MARK GARDENER, UN PIONERO SONICO
A mediados de los ‘90 disolvió la mítica agrupación Ride y su vida había sido un misterio hasta que editó un discazo en 2005. Toca en la Argentina.
› Por Juan Manuel Strassburger
¿Qué hacer cuando se pone fin a una banda exitosa y el siguiente objetivo es recuperar la magia perdida? Desde aquella separación famosa de los Beatles (que inauguró la sensación de “sueño perdido” que desde entonces se asocia a cada desenlace relevante de rock) hasta hoy, la respuesta no salió de alguna de estas tres: aprovechar el envión para lanzarse como solista, formar otra banda que iguale o supere la química de la anterior o... acampar hasta que aclare.
Tras disolver a mediados de los ‘90 a los sónicos y adorables Ride, el guitarrista y cantante Mark Gardener abarcó no una sino las tres alternativas posibles: intentó y falló con un nuevo proyecto grupal (la alborotada experiencia con The Animal House, conflicto con BMG incluido), se recluyó una temporada en Francia (donde se llegó rumorear que había abandonado la música para siempre) y, finalmente, publicó su ansiado disco solista (el muy bueno These Beautiful Ghosts de 2005).
Pero antes, y en el medio de todo, hubo también una decisión fuera de libreto que ayudó a que todo saliese mejor: juntarse a zapar con amigos, sin presiones y sólo por el placer de tocar. “Cuando me llamaron los chicos de Rinôçérôse, no lo dudé. Si bien mi música no se relaciona mucho con lo que ellos hacen, me pareció interesante el ida y vuelta que se podía generar. Y de hecho fue así, los shows son muy refrescantes. Y viajar con ellos es como tener vacaciones pagas, siempre buenas vibraciones”, cita con gusto a los Beach Boys en una conversación telefónica con NO, pocos días antes de dar sus shows en la Argentina: el primero con el dúo francés y el segundo como solista. “Más allá de que parezca una frase hecha, hace mucho que tengo ganas de tocar en Sudámerica. ¡Admiro el fútbol que hacen por allá! No entiendo cómo no les fue mejor en el último Mundial. Para mí eran el mejor equipo, man. Y se los dice un inglés, eh”, alienta Mark, divertido.
Al momento de separarse (1996), Ride hacía rato que había dejado de ser una de los grupos más talentosos del shoegazing (en la Argentina “movida sónica”). Pero antes, con Nowhere (1990) y Going Blank Again (1992), el grupo comandado por Gardener y Andy Bell (el otro compositor en discordia, hoy reclutado por Oasis) había logrado convertirse en uno de los mejores herederos de esa escena que supo combinar como nunca antes la rudeza noise de Velvet Underground con las armonías vocales de Brian Wilson o Phil Spector. Capas y capas de distorsión de guitarras envolviendo una voz nítida, pero no por eso sentimental.
“Todavía pienso que fue un gran movimiento. Pensá que era una época en que Bono (U2) o Jim Kerr, el de Simple Minds, se la pasaban predicando por todas partes con su rock declamativo y pomposo. Era insoportable”, recuerda Mark. Y detalla: “Detrás de bandas como My Bloody Valentine o nosotros subyacía la ética de que era la música la que transmitía el mensaje y no el ego de un tipo sobre el escenario. Para nosotros era maravilloso porque teníamos 18 o 19 años, sonábamos bien, pero nunca pensamos que iba a llegar tan lejos”.
—Bueno, por lo pronto hasta la Argentina. ¿Sabías de la escena shoegazing que hubo acá por ustedes, My Bloody Valentine o Lush? Algunos discos fueron Dynamo de Soda Stereo y Electronauta de Juana La Loca. ¿Tuviste oportunidad de escucharlos?
—Eh, no. No, realmente. ¡Pero me encantaría! Me parece lógico que el shoegazing llegue tan lejos porque se trata de un género que todavía hoy es influyente y se mantiene fresco y creativo. No suena a viejo.
—¿Tu búsqueda de honestidad musical tiene que ver con la frase de Henry Miller que citás en el librito del disco? [“Todo crecimiento es un salto a la oscuridad, un acto espontáneo sin el beneficio de la experiencia”]?
—Sí, totalmente. En la época que estaba grabando el disco un amigo me recomendó la trilogía [La Crucifixión Rosada: Sexus, Plexus, Nexus] y me fascinó. Henry Miller me parece un genio. Esa frase la puse porque realmente creo en eso de tomar riesgos: si no das pasos en la oscuridad, no progresás. Aun cuando muchas veces eso implique que te vaya mal.
* Mark Gardener acompaña a Rinôçérôse este sábado en La Morocha, Mar del Plata. A las 18. Y se presenta como solista este domingo en el Bauen Hotel de Buenos Aires. A las 22.
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