí es seguro es que lo van a disfrutar mucho”.
X-Press 2 regresa a la Argentina, tras una presentación en Pachá justo en el fulgor de otro súper himno del dance contemporáneo, Lazy, con una historia medio polémica. DJ Diesel, componente del trío inglés, advirtió que le molesta que lo vengan a saludar mientras está tocando, y eso no le gustó mucho al público de su país. Y un reproche que seguramente no recibirá es sobre el nuevo disco de este laboratorio electrónico, Makeshift Feelgood, que acaba de ser editado en julio pasado y se vislumbra como uno de los mejores trabajos del dance en el 2006. DJ Rocky disecciona este segundo larga duración: “Aunque mucho insistan en que tiene cierto affair con el techno pop de los años ‘80, me parece que es un disco bastante contemporáneo. Es más: el techno pop es una música que evolucionó. Pasa que todo el mundo se cuelga en ese glorioso pasado que tuvo. Creo que las analogías también vinieron por el lado de los invitados, pues en este álbum colabora la gente de Kissing the Pink. Antes de grabar Makeshift Feelgood, escuchamos una canción en la radio y nos pareció interesante que tuvieran una participación especial”.
Otro de los atributos de este segundo álbum del trío británico es la cantidad y calidad de los invitados que intervienen, que, además de Kissing the Pink, incluye a Tim DeLaughter de The Polyphonic Spree, Kurt Wagner de Lambchop y Rob Harvey de The Music. DJ Rocky subraya las razones de estas participaciones: “Es gente a la que admiramos, y a las que nos pareció que le quedaban súper bien los temas que ya teníamos compuestos”. Sin embargo, en su trabajo debut, Muzikizum (2002), coincide esa invitación a cantantes de diferentes estilos para que coloreen los temas. DJ Rocky, que adelanta que vendrán a Buenos Aires en calidad de dejáis, razona: “En Muzikizum, es cierto, convidamos a Dieter Meier de Yello y a David Byrne. Creo que la diferencia real entre uno y otro larga duración, pese a que en Makeshift Feelgood prolifera la cantidad de vocalistas, es que, musicalmente, esta nueva producción es como salir de joda en la noche y el anterior es como cocinar en la mañana”.
Acerca de esa conjunción entre X-Press 2 y David Byrne en Lazy, Rocky evoca: “Existía la relación desde hacía tiempo, y nos pareció interesante hacer algo juntos. El tampoco se había relacionado mucho con DJs, así que le gustó la idea”. En su pasado remoto se hicieron llama los Ballistic Brothers y comulgaron incluso con el acid house, ahora como X-Press 2, seguramente una de las sensaciones de esta Creamfields 2006, están mucho más próximos a ese techno sensible que abraza la canción pop y se acerca al house. En cuanto al show en Buenos Aires, el productor y DJ británico lanza: “Será muy entretenido. Tendrá temas de nuestros discos y algunas canciones de otros. Arengaremos mucho al público, nos gusta estar en contacto con ellos. Lo que diferencia a la escena dance de diversas partes del planeta es la energía de la gente”.
Para esta flamante edición de la Creamfields, la apuesta electrónica nacional, que desafortunadamente arrojó durante el 2006 pocas variantes, ofrecerá, entre bandas y DJs, un cartel determinado por la dicotomía entre los artistas experimentados en este espectáculo y algunos pocos que recibirán su primera chance de foguearse ante un gran público. Si bien les tocó cerrar la edición del año pasado tras la ampulosa y ególatra performance de Paul Oakenfold, Spitfire, en formato de grupo, levantó un horario difícil, pleno amanecer, convirtiéndose así en una de las revelaciones del evento. La dupla conformada por Miguel Silver y Luis Nieva aparece en esta ocasión con su primer CD, Hypnoseries 002. Otro conjunto de DJs, aunque más dentro del estándar de colectivo, Club Rayo, va a por el record de haber participado en todas las Creamfields porteñas que se hicieron hasta ahora. Mientras que, luego de incursionar en el 2004 y el 2005 en esta cita anual del dance, Festa Bros, la dupla de los hermanos Nicolás y Agustín Festa, desenfundarán agitadas dosis de tribal y progressive house. Por su parte, Bad Boy Orange —paladín del drum’n’bass y arengador del taciturno lema del dancefloor local “Bailen, putos”— podría venirse este año con un show con banda soporte.
Capri, el otrora “Niño Voco-der”, se advierte en el line up, después de su sobresaliente actuación en la Quilmes Sessions, con un avance de lo que será su siguiente larga duración, el sucesor de Mamma Killer Night. Bajo otro concepto, el combo de ska y reggae Satélite Kingston, que también mostrará su nueva producción, será la alternativa jamaiquina tradicional ante tanto agite pistero. Aunque la agrupación cordobesa Zort promete, aunando el Caribe hasta la frecuencia psicodélica sureña, borbotones de dub, trip hop, hip hop y hasta post rock en un live act con sabor a sound system y con el productor Andrés Oddone a la cabeza. Sin embargo, lo del cuarteto Bandajamoncrudo (también conocidos como BJC) se entrevé como la antítesis, pues en la arenga, el caos y la desfachatez encontraron un particular arquetipo musical que se desvistió de los prejuicios y confeccionó una propuesta artística orientada hacia la pista de baile e influida por el desparpajo del electro rock. Entre las agrupaciones que acaban de engancharse a último momento en el cartel del evento, sobresale el trío de drum’n’bass y breakbeat Intima, exponente criollo que nuevamente repite en la Creamfields y que aprovechará asimismo la circunstancia para presentar Tr3s, su reciente álbum.
Como si se tratase de un espiral rítmico, la dupla alemana M.A.N.D.Y., originada en Berlín y establecida en Frankfurt en la actualidad, se convirtió en los últimos tiempos en una de las mayores convulsiones del dance en todo el mundo. Lo mismo en Buenos Aires, donde su remix de Oh Superman —tema original de Laurie Anderson— se transformó en un hit obligado en la noche porteña. Patrick Bodmer, quien junto a Philipp Jung lleva adelante este laboratorio bailable, responde sorprendido ante ese suceso: “No me imaginé que ese mix de Oh Superman pudiese llegar tan lejos. Me topé con historias parecidas sobre nuestra música en República Dominicana, España y otros lugares de Europa. La verdad es que me sorprende hasta dónde alcanzó lo que hacemos”.
Ahora visitarán por primera vez la Argentina luego de haber editado el compilado At the Controls, el pasado mes de octubre. Adelanta Patrick: “Principalmente ese trabajo reúne lo que creemos son los mejores artistas de la escena dance alemana y mundial, incluso en diferentes géneros que van desde el techno más vibrante hasta el minimal más cerebral. Ahí participan productores y DJs como Ricardo Villalobos, Isolée, Kenny Larkin y Señor Coconut”.
Esta producción aparece tras el éxito de sus compilados Get Physical Vol. 1 y 2, sendos discos donde el minimal, el electro, el techno remojado en Detroit y el acid house se perfilan como el principal semblante de su música. Asegura Bodmer: “Te faltó una más, el electro house. Nos llamaron de muchas maneras. Y la verdad es que, si bien no me molestan, no estoy de acuerdo con esos calificativos. Lo que hacen es estigmatizar y limitar nuestro trabajo y el de cualquier músico o productor. Somos muy exigentes a la hora de grabar, le damos mucha bola a la base rítmica y quizá por eso es que nos agarran por ese lado. La cadencia groovera es lo más importante para nosotros”. También formaron su propio sello discográfico, Get Physical, que manejan en confabulación con Booka Shade y DJ T, y que sirvió de base de operaciones para remixar a artistas como Mylo, Fischerspooner, Sugarbabes, Röyksopp y Mambotur. Y es que a través de la remezcla de figuras como Silicone Soul —que participarán en esta edición de la Creamfields— y la banda de rock francés Galleon se dieron a conocer en todo el mundo.
Previo a la creación del binomio, sus componentes firmaban sus trabajos como Patrick & Philipp. Narra el productor alemán: “Firmamos con Sony para ese remix del tema So I Begin de Galleon y estaban por mandar el video a la MTV. Así que nos llamaron para preguntarnos cuál era nuestro nombre artístico. Nos pareció que Patrick & Philipp no daba, era feo, entonces nos decidimos por M.A.N.D.Y.”. Como DJs, ambos giran juntos o separados por todo el mundo y eso les permitió tener una mirada global de la escena dance. Certifica Bodmer: “Me gusta lo que sucede en Frankfurt, es una escena muy diferente de lo que pasa en el resto de Europa y en los Estados Unidos. Pero, sinceramente, sería complicado para mí compararla con la de América latina, pues no la conozco mucho”.
En 1978, cuando John Paul Young se convirtió en el escocés —aunque para ese momento ya vivía en Australia— más prominente de la disco music junto a su inmortal Love Is in the Air, Graeme Reedie y Craig Morrison, los pilotos que llevan adelante esa nave del funky house y el tech house que representa Silicone Soul apenas eran unos mancebos. Pero Glasgow, la ciudad de origen de los tres y donde se ofenden si al kilt le llaman falda, estuvo medio distante de las pistas y el baile hasta no hace mucho. Desde mediados de los ‘90, el dúo británico se volcó en uno de los primeros exponentes del house en su país. Morrison confiesa: “Nosotros éramos más del palo del punk cuando íbamos a la escuela y tuvimos una banda llamada Dead City Radio, pero empezamos a ir a fiestas house a comienzos de los ‘90 y eso nos abrió la cabeza. La energía era la misma y la vibra era genial. Para nosotros eso era nuevo, considerando que fenómenos como las raves no fueron populares en Escocia. Además, creo que haber visto en vivo a Primal Scream mezclando ambientes, fuerza, guitarras y ese beat tan particular se convirtió en una situación muy reveladora. Eso congeniaba todo lo que queríamos”.
Y es que pese a que Silicone Soul evolucionó del beat de la batería hacia el bit digital, y que cambiaron sus guitarras por tornamesas, esa naturaleza punk y hasta psicodélica de su pasado en el yeite afilado y contestatario aún la emanan sus canciones. Craig apunta: “Desde los tiempos en los que comenzamos en el punk y luego pasamos hacia el dance siempre nos gustaron diferentes estilos musicales. Creo que te podés dar cuenta de ese desarrollo no sólo en nuestros temas sino en las propuestas de otros artistas de acá. Ese espíritu rock y festivo está presente. Creo que existen más diferencias y contradicciones en la música dance dentro de Escocia que con respecto a Inglaterra. Ese puede ser uno de los rasgos que mejor nos define”. Slam, DJ Q o Funk d’Void forman parte, asimismo, de esta avanzada pistera, enraizada en el house y originaria de Glasgow. Sobre los orígenes de Silicone Soul en el house, Morrison recuerda: “Slam fue una gran influencia para nosotros. Ellos fueron los que realmente nos introdujeron en el house. Comenzamos en el norte de Escocia a tocar y fue recién luego que pudimos llegar a pasar música en los clubes de nuestra ciudad. Así apareció, seguidamente, el contrato con Soma Recordings y más tarde salimos a recorrer el mundo”.
También irrumpió su himno Chic-O-Laa y, en el 2000, su disco debut: A Soul Thing. Evoca Craig: “Ese álbum fue muy interesante y divertido. No sólo porque era nuestro primer larga duración sino porque intentamos reproducir esa esencia germinal del grupo, que se basa en los gustos por diferentes estilos musicales. Y antes que Chic-O-Laa o Right On 4 Tha Darkness, cortes como Climbing Walls y All Nite Long lograron calar por suerte entre el público y más tarde fueron remezclados por Pete Tong, Laurent Garnier y Andrew Weatherall. Eso nos puso muy contentos”. Silicone Soul, que ha remixado a artistas como los noruegos Röyksopp (su súper hit Poor Leno), en el 2005 puso a la venta su álbum Staring into Space, un trabajo que hasta la fecha no pudo brillar tanto como su opera prima. Comenta Morrison: “No estoy tan de acuerdo. Me parece que no es que no haya brillado, es que es un trabajo que de cierta manera se diferencia de A Soul Thing. En esta nueva producción podés apreciar que hay más variantes que giran en torno del house, como el rock o el electro”. ¿Alguna colaboración con Franz Ferdinand? Advierte el músico y productor escocés: “Nuestro manager vive muy cerca de ellos. Siempre está la idea rondando, pero la verdad es que nunca pudimos coincidir”.
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