Jueves, 15 de febrero de 2007 | Hoy
EN “BLOOD: THE LAST VAMPIRE” BUSCAN GENTE “CON ASPECTO” YANKEE
El casting para el film decía: “Hombres con aspecto de soldado norteamericano; adolescentes ambos sexos de aspecto norteamericano”. Un cronista del NO se tomó el trabajo de ir a ver de qué se trataba... Y lo contrataron.
Por FACUNDO DI GENOVA
Está confirmado. Varias escenas de Blood: The Last Vampire, la primera versión para el cine de una historia de ciencia ficción que primero fue un manga (historieta japonesa) y luego un animé (dibujos animados), serán filmadas en Buenos Aires durante las próximas semanas y se suman a la avalancha de comerciales y largometrajes extranjeros que se realizan en el país desde que un dólar vale tres pesos. Además de locaciones, recursos y equipos, miembros de la coproducción chino-francesa encomendaron la búsqueda de por lo menos cuatrocientos extras criollos, que harán de soldados estadounidenses, estudiantes secundarios y alguno que otro y con mucha suerte integrará la organización supersecreta que sostiene a Saya, la protagonista de esta historia de sangre, vampiros y venganza que ocurre en la base norteamericana de Yokota, en Japón, hacia 1966.
El casting, realizado por Ileana Rippel para Historias Cinematográficas, la productora de Luis Puenzo que hará de conexión local, con la enigmática productora que por ahora permanece en el anonimato, comenzó el viernes y terminó el sábado pasado en el teatro Gargantúa, con un pedido muy específico: “Extras. Hombres con aspecto de soldado norteamericano y adolescentes ambos sexos con aspecto norteamericano”.
¿Por qué la Argentina? Estructura de costos, la calidad de los recursos humanos y equipamientos técnicos —la industria del cine pudo adquirir los más modernos equipos durante los ‘90— y en la diversidad de locaciones, pero sobre todo en la diversidad étnica “que hace que un argentino típico pueda parecerse a Marilyn Monroe o a Mao Tse Tung” (sic), como explican en el sitio de Historias Contemporáneas.
Unas trescientas personas se presentaron al casting. Y el NO anduvo dando vueltas por ahí para hablar con ellos.Al contrario de lo que uno podía prever, pues se buscaban personas con aspecto de soldados, no hubo una presencia que podía imaginarse como neonazi, ni tampoco personas lookeadas y emparentadas con ideologías autoritarias o fascistas.
En cambio, sí hubo —y muchos— patovicas, guardias de seguridad y gente que hace de la rutina del gimnasio un trabajo. Es lo que estaban buscando. El estereotipo de soldado estadounidense que pidieron chinos y franceses tiene más que ver con el soldado yankee superprofesional de La caída del halcón negro que con el lumpen soldado de Apocalipsis Now, por más que la ambientación y la época estén más cercanas a la guerra de Vietnam que a la fallida intentona estadounidense de 1993 en Somalia. Quizá pueda resultar extraño, pero tratándose de una película basada en un manga que más tarde fue un animé, no sorprende. La respuesta, como siempre, la tiene el director, cuya identidad también se mantiene en secreto y hasta hoy es un misterio. En la puerta del teatro Gargantúa —donde es local el actor Carlos Belloso— se especuló con que el director sería el chino Ronny Yu (La novia de Chucky), pero más tarde sonó fuerte el nombre de un francés que ya dirigió una película relacionada con la cultura oriental. Miembros de la conexión local prefieren mantener el misterio.
“El de los extras es un mundo aparte”, dice Rippel mientras saca sin parar fotos digitales a los candidatos. También como los presos estadounidenses, los aspirantes sostienen un cartelito con una serie de datos personales. “No sólo tiene que dar físicamente para el personaje. También tiene que estar apto para tolerar una jornada de rodaje que pocas veces dura menos de doce horas. Hay gente que puede ocasionar problemas durante la filmación.” ¿Por ejemplo? ¿Qué puede pasar? Hay un caso que no por reciente resulta paradigmático. Nadie se olvida de aquel extra que, mimetizado entre la multitud de una manifestación durante el rodaje de la serie Vientos de agua, se dedicaba a “tocar culos” a diestra y siniestra, mientras la cámara registraba los rostros desencajados de sus compañeras...
Por eso y puntualmente para el caso de Blood..., además de las fotos y los datos personales, a los candidatos se les hicieron algunas preguntas relacionadas con el trabajo que debían realizar durante la filmación.
—¿Estás dispuesta a usar bikini? —pregunta una asistente del casting a una chica de 18 años que se presentó (qué macana) con su novio.
—¿Para qué sería? —repregunta la muchacha.
—Hay una escena en que las chicas toman sol en una pileta.
—Sí, no hay problema.
—¿Y estás dispuesta a besar a alguien?
—... (la muchacha hace una pausa, mira al novio, el novio mira a la muchacha, tensa calma) No —responde.
—Bien, igual no es nada seguro.
Por usar bikini, las chicas que harán de hijas de militares estadounidenses que estudian en la base donde sus padres trabajan y adonde hay denuncias de extraños suicidios, que en realidad son asesinatos cometidos por los malditos vampiros, cobran un 50 por ciento más. Por besar, también.
¿Cuánto ganan? Un extra, según los precios estipulados por el sindicato de extras (Sutep), gana por jornada de 8 horas 62 pesos en la mano con los descuentos incluidos, más 15 pesos la hora extra nocturna, lo que puede dar una cifra cercana a los 100 pesos por día trabajado, más 10 pesos de viático, 18 pesos por prueba de vestuario y otros 18 pesos en el caso de los hombres que deban ser rapados para hacer de soldados. Todo suma.
—¿No tenés problemas para cortarte el pelo? —le preguntan a Leo, de 24 años, que está un poco dormido porque su mamá lo sacó de la cama para que se presente temprano al casting.
—Depende. Si es más de una jornada, no hay problema —dice mientras su amigo Nicolás (la misma edad, primer casting, instalador de aire acondicionado, musculoso, rapado, ojos claros) es fotografiado con ganas. “Este queda fija”, se escucha por ahí.
“Adolescentes para que hagan de extras tenemos muchísimos. Lo que nos está faltando son soldados”, avisa Ileana Rippel el segundo día, mientras el albañil Santos sigue martillando en la obra de al lado y llena de polvo la terraza del Gargantúa, y segundos antes de que aparezca un pelilargo y joven fotógrafo que se presenta como miembro de una importante revista del periodismo amarillo nacional.
—¿Y qué hacés acá? ¿Viniste a sacar fotos? —le preguntaron.
—No, estoy cubriendo el casamiento de Echarri, me quedó un tiempito libre y vine para ver si puedo hacer de soldado norteamericano.
—Pero, ¿y el pelo?
—No hay problema, encima que me lo cortan, me pagan.
Si bien no se conoce el guión adaptado de Blood..., se cree que la película tendrá algunas escenas subidas de tono, siempre que se base en el manga editado en 2001 y firmado por Benkyo Tamaoki, un artista hentai (subgénero de contenido fuertemente erótico, prohibido para menores de 18 años en Japón) que imaginó algunas escenas lésbicas entre Saya —cuyo personaje sería interpretado por la bonita modelo y actriz coreana de 28 años Jun Ji-hyum— y una amiga.
Jessica bien podría ser una buena compañera para Saya: estudia actuación en el Bellas Artes de Quilmes, tiene 19 años y el pelo rubio hasta la cintura, la piel rosada, las uñas negras y un piercing en la boca. Es fanática del animé y le gusta mucho la música heavy. “No sé si voy a tener suerte, pero por lo menos lo intento. En dos años voy a ser actriz, así que sigo aprendiendo”, le dice al NO antes de la prueba fotográfica.
Son muchos los personajes que se postulan como soldados, aunque sólo quedarán seleccionados una tercera parte, informa Rippel. A todos, sin embargo, se les toman sus datos y les sacan fotos. Muchos padres que acompañan a sus hijos terminaron quedando como extras. Tal el caso de Robert, un visitador médico escocés de 48 años radicado en la Argentina desde hace 20 años. Fuentes del casting dicen que Robert “da justo como general norteamericano”, y que será citado en breve.
Otro que entra de cajón es Gerardo. Ingeniero informático argentino y ex empleado de empresas multinacionales, es descendiente de italianos del norte y tiene un rostro que da perfecto para hacer de agente secreto. Se inició como extra en Nueve reinas y dice que este trabajo “no es nada extraordinario”, pero que le permite “hacer unos pocos mangos y salir de la rutina diaria”.
—¿Y no tenés problemas de principios para hacer de soldado yankee? —le pregunta el NO.
—Con el tiempo he desarrollado una especial antipatía por todo lo que tiene que ver con lo norteamericano, y en especial por lo bélico. Pero la verdad que no tengo problemas. Es sólo una película. Y yo soy sólo un ínfima partícula en el inmenso mundo del entretenimiento.
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