SECRET MACHINES
› Por JUAN MANUEL STRASSBURGER
Puede ser que Secret Machines haya llegado un poco tarde a la recreación post punk y de guitarras lou-reedianas que emanó de Nueva York hace unos años y que tuvo a The Strokes, Yeah Yeah Yeahs e Interpol entre sus exponentes más inspirados (los últimos más influenciados por Joy Division). Lo que es seguro es que a este trío conformado por Brandon Curtis en bajo y voz, su hermano Ben en guitarras y John Garza en batería, el desfasaje mucho no le preocupó. “No seguimos tendencias. No lo hicimos cuando empezamos a tocar y no lo hacemos ahora que con el tiempo nos hemos vuelto más testarudos”, señala Brandon en una charla electrónica con el NO. A días de presentarse por primera vez en el país de la mano del ciclo Bacardi B-Live (que trajo en ediciones anteriores a Brazilian Girls y a Elefant), la banda ya cuenta con algunas referencias. “Hemos escuchado nada más que cosas hermosas sobre la Argentina. Pero la realidad es que esperamos llegar allá para hacernos nosotros mismos de una opinión”, explica el cantante.
En el 2004, la banda recibió varios elogios por el disco Here Is Nowhere, un inspirado combo que integró el hard rock de Led Zeppelin, la neo psicodelia de Mercury Rev y las texturas sónicas de los primeros Ride o The Verve. Para muchos, un mix original (¿qué banda indie se había animado a reivindicar a Page y Plant?) que había acertado en no escatimar intensidad (esas guitarras ásperas y esa voz por momentos frágil y emocional) a costa de complejidad armónica e instrumental (atisbos de kraut ¡y hasta de prog rock! en el armado de algunos de los temas).
Pero con Ten Silver Drops (2006), el trío no logró ser tan unánime en el reconocimiento. “Pienso que no hay diferencia en la aproximación compositiva de ambos álbumes. Sí creo que hubo una diferencia en nuestras vidas, más por lo psíquico y emocional. El tiempo que transcurrió entre un disco y otro es la única diferencia que encuentro”, analiza Brandon. Aunque aclara: “La banda siempre ha estado en un estado de evolución. No tendría sentido volver a decir lo que ya hemos dicho”. Tal vez la contundencia de sonido lograda en este segundo álbum (más nítido y de guitarras al frente) haya sido lo que motivó el reparo de algunos indies. Sin embargo, esa mayor claridad (aunque sin llegar a la luminosidad del mainstream) les permitió también alumbrar temazos como All at Once (It’s Not Important), un in crescendo épico y arengador de los que no surgen todos los días, o la soberbia Alone, Jealous & Stoned, comienzo triunfal del álbum que recuerda al mejor Wilco. Más allá de que ellos, ejem, lo nieguen: “En general, no suelo pensar en Wilco”, cierra escueto.
Instalados en Nueva York, pero formados como banda en Dallas, Texas, la pregunta se impone sola. ¿Cómo fue crecer con Bush de gobernador? Brandon: “En realidad, yo soy de Oklahoma. Pero estoy sorprendido y shockeado como cualquier otro por el comportamiento de Mr. Bush. Estaremos largo tiempo arreglando el desastre que está haciendo este gobierno. Pero lo que necesitamos es que las personas reales que viven en el mundo real den un paso adelante y asuman la responsabilidad para terminar con esta continua tragedia”.
* Secret Machines se presenta el miércoles en El Teatro de Colegiales en el marco del ciclo Bacardi B-Live. A las 21. Para asistir hay que visitar www.bacardiblive.com.ar y contestar unas preguntas.
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